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‘Show me a hero’: David Simon ataca de nuevo

HBO siempre ha presumido de elegir calidad por encima de audiencia. Es una de las pocas cadenas estadounidenses, por no decir la única, que puede permitírselo. Precisamente en el documental Showrunners, Terence Winter, responsable de Boardwalk Empire, aseguraba que nunca se había planteado trabajar en otra cadena que no fuera de HBO porque en ninguna podría evitar las presiones que genera la necesidad de atraer anunciantes.

Por eso HBO ha podido hacer las series que ha estado haciendo durante los últimos 20 años y por eso pudo acuñar un eslogan como el de “no es televisión, es HBO”. David Simon, uno de los autores de cabecera y 'exclusivos' de la cadena estadounidense, aportó su granito de arena con otro lema de cosecha propia- “que se joda el espectador medio”, que ha sido siempre inseparable de su modo de entender y hacer ficción televisiva.

Estas condiciones especiales han ayudado a que las series de Simon, tan llenas de prestigio como cortas de audiencia en sus emisiones en directo, hayan conseguido completar su recorrido sin amenazas de cancelación y alcanzar el paso del tiempo el estatus de obras de culto. Las series de David Simon son un manifiesto de su forma de ver el mundo y una radiografía de los lugares en los que están situadas.

La última por ahora, tiene en marcha otros dos proyectos, es Show me a hero, una miniserie de seis capítulos que llega a Canal Plus Series en estreno simultáneo con EE UU (madrugada de los lunes y luego se puede volver a verse a las 22.35). Show me a hero también es el regreso antes de lo esperado del autor estadounidense. Tras el final de Treme, Simon llegó a asegurar que iba a tomar un descanso lejos de la ficción televisiva, pero no le ha durado demasiado.

Show me a hero, cuyo título está inspirado en una cita de Francis Scott Fitzgerald “muéstrame a un héroe y te escribiré una tragedia”, está basada en el ensayo escrito en 1998 por Lisa Belkinen, ex periodista de The New York Times, sobre las ciudad de Yonkers. El protagonista es Nick Wasicko (Oscar Isaac) un político demócrata que en 1987 se convirtió en el alcalde más joven de Estados Unidos al ganar las elecciones de esta localidad pegada a Nueva York. Poco después de llegar al cargo, una sentencia federal le obligó a dar luz verde a la construcción de viviendas de protección social en barrios de aplastante mayoría blanca para acabar con la segregación racial en la ciudad.

El racismo fue uno de los temas que intentó evitar durante su campaña electoral pero la ejecución de la sentencia le enfrentó con la realidad de Yonkers (en esa época tenía un 80% de población blanca) y trasladado a la actualidad conecta a Show me a hero con la realidad actual de muchas ciudades de EE UU. Algo que también es una de las constantes en la obra de Simon, que fue periodista antes de autor de culto televisivo.

Con Show me a hero es inevitable acordarse de The Wire en general, un retrato de la ciudad de Baltimore convertida en manual para entender a la ciudad estadounidense aunque le pese a David Simon, y de la trama de Tommy Carcetti en particular. Un joven y ambicioso concejal, inspirado en varios políticos reales de la ciudad, que comenzó con buenas intenciones, si lo comparamos con sus predecesores, y terminó aprendiendo a manejarse con soltura en la podredumbre moral de la ciudad.

Antes de The Wire, Baltimore ya fue la referencia de David Simon en su salto a la ficción televisiva desde el periodismo. El germen de su obra más aclamada, dejando a un lado que The Wire es una de las grandes olvidadas en la historia de los Emmy, ya estaba en Homicidio y The Corner. La primera es una serie en la David Simon participó escribiendo algunos guiones y no como showrunner, que adapta su libro Homicide: Life on the street sobre el trabajo de los detectives de homicidios de Baltimore.

The Corner fue su primer trabajo como showrunner en televisión y adapta otro de sus libros. Es una miniserie que se puede ver casi como una precuela de The Wire, protagonizada por una familia que se convierte en el retrato más descarnado de la degradación de los barrios pobres de Baltimore por culpa de la droga.

Después de The Wire, Simon se alejó de Baltimore pero se inspiró en otros hechos reales para alumbrar Generation Kill. En este caso, la fuente fue el libro que escribió Evan Wright, periodista de Rolling Stone, sobre su experiencia como empotrado en el Ejército de EE UU durante la invasión de Irak en 2003. Generation Kill está compuesta por ocho capítulos que retratan el derrumbe emocional de unos soldados, integrantes del primer destacamento de marines que entró en Irak, que no estaban preparados ni tenían la suficiente madurez para lidiar con lo que se encontraron fuera de su base-burbuja en Kuwait.

Para su siguiente serie, y la última antes de Show me a hero, David Simon se llevó a su terrero la historia de Nueva Orleáns tras el huracán Katrina. Treme es el relato de la tragedia de una ciudad y una meca cultural abandonada por su Gobierno tras el paso del huracán pero también la lucha por la supervivencia de unos habitantes que nunca se resignaron a rendirse. Una historia río en la que la música, la gastronomía y el legado cultural de la ciudad son el motor de una historia que quiso reivindicar que el desastre del Katrina fue mucho más que un balance impersonal de víctimas y daños materiales.

HBO siempre ha presumido de elegir calidad por encima de audiencia. Es una de las pocas cadenas estadounidenses, por no decir la única, que puede permitírselo. Precisamente en el documental Showrunners, Terence Winter, responsable de Boardwalk Empire, aseguraba que nunca se había planteado trabajar en otra cadena que no fuera de HBO porque en ninguna podría evitar las presiones que genera la necesidad de atraer anunciantes.

Por eso HBO ha podido hacer las series que ha estado haciendo durante los últimos 20 años y por eso pudo acuñar un eslogan como el de “no es televisión, es HBO”. David Simon, uno de los autores de cabecera y 'exclusivos' de la cadena estadounidense, aportó su granito de arena con otro lema de cosecha propia- “que se joda el espectador medio”, que ha sido siempre inseparable de su modo de entender y hacer ficción televisiva.