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'Transparent': libertad para contar todo lo que quiera

Cuando Transparent irrumpió en el panorama seriéfilo se presentaba como el viaje de Mort hacia su verdadera identidad. Maura era su verdadero yo, el que había mantenido latente desde hace años y el que ahora pedía paso y reconocimiento, primero por parte del propio protagonista de la serie y después por parte de su entorno. Pero el título de la serie guardaba un doble sentido y junto a la historia de Maura también estaba la de su propia familia, casi tan perdida como ella y con los mismos miedos ante sus propias inseguridades.

Cuatro temporadas después, Maura se sigue descubriendo a sí misma, superando dudas y dificultades y afrontando otras nuevas. Todo esto rodeada de sus tres hijos, su exmujer y unas nuevas amistades que han ampliado el foco de la serie más allá de la propia Maura.

Transparent se ha transformado en un retrato sobre la sociedad actual en general y una parte de la estadounidense en particular que, en estos días, tanto en la realidad como en la ficción, asiste preocupada y afectada por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

No podía de ser de otra forma en una historia firmada por Jill Soloway. La autora estadounidense ha subido enteros a velocidad de vértigo en la lista de los creadores más influyentes. De formar parte del equipo responsable de series como A dos metros bajo tierra o Buscarse la vida en América a compaginar en solitario I Love Dick, estrenada hace unos meses, y Transparent que acaba de estrenar su cuarta temporada (disponible ya en Movistar+) teniendo ya asegurada una quinta en 2018.

Este año, los Pfefferman bucean entre sus raíces familiares mientras en el presente la mayoría tiene la sensación de que ha vuelto a la casilla de salida. Maura sigue encontrando barreras en su intento de vivir su vida en plenitud después de años plegándose a su entorno. Josh, tan perdido como en el minuto uno de la serie, acoge en su casa a su madre. Como era de esperar, no tardará mucho en empezar a arrepentirse ante el torrente de emociones que despliega Shelly para sentirse aceptada y todavía importante en las vidas de sus hijos. Sarah ha vuelto con su marido y se vuelca en sus hijos para seguir huyendo de la sensación esa de autoengaño frente a sus verdaderos sentimientos. Ali sigue buscando nuevos referentes en una continua huida hacia adelante, que como siempre es hacia ninguna parte porque se cansa antes de completar nada.

En esta temporada, su necesidad imperiosa por experimentar cosas nuevas le hará acompañar a Maura a Israel en busca de esa historia familiar que la serie nos ha estado sirviendo a los espectadores en pequeñas dosis: conocer a los Pfefferman del pasado para intentar comprender los vaivenes emocionales de los Pfefferman del presente.

Y eso es precisamente lo que ha hecho que Transparent se haya ganado el privilegio de no estar respondiendo preguntas para ir construyendo un final. También que, aunque los Emmy la encuadren en comedia, después de cuatro años sea imposible escoger un género donde catalogarla. No lo necesita: sus seguidores solo queremos que los Pfefferman sigan teniendo muchos capítulos por delante.

Cuando Transparent irrumpió en el panorama seriéfilo se presentaba como el viaje de Mort hacia su verdadera identidad. Maura era su verdadero yo, el que había mantenido latente desde hace años y el que ahora pedía paso y reconocimiento, primero por parte del propio protagonista de la serie y después por parte de su entorno. Pero el título de la serie guardaba un doble sentido y junto a la historia de Maura también estaba la de su propia familia, casi tan perdida como ella y con los mismos miedos ante sus propias inseguridades.

Cuatro temporadas después, Maura se sigue descubriendo a sí misma, superando dudas y dificultades y afrontando otras nuevas. Todo esto rodeada de sus tres hijos, su exmujer y unas nuevas amistades que han ampliado el foco de la serie más allá de la propia Maura.