El actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y exdirector del Museo del Prado, Miguel Zugaza, ha manifestado hoy en Bilbao que nunca ha “visto” una expansión de la histórica pinacoteca española ni dentro ni fuera de España, como las que ha llevado a cabo el parisino Museo del Louvre.
Zugaza se ha pronunciado de esta manera en el transcurso del coloquio que ha seguido a la conferencia que ha impartido sobre “Qué es ser director de un gran museo de arte”, en el que se ha abordado la rentabilidad de la expansión de los museos históricos públicos en terceros países.
Ha recordado que el Louvre, además de abrir una nueva sede en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, ha abierto otra en Lens (norte de Francia) y, en este sentido, ha apuntado que “nunca he visto” una expansión del Museo del Prado ni dentro ni fuera de España.
“Lo que sí veía muy saludable -ha agregado-, es que el Prado colaborara con los museos públicos de las diferentes ciudades españolas a través de préstamos, depósitos o exposiciones itinerantes, pero no teniendo que abrir una nueva sede”, ha agregado.
“Yo creo que operaciones de este estilo dependen mucho del tipo de institución de que se trate”, ha considerado.
Zugaza ha opinado también que una expansión exterior de un museo “no puede hacerse por financiarse”.
“Yo creo que es un error y que es pan para hoy y hambre para mañana”, ha sentenciado, y ha señalado desconocer la “rentabilidad que tendrá finalmente para el Louvre la aportación económica que hayan podido obtener de abrir esa sede en Abu Dabi”.
El exdirector del Prado ha defendido también la prohibición que estableció del uso de las cámaras de los teléfonos móviles en las salas de la histórica pinacoteca española y ha lamentado que “no se esté sabiendo utilizar bien” las nuevas tecnologías.
Ha explicado que prohibieron sacar fotos con los móviles porque las nuevas cámaras que incorporan “provocaban un estrés enorme en los vigilantes con el disparo de los flashes, e incomodaban la visita del resto del público”.
“Esto nos acarreó acusaciones de trasnochados y conservadores”, ha recordado.
“Y luego surgió el palo del selfie y, con el surgieron los problemas porque, de repente había entrado un 'arma violenta' en los museos -ha ironizado-, cuando lo más violento es ver el cuadro a través de la tecnología, del teléfono móvil en vez de disfrutar de la contemplación directa de la obra”.
Ha reconocido con pesar, no obstante, que “llegará un día en que se abrirán las fronteras del Prado y entrará toda esta contaminación, pero espero que sea ya cuando sepamos utilizar un poco mejor todas estas tecnologías”.
También ha lamentado que la mayor parte del público de los museos históricos, como el Louvre, llegados muchas veces de países muy lejanos, como Japón, “va itinerando por sus salas hasta la Gioconda y, muchas veces, ni para verla, sino para sacarse un selfie”, lo que ha considerado “el fracaso del éxito” de los museos.