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El Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol insta a erradicar esta lacra

La homofobia en el fútbol español todavía no ha sido erradicada. El hecho de que España sea considerado uno de los países del mundo en que la homosexualidad goza de una mayor aceptación social, según reveló ya en 2013 un estudio del 'think tank' estadounidense Pew Research Center, contrasta con su invisibilización en el fútbol, un deporte en el que manifestar públicamente una tendencia sexual diferente a la heterosexual es considerado tabú.

El Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol, que este domingo se celebra, recuerda todo lo que queda por luchar para que imágenes, situaciones e insultos homófobos en el mundo del balompié desaparezcan para siempre. Como esa fotografía sonora grabada a fuego que cualquiera que haya acudido a un estadio de fútbol todavía escucha: “Maricón”.

El problema es que mientras que las campañas contra el racismo han sido múltiples desde las instituciones y los clubes para reivindicar los valores de respeto y tolerancia del deporte, éstos no se han extendido a un colectivo que sigue sufriendo discriminación. Hasta el punto de que ningún futbolista español en activo ha declarado abiertamente ser homosexual.

Contra los valores del deporte

Cada cierto tiempo a algún futbolista de la Liga española le toca ser víctima de estos insultos homófobos. Un ejemplo flagrante últimamente es el de Cristiano Ronaldo. Durante el derbi madrileño disputado en el Vicente Calderón el pasado mes de noviembre, el portugués tuvo varios roces con el colchonero Koke. Ya en el vestuario, Ronaldo contó a sus compañeros que el jugador rojiblanco le había llamado “maricón”. Unos días después, durante la visita del PSV Eindhoven al estadio rojiblanco, una parte del estadio con los niveles de testosterona todavía altos coreó “sal del armario, Cristiano sal del armario”.

Es posible que estos insultos no siempre se realicen con intenciones homófobas, sino que simplemente sean una manera tan absurda como peligrosa de competir. Pero a nadie se le escapa que el fútbol tiene una repercusión social enorme y los futbolistas son imitados por niñas y niños de todo el planeta. Y si estos insultos son repetitivos, son los jugadores, los ídolos, quienes deben dar ejemplo de buena actitud.

Víctima por su condición

Un caso paradigmático de ello es el que afecta a Jesús Tomillero, el primer árbitro español que ha decidido dar el paso de reconocer públicamente que es gay. El colegiado ha denunciado en varias ocasiones insultos homófobos muy graves durante los partidos. No solo eso, también fue víctima de las pedradas de unos futbolistas de entre 14 y 15 años. El utillero del equipo de estos chavales se refirió a Tomillero minutos antes en los siguientes términos: “Eres un comepollas y te gusta que te partan el culo, maricón. Te espero fuera”.

Entretanto, el afectado denunció que la Federación Andaluza de Fútbol le amenazó con sancionarle si seguía difundiendo su caso en las redes sociales y los medios de comunicación. Abatido por los insultos y las amenazas, el colegiado andaluz renunció a seguir arbitrando. Tras reconsiderar su decisión, decidió crear 'RojaDirecta Andalucía-LGTBI', la primera asociación que lucha contra la homofobia en el deporte andaluz. “Tengo que seguir si quiero luchar para que paren estas cosas”, anunció. Tomillero, que necesitó protección policial debido a las amenazas de muerte que recibía, ha explicado a eldiario.es que no ya no recibe protección policial “pero me siguen llegando amenazas de muerte a día de hoy y la justicia no hace nada”.

La Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte es muy clara al respecto y en sus artículos 2.1 c) y 2.2 d) recoge la prohibición tanto a la incitación a la violencia en los recintos deportivos como a “la entonación de cánticos o la exhibición de mensajes con contenido vejatorio o intimidatorio hacia cualquier persona por razones de origen racial, étnico u orientación sexual”, así como aquellos que “atenten gravemente contra los derechos, libertades y valores proclamados en la Constitución”. Aun así, árbitros y jugadores reciben habitualmente el escarnio de las gradas sin que la Comisión Antiviolencia actúe de forma ejemplar. Diferentes organizaciones en defensa de los colectivos LGTBI han pedido una modificación de la ley para incluir de forma específica la homofobia como un delito de discriminación.

Falta de apoyo institucional

En el fútbol español no existe un movimiento que lidere la lucha contra la homofobia. De hecho, se ha mantenido al margen de la nueva campaña contra esta discriminación. El deporte español, a través del acuerdo del Consejo Superior de Deportes con el Observatorio contra la LGTBfobia, se ha asociado por primera vez con la Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (Colegas), con el objetivo de apoyar su visibilización y acabar con esta lacra.

Francisco Ramírez, presidente de Colegas, ha explicado a eldiario.es que no obtuvo respuesta por parte de la Federación Española de Fútbol, del Real Madrid ni del Barcelona para sumarse a esta campaña y subrayó la “vergonzosa y lamentable respuesta del Real Madrid, que afirmó que éste es un asunto ajeno al deporte”. Fuentes de la Federación Española han explicado a este diario que desconocen el asunto relativo a esta iniciativa, mientras que el Real Madrid confirmó las palabras de Ramírez, en cuanto a que “debido a motivos de política interna, no nos involucramos en gestiones ajenas al deporte”.

El colectivo que preside Ramírez insiste en que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) debe trabajar en una guía de buenas prácticas para fomentar la diversidad en los clubes, adoptando el modelo de la Premier League y la Bundesliga, las ligas inglesa y alemana, respectivamente. En España las iniciativas de este tipo se suelen llevar de forma individual, y más por parte de clubes más pequeños, como es el caso del Rayo Vallecano, el Guadalajara, el Racing de Santander o el Leganés, que no por parte de los grandes clubes de la Primera División.

Fashanu, símbolo de la lucha

La lucha contra la homofobia en el fútbol tiene su origen en la historia de Justin Fashanu. Este futbolista se convirtió en el primer jugador profesional que se declaró públicamente como homosexual. Ocurrió en 1990, cuando defendía los colores del Leyton Orient londinense. En 1998, y después de haber sufrido un auténtico calvario, acusado por un joven de 17 años por supuesta agresión sexual, se suicidó. La investigación concluyó que no había orden de detención para Fashanu y la policía abandonó el caso por falta de pruebas.

Fashanu dejó una nota antes de ahorcarse, en la que explicaba que la denuncia, las falsas informaciones y la necesidad de dejar de sufrir fueron los factores que motivaron su decisión. No así su condición como primer futbolista que se declaró homosexual. En su memoria se instauró el 19 de febrero, fecha del nacimiento del jugador, el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol.