Tres mapas de carretera para volver a Twin Peaks
“La gente se piensa que las películas de David Lynch son raras, pero no es verdad”, decía gravemente un amigo que volvió de hacer intercambio en un instituto de Austin, Texas. “Pero son realismo puro. América es así”. Los que no fuimos de intercambio a Texas ni a Sacramento no estábamos preparados. Y los adultos, tampoco.
Lo más retorcido que habían visto nuestros padres eran Dallas, Santa Bárbara y aquella serie australiana en la que una fea heredera es arrojada a los cocodrilos por su marido y su mejor amiga para ser salvada por un cirujano plástico que la convierte en supermodelo y la catapulta a una venganza sin fin. Lo más significativo que habíamos vivido los jóvenes eran Diana de V y la muerte de Chanquete. Ninguno estábamos preparados.
Hoy se da el fenómeno exactamente opuesto: recibimos a Twin Peaks después de haberlo visto todo. Los tres libros que recomendamos serán para recuperar la inocencia.
Varios autores (errata naturae)
“Twin Peaks fue un ejercicio de mesmerización colectiva que convirtió la ficción televisiva en una cosmovisión”, dice Enric Ros en Los bosques del mal. Visiones del Numen en Twin Peaks. Además de firmar, Ros es el comisario de Regreso a Twin Peaks, colección de ensayos recién salida del horno de errata naturae. La selección incluye un fragmento de la entrevista que Chris Rodley le hizo al propio Lynch, un texto de David Chase sobre Los sueños del Agente Cooper y de Tony Soprano y otro de nuestro Nacho Vigalondo, que usa “un montaje alternativo del episodio piloto destinado al público europeo” como vehículo para deconstruir la serie y buscar las claves de su fascinación.
Pero, sobre todo, está el exquisito Michel Chion, autor del estudio definitivo sobre el realizador de Montana, que separa a los personajes de Lynchtown en tres variedades distintas en una anatomía tan formal y discreta que acaba resultando tan mesmerizante como la propia serie.
La Historia Secreta De Twin Peaks
Mark Frost (Planeta)
Porque David Lynch no escribió la serie solo. Mark Frost venía de hacer Canción triste de Hill Street y repitió con Lynch en On the Air, que solo duró siete episodios, antes de embarcarse en la difícil tarea de resucitar la serie más mitificada de los años 90. Este libro fue escrito después de terminar los guiones de la nueva serie y antes de empezar la producción y tiene perfecto sentido como biblia de personajes, lugares y pasados compartidos, con sus retorcidas conspiraciones y mitologías.
En “realidad” es el archivo de una investigación forense, un dossier con documentos, fotografías, notas, transcripciones y testimonios recopilado por la agente especial Tamara Preston. Y atención, porque contiene pequeños puzles para el mitómano. No pinchen en este enlace si prefieren descubrirlos después.
El Diario secreto de Laura Palmer
Jennifer Lynch
Palmer muere justo antes de escribir en su diario el nombre de su amante secreto. Pero le da tiempo a escribir muchas cosas que nos fundieron la poca inocencia que nos quedaba con un relato que era pruro golferío juvenil. Sexo entre chicas, check. Ríos de cocaína, check. ¿Visitas al burdel local por compulsión/posesióninfernal/aburrimiento?Check, check y recheck.
Pero el rizo final del desenfreno estaba dentro y fuera del libro. Porque su amante secreto era BOB y BOB es el padre de Laura; su padre y su amante como en Chinatown. Pero es que la autora de los diarios fue la pequeña Jennifer, la hija de David Lynch. Y ahí lo dejo.
“La gente se piensa que las películas de David Lynch son raras, pero no es verdad”, decía gravemente un amigo que volvió de hacer intercambio en un instituto de Austin, Texas. “Pero son realismo puro. América es así”. Los que no fuimos de intercambio a Texas ni a Sacramento no estábamos preparados. Y los adultos, tampoco.
Lo más retorcido que habían visto nuestros padres eran Dallas, Santa Bárbara y aquella serie australiana en la que una fea heredera es arrojada a los cocodrilos por su marido y su mejor amiga para ser salvada por un cirujano plástico que la convierte en supermodelo y la catapulta a una venganza sin fin. Lo más significativo que habíamos vivido los jóvenes eran Diana de V y la muerte de Chanquete. Ninguno estábamos preparados.