Es un drama humanitario que deja cientos de muertos en el Mediterráneo, pero en la UE se convierte en un debate enconado y una moneda de cambio. El pacto migratorio ha protagonizado un Consejo Europeo que ha terminado sin conclusiones sobre migración porque los líderes ultras de Hungría y Polonia las han vetado. Es su forma de protestar después de que los 27 alcanzaran una posición común para iniciar las negociaciones con el Parlamento Europeo sin su apoyo. Quieren que las decisiones en materia migratoria se alcancen por unanimidad y no por mayoría cualificada y se oponen a todo lo que tiene que ver con la acogida de refugiados o tener que pagar por el rechazo. Y en medio de la zozobra es la ultraderechista Giorgia Meloni la que emerge en el debate, situándose como “mediadora” con sus colegas de la extrema derecha.
La reunión ha sido la principal imagen de la jornada este viernes después de que la cumbre que en las delegaciones pensaban que iba a ser tranquila se alargara hasta pasada la una de la madrugada el jueves por el bloque húngaro y polaco. Pero Meloni no ha conseguido convencer a sus compañeros de filas, que han mantenido el 'no' al texto, que en palabras de Pedro Sánchez era “light”. Su punto de partida es que todo lo que tenga que ver con la acogida de refugiados debe ser voluntario. También fueron en balde las conversaciones con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en las que participó también el canciller alemán, Olaf Scholz.
La paradoja es que las conclusiones sólo hacían referencia a los “aspectos externos de la migración y los mecanismos de financiación”. Eso es, según han reconocido la mayoría de líderes, lo único en lo que hay cierto consenso entre los 27 y pasa por construir una suerte de 'Europa fortaleza' a la que lleguen los menos migrantes posibles porque se riegue con millones a los países de origen y tránsito. Para mejorar su situación, sí; pero también para que colaboren con la UE en impedir las salidas.
“Es la mejor manera de resolver el impacto de la migración irregular dentro de nuestras fronteras”, ha dicho Sánchez, que ha puesto como ejemplo la colaboración española con países como Marruecos, Mauritania o Senegal, que, a su juicio, ha permitido que sea una de las rutas en las que “ha caído significativamente” la afluencia de migrantes. “No me ha dejado de sorprender la ceguera de algunos de no reconocer la necesidad de incorporar la dimensión exterior al pacto de migración y asilo”, ha señalado en referencia a Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki.
“Todos estamos de acuerdo en que tenemos que llevar la gestión de la migración fuera de las fronteras internas y que tenemos que hacer más en la dimensión exterior. No hubo disenso en eso”, ha explicado el primer ministro de Eslovenia, Robert Golob, que vio claro desde el principio que no era necesario “presionar” a sus homólogos de Polonia y Hungría porque “no querían tener conclusiones”.
La presión de Hungría, que amenaza también vetar la revisión del presupuesto europeo, y de Polonia, que se ha descolgado en precampaña con la celebración de un referéndum sobre la acogida de refugiados, perseguía que las decisiones en materia migratoria se tome por unanimidad, pero lo descartan los demás. “Se ha decidido y no podemos dar marcha atrás y decir que no estamos de acuerdo porque todo el mundo querría reabrir la lista de decisiones de los últimos años y diría 'no estoy de acuerdo con esto'”, ilustró el primer ministro luxemburgués Xavier Bettel. De hecho, un grupo de diez países, entre los que se encuentra España, está planteando incluso eliminar el requisito de la unanimidad para las decisiones en materia de política exterior, que está contemplada en las reglas fundacionales de la UE y evitar así el chantaje al que Hungría ha sometido a los socios europeos durante la guerra en Ucrania.
La voz del sufrimiento
Mientras los líderes de los 27 abordaban cómo reforzar la 'Europa fortaleza', a escasos 700 metros de la sede del Consejo, se celebraba una rueda de prensa en la que se ponía voz a esos migrantes que sufren todo tipo de tratos vejatorios en busca de una vida mejor. “Cuando dejé mi país, Sudán, en 2016 por la guerra civil nunca pensé que me iba jugar la vida por segunda vez”, expresó David Yambio, activista de Refugiados en Libia, sobre el periplo para cruzar el Mediterráneo. “Las políticas de la UE están encarcelando, esclavizando, torturando y matando gente en Libia. Lo he sufrido en mi cuerpo durante cuatro años”, expresó sobre la colaboración europea con ese país fallido, pese a la constatación de la vulneración de los derechos humanos en los campos de refugiados.
“Nunca quise venir aquí”, clamó Yambio, que recordó que huyó de un conflicto. “Tuve que luchar en la guerra con doce años con armas que han venido del oeste. Y cuando digo el oeste me refiero a los países europeos y americanos”, dijo sobre esos estados a los que calificó de “hipócritas”.
“El nuevo pacto refuerza la xenofobia y el racismo”, denunció el eurodiputado Miguel Urbán (Anticapitalistas), que alertó de más “violaciones de derechos humanos”: “Estoy avergonzado de ser miembro de este Parlamento Europeo”.
Precisamente en el apoyo a esos terceros estados que cortocircuitan los flujos migratorios se anotó un tanto Meloni en un viaje a Túnez con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el holandés, Mark Rutte, en el que anunciaron mil millones de ayudas a la dictadura de Kais Said, pese a las denuncias por la persecución de opositores o la purga de jueces. También la posición del gobierno ultraderechista italiano fue tenida en cuenta en la negociación del pacto migratorio en el que los 27 asumieron la tesis de permitir las devoluciones de los migrantes a terceros países con los que tengan vínculos. Quedará al albur de los estados miembros establecer los requisitos con los que justificar esos vínculos.
El blanqueamiento ha quedado claro en las conclusiones de los 27 sobre las relaciones exteriores: “El Consejo Europeo acoge con satisfacción la labor realizada en torno al conjunto amplio de medidas de asociación con Túnez, que beneficia a ambas partes y que se estructura en torno a los pilares del desarrollo económico, la inversión y el comercio, la transición energética ecológica, la migración y los contactos interpersonales; aboga además por que se reanude el diálogo político en el contexto del Acuerdo de Asociación UE-Túnez. Subraya la importancia de reforzar y desarrollar asociaciones estratégicas similares entre la Unión Europea y los socios de la región”.
“Túnez ha sido uno de nuestros socios clave durante muchos años. Ahora estamos listos para revitalizar nuestras relaciones en torno a una nueva asociación basada en cinco pilares: asistencia macrofinanciera tan pronto como se den las condiciones necesarias, el refuerzo de los lazos económicos y comerciales, la cooperación en energía verde, la migración y el impulso de los contactos”, dijo la presidenta de la Comisión Europea.
Afrontar la ampliación de la UE
En los márgenes de la cumbre también se ha comenzado a abordar el futuro de la UE en un momento en el que se plantea su ampliación por el este, con las solicitudes de adhesión de Ucrania, Moldavia o los Balcanes Occidentales. Scholz, Rutte y Emmanuel Macron han citado a los presidentes de España, Portugal, Suecia, Bélgica, Italia, Polonia y Rumanía para hacer una primera aproximación. La idea es evitar consecuencias como la del levantamiento de los aranceles al grano ucraniano, que tuvo un impacto en las economías de los países del este.
“Tenemos que asegurarnos de que la UE esté preparada a nivel de políticas comunitarias”, señalan fuentes diplomáticas, que hacen alusión a la PAC o las políticas de cohesión. No obstante, el diálogo es “a largo plazo” y las primeras concreciones para que la “UE siga siendo un ente que funciona de forma eficaz” lleguen en el primer semestre de 2024.