En el partido que cerraba la jornada 26 de la Liga Santander, el Sevilla retrocedió en la batalla que está librando por el título tras empatar 1-1 ante el Alavés en Mendizorroza. Ningún equipo fue capaz de llevarse los tres puntos, pero si de confirmar algo que todo el mundo sabía: a los andaluces les costará aguantar la presión de los grandes en su sueño liguero y el conjunto vitoriano muestra una preocupante debilidad en su feudo que le está lastrando.
La cuestión es que el Sevilla llegó a la capital vitoriana con la obligación de sumar los tres puntos para seguir enganchado en la cabeza del liderato y no consiguió su propósito. Su juego, rácano estuvo a punto de costarle un buen disgusto. Presionado por los triunfos del Barcelona y Real Madrid, el conjunto de Sampaoli saltó al terreno con la idea clara que para seguir en la lucha a estas alturas de campeonato no queda más remedio que ganar sea cual sea el rival.
El problema fue que delante tuvo un Alavés muy escocido de su última derrota en Granada y que sabe que cuando no ofrece su mejor versión en casa ante los equipos grandes sufre duros reveses. Le pasó frente al Real Madrid y Barcelona, y ante el Sevilla no se dejó atropellar con la misma virulencia y logró tener la eficacia que en otras ocasiones no había tenido. Incluso consiguió que los andaluces acabasen pidiendo la hora al árbitro.
El objetivo del Sevilla se plasmó a los 23 minutos del partido. Ben Yedder aprovechó un despiste de la defensa vitoriana para inclinar la balanza. Pero no fue suficiente: la respuesta del Alavés a falta de 16 minutos para la finalización, con gol de Katai puso las tablas en el marcador. Después, asedio a la portería de Rico, que salvó a su equipo de una derrota que le hubiese alejado más del liderato, aunque los 4 puntos que le separan del líder todavía le sirve para continuar en los puestos altos de la tabla y optando al título de campeón.