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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las series lo contaron primero

La historia del sargento estadounidense Bowe Bergdahl ha dejado a más de uno con una extraña sensación de déjà vu. El militar de 29 años fue liberado hace unos días tras permanecer cinco años secuestrado por un grupo talibán en Afganistán. Desde el principio, la trayectoria personal de Bergdahl y las circunstancias que rodearon su captura despertaron dudas que han vuelto a reavivarse tras su liberación. Imposible no acordarse de Homeland y pensar que esta vez ha sido la realidad la que ha plagiado a la ficción, salvando las distancias.

No es el primer caso y seguro que no será el último en un momento en el que muchas series viven más que nunca pegadas a la actualidad, buscando inspiración o adelantándose a lo que los fans esperan de ellas. Una de las que mejor maneja el pulso informativo es The Good Wife, que además ha sabido convertirlo en ingrediente fundamental de su éxito. Arrancó muy fuerte con la presentación del matrimonio Florrick en el primer capítulo, que estaba inspirada directamente en el escándalo sexual del exgobernador de Nueva York Eliot Spitzer...

... y después la trama se adelantó a las noticias en el episodio centrado en el incidente sexual protagonizado por un Premio Nobel en un hotel de Nueva York, inspirado en Al Gore pero que se emitió unos meses antes del escándalo de Strauss-Kahn. También está aquel en el que Alicia luchaba contrarreloj y conseguía detener una ejecución por inyección letal por irregularidades en uno de los fármacos. En temporadas más recientes ha ido en paralelo a la actualidad con casos relacionados con el espionaje de NSA, Bitcoin, los algoritmos de búsqueda que utilizan páginas como Google (transformada en la serie en ChumHum), los drones que el Ejército estadounidense teledirige desde el desierto de Nevada o en cómo Twitter y otras redes sociales han revolucionado la forma de hacer las campañas electorales.

En política, más concretamente en la sección la Casa Blanca y sus alrededores, el oráculo sigue siendo El Ala Oeste, a pesar de que ya han pasado casi nueve años desde la emisión del último capítulo. Sus siete temporadas siguen siendo la mejor guía para entender en qué consiste un bloqueo en el Congreso, los caucus, el filibusterismo o las consecuencias de elevar el techo fiscal.

Sin embargo, el mayor logro adivinatorio de la serie de Sorkin fue anticiparse a la victoria de Obama. Es verdad que 24 (en Fox y en VOD en Movistar TV) fue más lejos presentando al primer presidente negro de Estados Unidos, pero los guionistas de El Ala Oeste demostraron tener mucho ojo al tomar como inspiración el discurso que pronunció un desconocido Barack Obama en la Convención Demócrata de 2004 para elaborar el programa político de Matthew Santos y luego adelantarse a lo que haría y diría años más tarde el actual presidente estadounidense. Con House of Cards casi ocurre lo contrario, porque la esperanza es que nada de lo que cuenta sobre los bajos fondos de la política termine haciéndose realidad.

En este pulso, hay series que incluso se quedan cortas. Antes de que Breaking BadBreaking Bad convirtiera a un profesor de instituto enfermo de cáncer en el mayor traficante de cristal entre Nuevo México y Michoacán (como cantaban Los Cuates de Sinaloa), ya existía un cocinero de metanfetamina en el estado de Alabama llamado Walter White. Como el personaje de Bryan Cranston, el Walter Eddy White llevó durante años una doble vida y amasó una gran fortuna cocinando una anfetamina de gran pureza. Vice le dedicó este reportaje.

La historia del sargento estadounidense Bowe Bergdahl ha dejado a más de uno con una extraña sensación de déjà vu. El militar de 29 años fue liberado hace unos días tras permanecer cinco años secuestrado por un grupo talibán en Afganistán. Desde el principio, la trayectoria personal de Bergdahl y las circunstancias que rodearon su captura despertaron dudas que han vuelto a reavivarse tras su liberación. Imposible no acordarse de Homeland y pensar que esta vez ha sido la realidad la que ha plagiado a la ficción, salvando las distancias.

No es el primer caso y seguro que no será el último en un momento en el que muchas series viven más que nunca pegadas a la actualidad, buscando inspiración o adelantándose a lo que los fans esperan de ellas. Una de las que mejor maneja el pulso informativo es The Good Wife, que además ha sabido convertirlo en ingrediente fundamental de su éxito. Arrancó muy fuerte con la presentación del matrimonio Florrick en el primer capítulo, que estaba inspirada directamente en el escándalo sexual del exgobernador de Nueva York Eliot Spitzer...