2.170 personas han muerto en el mar en su intento de migrar a España en 2020, según Caminando Fronteras

Gabriela Sánchez

29 de diciembre de 2020 12:48 h

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Al menos 2.170 personas han muerto en 2020 en su intento de migrar a España por la vía marítima, un 143% más que en el mismo periodo del año anterior, según el recuento realizado por Caminando Fronteras, a través de su sistema de alertas de vidas en peligro en el mar y el contacto directo con familiares de los desaparecidos. La ruta migratoria canaria, la más peligrosa y la más transitada, ha dejado la mayoría de víctimas, 1.851. Del total de fallecidos, los servicios de rescate solo han recuperado 88 cadáveres. Un 95,9% de los cuerpos sin vida continúan en el mar. Sus datos apuntan a que el 2020 ha sido el año “más trágico” en nuestras fronteras.

Son las terribles cifras proporcionadas por Caminando Fronteras que, ante la falta de cifras oficiales de fallecidos en la frontera sur, realiza un monitoreo durante los 365 días del año mediante una red de comunidades migrantes, servicios de rescate, redes de familiares y defensores de Derechos Humanos que recoge y contrasta información en terreno. “Se trata de los peores datos desde que comenzamos nuestro monitoreo y somos conscientes de que las víctimas pueden ser muchas más”, ha lamentado Helena Maleno, fundadora del colectivo.

Aunque el grueso de las llegadas y los fallecimientos se concentra en la ruta canaria, en el resto de caminos irregulares hacia España también se han producido naufragios con víctimas mortales. En el trayecto que parte de Argelia hacia Murcia o Baleares han muerto 231 migrantes. En la ruta de Alborán, 62; mientras que en el Estrecho, un punto más corto y más controlado, han perdido la vida 26 personas, según el colectivo. En este sentido, advierten de que tres de cada diez personas que cruza la ruta atlántica muere. En total, la ONG ha documentado 88 naufragios.

Atendiendo a sus datos, los ciudadanos fallecidos en su intento de llegar a España proceden de 15 países: Argelia, Marruecos, Mauritania, Gambia, Senegal, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Costa de Marfil, Camerún, Nigeria, República Democrática del Congo, Islas Comores, Siria, Bangladesh y Sri Lanka. La mayoría de sus familiares aún no tiene la confirmación oficial de su fallecimiento. De las 2.170 personas fallecidas este año, los servicios de rescate solo encontraron 88 cadáveres. Esta situación, y la falta de esfuerzos de las autoridades para identificar los pocos cuerpos localizados, empuja a muchos a aguardar la esperanza de la supervivencia de un hermano, hija o esposo que desapareció entre las aguas fronterizas, denuncia la fundadora del colectivo, Helena Maleno.

Gran parte de las tragedias documentadas por la organización. corresponden a embarcaciones que desaparecieron en el mar sin que constara ningún superviviente: “Cuando no tienen una confirmación de la muerte, los familiares buscan a sus desaparecidos por todos los medios. Hemos encontrado gente que les engañan, que les dan esperanza, que les dice que siguen vivos y vivas, que es lo que las familias quieren escuchar. Esto ocurre porque estas familias no pueden ir a una administración española para que busque en los registros su patera y le explique que esa embarcación nunca apareció”, cuestiona la activista.

“En Canarias se han enterrado a a personas sin identificar cuando los familiares aún intentaban confirmar la muerte de sus familiares. Muchas personas siguen buscando a personas desaparecidas. No hay un esfuerzo para identificarlos, sino que solo existe para detectar la criminalidad de las personas que les acompañaban. Sus cuerpos solo sirven para detener a alguien, como parte de las mafias. Pero el trabajo que se hace con respecto a esos cuerpos no es para encontrar su identidad ni para dar un entierro digno a sus familias”, lamenta la activista, quien asegura que existe más sensibilidad en Marruecos, Argelia, Senegal o Mauritania en la búsqueda del nombre de los fallecidos en su intento de migrar que en España:

“Allí saben que es perder alguien en el mar, muchos conocen a gente que ha perdido a seres queridos. En España no hay esa sensibilidad, porque no tienen gente que se ahogue en el mar. La sensibilidad hacia estos cuerpos es mínima en el estado español”, apunta Maleno.

A lo largo de 2020, a pesar de la caída de las llegadas al conjunto de España durante los meses del estado de alarma, han aumentado un 143% las muertes con respecto a 2019, en base a los datos de la ONG. “Para el mismo período, el Ministerio del Interior de España asegura que las llegadas al país solo crecieron un 287%, lo que corrobora que el principal impacto de las políticas de control migratorio es en el aumento de la mortalidad”, analizan desde Caminando Fronteras.

La ONG considera que colocar “el enfoque del control migratorio por encima del derecho a la vida” ha tenido un impacto en el desmantelamiento, la precariedad de los diferentes servicios de salvamento y la falta de coordinación entre ellos“. A ello se suma la identificación por parte del colectivo de una ”laxitud ante las llamadas de auxilio, incluso cuando las embarcaciones proporcionaban datos sobre la posición donde se encontraban“. Estos, incluido las peores condiciones de las embarcaciones en las que viajan, son algunos de los factores que a juicio del colectivo influyen en el aumento del número de muertes en el mar.

“En algunos casos la tardanza en la reacción de los servicios de rescate ha provocado muertes evitables”, zanjan desde Caminando Fronteras, que recuerda algunas de las causas del aumento del flujo migratorio hacia Canarias. “La pandemia ha forzado la expulsión de poblaciones de sus territorios ante el empobrecimiento de los mismos, siendo un factor importante en el movimiento de personas en la Frontera Occidental Euroafricana en este año 2020”, sostienen a lo que suman el movimiento de los migrantes hacia rutas más peligrosas debido a las políticas migratorias europeas y españolas.