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Muertos que (quizá) no están tan muertos

Hasta esta temporada, parecía que se había puesto de moda que muchas series acabaran, sin piedad y sin previo aviso, con alguno de sus protagonistas. Lo saben los fans de Juego de Tronos y lo aprendieron de forma más inesperada los seguidores de The Good Wife o peor todavía, Cómo conocí a vuetra madre. Este año, el instinto asesino de algunos guionistas sigue intacto pero se ha sumado el ensañamiento o la modernización de ese recurso tan utilizado por culebrones en el pasado: la muerte de un personaje no tiene por qué ser definitiva.

Juego de Tronos (Canal+ Series), aunque basada en una saga literaria en la que las mayoría de los muertes ya estaban por escrito, arrancó ahondando en la maldición que afectan a la mayoría de personajes interpretados por Sean Bean. No estábamos acostumbrados a ver morir en solo ocho capítulos al que se suponía que era uno de los principales protagonistas. Lo que sucedió en las temporadas posteriores dejó claro que en Juego de Tronos nadie, absolutamente nadie, está a salvo y que los actores deben leer con bastante miedo los guiones por si deben empezar a buscar trabajo en otras series.

Lo que sucedió al final de la quinta temporada unió a los lectores de los libros y los espectadores de la serie. Sin novela nueva de Canción de hielo y fuego, los lectores se agarran a detalles que se cuentan en la novela y no en la serie para especular con que Jon Nieve no está muerto. En la serie las posibles pruebas tienen que ver el corte de pelo de Kit Harington y los rumores que llegan desde el set de rodaje. ¿La verdadera muerte ha sido la del factor sorpresa?

Lo que está haciendo The Walking Dead (Fox) no es nuevo. Es otra serie en la que sus protagonistas no pueden vivir tranquilos y no precisamente por los zombis que no hacen más que multiplicarse. En la polémica segunda temporada, la desaparición y búsqueda de Sofía fue el tema de debate y para muchos el gran problema de la entrega más criticada de la serie.

Ahora, el posible muerto no tan muerto es Glenn. Razones para la esperanza: es uno de los personajes más queridos, su historia en el comic es distinta y la escena de su 'supuesta' muerte parece tener truco. Mientras los responsables de la serie se deciden a desvelar el misterio, el nombre del actor ha desaparecido de los títulos de crédito y hay algunas pistas que hacen que los fans no pierdan la esperanza de volver a verlo.

La última en unirse al club ha sido The Leftovers (Canal+ Series). Una serie que pone a prueba el aguante emocional de sus seguidores semana a semana, que comenzó con la misteriosa desaparición del 2% de la población mundial y que en la recta final de su segunda temporada ha 'matado' a su protagonista.

Puede ser que Kevin no sea el personaje más valorado por los fans pero el cliffhanger con el que finalizó el capítulo 7 ha sido completamente inesperado. Con momentos que recuerdan a Perdidos, ambas comparten creador, una atmósfera demoledora y unos personajes cada vez más complejos, a The Leftovers le sobra calidad pero anda un poco corta en audiencia. Estos días por lo menos se ha asegurado ser uno de los grandes temas de la conversación seriéfila.

Hasta esta temporada, parecía que se había puesto de moda que muchas series acabaran, sin piedad y sin previo aviso, con alguno de sus protagonistas. Lo saben los fans de Juego de Tronos y lo aprendieron de forma más inesperada los seguidores de The Good Wife o peor todavía, Cómo conocí a vuetra madre. Este año, el instinto asesino de algunos guionistas sigue intacto pero se ha sumado el ensañamiento o la modernización de ese recurso tan utilizado por culebrones en el pasado: la muerte de un personaje no tiene por qué ser definitiva.

Juego de Tronos (Canal+ Series), aunque basada en una saga literaria en la que las mayoría de los muertes ya estaban por escrito, arrancó ahondando en la maldición que afectan a la mayoría de personajes interpretados por Sean Bean. No estábamos acostumbrados a ver morir en solo ocho capítulos al que se suponía que era uno de los principales protagonistas. Lo que sucedió en las temporadas posteriores dejó claro que en Juego de Tronos nadie, absolutamente nadie, está a salvo y que los actores deben leer con bastante miedo los guiones por si deben empezar a buscar trabajo en otras series.