La coreógrafa María Jerez en el Pabellón de España y el cabaretero folk y agitador con pluma Rodrigo Cuevas en el Teatro ABC de Praga son las cabezas de cartel de la participación de España en la Cuatrienal de Praga, la cita internacional más importante de la escenografía teatral.
En palabras de su comisaria, Maral Kekejian, la propuesta “intenta expandir el concepto de espacio escénico apoyándose en las fiestas, tradiciones y folclor de nuestro territorio, y en los dispositivos escénicos de celebración que generan”. Un programa que supone una verdadera ruptura con el ámbito escenográfico que, aunque ha sido motor de experimentación a lo largo de la historia, es tratado habitualmente más desde el ámbito técnico y con una mirada netamente arquitectónica.
La presentación, que ha tenido lugar este martes en el Teatro María Guerrero de Madrid, sede del Centro Dramático Nacional, estuvo respaldada por todas las instituciones públicas que colaboran para la participación de España en una gran cita que comenzó a celebrarse en 1967 y que este año, entre el 8 al 18 de junio, cuenta con la participación de más de cien países y regiones del mundo.
Joan Francesc Marco, director general del Instituto de Artes Escénicas, se encargó de abrir el acto, subrayando “la estrecha colaboración entre las instituciones públicas que han hecho posible un programa tan ambicioso” y también que “por primera vez al frente del comisariado hay una mujer, algo que hay que recalcar para que cunda el ejemplo”.
La participación española, con un presupuesto de 290.000 euros, está sustentada por el propio INAEM, Acción Cultural, la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo, el Instituto Cervantes que ejerce como anfitrión en Praga y la Real Escuela Superior de Artes Dramático (RESAD) que coordina la participación estudiantil de las escuelas españolas, una sección que está comisariada por la profesora Felisa de Blas. La última pata de este gran evento es el Festival de Almagro que recogerá parte de las exposiciones e instalaciones y que estuvo representada en el acto por su nueva directora, Irene Pardo.
Si en años anteriores el pabellón español estuvo representado por escenógrafos de la trayectoria de Alejandro Andújar (2019) o José Luis Raymond (2015), este año será una de las representantes de la vanguardia escénica madrileña, la creadora María Jerez, la encargada de expandir el concepto de lo escenográfico. Un objetivo para el que Marial Kekejian ha decidido trabajar sobre el concepto de “lo raro”, un concepto utilizado de manera amplia y que el presidente de la AECI, José Andrés Torres Mora, quiso emparentar con lo diverso, con aquello que nos distingue y enriquece. “Lo raro espero que acaben siendo aquellos no capaces de incorporar la diversidad, espero que raros por escasos”, manifestó.
Grito a la montaña
El comisariado de Kekejian se ha centrado en este baile cántabro en el que una mujer aupada en lo alto en lanzas guerreras grita “¡Viva la montaña!”, un grito hoy que reivindica lo diverso y la riqueza de unas maneras de vivir que van desapareciendo en una sociedad cada vez más urbana y uniforme. “Este baile ha sido el germen inspirador del Pabellón de España. De ahí surgió una posterior investigación de como lo folclórico es escénico, escenográfico y puede crear espacios de encuentro y actuación, como los castellets donde son los cuerpos los que configuran una arquitectura efímera, como la fiesta del Corpus en el pueblo Hinojos donde todo el pueblo engalana calles y edificios, o como la danza de los zancos en Angiano (La Rioja), donde ocho jóvenes bajan las escarpadas calles del pueblo y se puede ver también la incidencia de la orografía en lo escénico”, explica Kekejian.
“Lo raro es el momento de excepción, de celebración, de engalanaje, que convierte el espacio en un espacio escénico. Lo raro no es lo diferente al otro, sino la alteración en el tiempo, la excepción, la ruptura de la norma o lo cotidiano. Una rareza compartida y repetida que crea espacios de encuentro y comunidad donde surge la actuación”, asegura esta gestora cultural que a través de este sincretismo quiere generar espacios de extrañeza donde lo objetual, lo espacial, el lenguaje y el cuerpo desdibujen sus límites y significados.
Así, el Pabellón de España, por primera vez en la historia de esta feria, será un espacio intervenido por artistas y performers. Un pabellón “que cada día se construirá y mutará. Habrá tres artistas performers que cada día irán armando y construyendo la montaña”, destaca Kekejian refiriéndose al artista y performer Javi Cruz, a la encargada del vestuario Raquel Buj, a la coreógrafa y performer Lara Brown y a la creadora María Jerez. Esta última, encargada de la dramaturgia, ha escogido su pieza Yabba, estrenada en el año 2017 en el festival Veranos de la Villa, del que Kekejian fue directora artística, para “crear una instalación mutante que cuando parece que puedes nombrar, cambia”. “Es una pieza coreográfica de 120 metros cuadrados compuesta por cinco cuerpos que están debajo de una telas”, explica Jerez. “Se trata de trabajar lo inquietante, como esas telas inertes pueden tener vida, movimiento. Es una escenografía que es una coreografía, o una coreografía que es un espacio”, remata.
También, dentro de la exposición de espacios escénicos de la feria, España presentará A pedra de abalar, un tríptico audiovisual, una instalación con planos y videos sobre esta gran piedra oscilante sita en la localidad gallega de Muxía en la que todos los años, desde hace siglos, se congrega el pueblo. El lugar ya era un santuario lítico y mágico para los celtas. Hoy se sigue celebrando una romería al santuario de Nosa Señora da Barca. “Se trata de poder mostrar como aquel paraje se convierte en un verdadero espacio escenográfico donde tiene lugar el encuentro de lo común”, afirma Kekejian quien ha ideado la exposición junto a María Buey González.
De Don Hilarión a la Zarzuela queer
Además, en el Instituto Cervantes de la capital checa se inaugurará, el mismo día 8 de junio, La Verbena de la Paloma: culto, rito y zarzuela, una exposición donde se pondrán de manifiesto las concomitancias y ricas contaminaciones entre la procesión de la Virgen de la Paloma, las fiestas del barrio madrileño y la Zarzuela creada por Tomás Bretón y Ricardo de la Vega en el año 1894. “Hemos recogido mucho material para mostrar cómo ha ido evolucionando esa relación entre fiesta, culto y zarzuela. Entre ellos destacan, por ejemplo, el archivo fotográfico de Martín Santos Yubero, que cubrió esos tres aspectos desde 1931 hasta 1983, la representación que hizo José Tamayo en una corrala de Madrid en los años cincuenta o incluso el origen bohemio del chotis”, indica Fernando Carmena, comisario de la exposición para la que la artista Cristina Daura ha creado un bonito y colorido cartel lleno de simbologías de este mito lírico.
Además de presentaciones de libros y revistas, como el último número de la revista Revista Dramática del CDN dedicada al espacio escénico, de encuentros con artistas como Elisa Sanz, Montse Amenós o Marta Pazos; el día de España, el día 14 de junio, se presentará Barbián Zarzuela, el cabaret, del agitador folklórico —así se define él mismo— Rodrigo Cuevas. Una mirada a la zarzuela con la misma libertad con la que los compositores como Chueca, Guerrero o Chapí supieron acercarse al folclore integrando en sus obras jotas, chotis o cuplés. Un espectáculo creado por Cuevas y dirigido por Fernando Carmena que es una actualización urbana y rupturista de la zarzuela tradicional. El asturiano Rodrigo Cuevas, que ha colaborado con Baiuca, Raül Refree o Rozalén, mezcla música electrónica, sorna, sensualidad, travestismo, pluma y crítica social en un espectáculo cuyo título recoge la expresión del caló “barbán”, una expresión que describe a una persona desenvuelta, gallarda, atrevida. Un cierre adecuado para la participación española en la Cuatrienal de Praga que este año ha decidido arriesgar y mirar al futuro.