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València, desbordada por el 'monstruo' de las toallitas: pide 6 millones a Europa para desatascar su colector más importante

Operarios municipales desatascan el colector norte de toallitas

Carlos Navarro Castelló

“Estamos ante un problema casi de emergencia que desgraciadamente está cada vez más generalizado y tiene que ver con la creciente utilización de nuevos productos higiénicos que son no solo las toallitas higiénicas, sino también los bastones o cualquier otro objeto que se tira al váter cuando no corresponde, porque debería ir a la papelera”.

Así se pronunció recientemente el concejal del Ciclo Integral del Agua, Vicent Sarrià, sobre la problemática de estos residuos que han generado un auténtico tapón en el colector norte de la ciudad a pesar de las diversas campañas de sensibilización que ha llevado a cabo el Ayuntamiento para evitar que los ciudadanos arrojen al inodoro las toallitas.

Según han informado fuentes del Ciclo Integral, el Ayuntamiento pedirá 12 millones de euros en créditos para desatascar el alcantarillado, el 50% de ellos al Banco Europeo de Inversiones. El consistorio puede acceder a esta financiación europea gracias a que ha salido del plan de ajuste. De hecho, ya lo ha hecho para la compra de 200 autobuses de la EMT.

Las mismas fuentes han explicado que desde 2017 que se iniciaron los trabajos para desatascar el colector, el Ayuntamiento ha invertido ocho millones de euros y los operarios han retirado 5.000 toneladas de este residuo a lo largo de más de un kilómetro del colector.

Los trabajos de limpieza y reparación en el citado colector son continuos “y seguramente queda trabajo para un año y medio más para completar su limpieza y la realización de las obras complementarias que eviten que en el futuro se siga produciendo el problema”. Actualmente, los trabajos se centran en el tramo que va de la Ciudad de las Ciencias a Pinedo.

Por todo ello, según Sarrià, “es imprescindible que la ciudadanía tome conciencia de que este es un problema que viene para quedarse y que todos hemos de tomar conciencia en nuestra casa, donde nadie nos puede vigilar aunque la ordenanza municipal prohíba este tipo de vertidos al inodoro”.

Para Sarrià, “mucha gente piensa que tirar las toallitas al retrete es un gesto inocente, también, por el etiquetado confuso de estos productos. Algunos son más degradables pero la mayoría tienen filamentos de plástico y una durabilidad muy larga en toda la red de saneamiento que está provocando daños en las estaciones de bombeo intermedias”.

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