Decenas de activistas e inmigrantes han protestado este jueves contra el presidente de EEUU en su visita a Los Ángeles, California, para reclamar la paralización de las políticas de deportación contra decenas de centroamericanos que buscan refugio en Estados Unidos.
Entre pancartas y cánticos han denunciado la “persecución” a la que se está sometiendo a los inmigrantes, y han arropado la voz de familiares como la de María Rosa: “Deportaron a mi hijo a Guatemala y ahora su vida está en riesgo porque él está amenazado, aquí él no le estaba haciendo daño a nadie”.
Varios congresistas se han sumado a las protestas, y han afirmado que estas personas no han de ser tratadas como inmigrantes sino como refugiados, tal y como denuncian las organizaciones de activistas. “Es una campaña de terror contra estas madres y niños que sólo huyen de la violencia de sus países. El presidente debería parar su auto y detenerse a escuchar la realidad de estas familias, así entendería el daño que está haciendo”, ha dicho a la agencia Efe Esther Portillo, la portavoz de la Alianza de Derechos Humanos y Familias Refugiadas.
A finales de 2015, se empezó a debatir sobre la necesidad de impulsar las deportaciones de centroamericanos, la mayoría de ellos mujeres y niños. Meses antes EEUU había lanzado una campaña amenazando con la “inmediata deportación” a aquellos que se plantean emigrar irregularmente.
Pocos meses despiés, las ONG alertan de que empiezan a percibirse las consecuencias. Sólo en 2016 la administración de Obama ha arrestado a casi 150 inmigrantes centroamericanos. Algunos de ellos permanecen en centros cerrados para inmigrantes y otros son expulsados del país de forma inmediata, separando a las familias en la distancia. Es el caso de Maribel, una hondureña que lleva más de un año detenida después de haber sido arrestada junto a su esposo, a quien ya deportaron. “Este es un ejemplo claro. Ella ya se enfermó en la cárcel y su esposo desapareció. Estos casos debemos denunciarlos”, dice Portillo.
Desapariciones como la del esposo de Maribel desatan la alarma. Los activistas temen por la vida de quienes han sido obligados a volver al país del que huyen. Según la Alianza de Derechos Humanos, más de 80 personas sin documentación que fueron deportados a El Salvador, Guatemala y Honduras desaparecieron después de llegar a su país de origen.
La administración continúa con su plan de persecución, que afecta principalmente a las familias centroamericanas indocumentadas que llegaron a la frontera en la oleada de 2014 a causa del incremento de la pobreza y la violencia en sus países de origen.
Violencia y pobreza, los detonantes de la huída
EEUU recibe casi un millón de inmigrantesen situación irregular menos que en 2008, pero las cifras migratorias se disparan en el caso de Centroamérica. Únicamente en el verano de 2014 se registraron 70.000 niños llegados irregularmente al país desde Honduras, Guatemala y El Salvador, estados donde las consecuencias del narcotráfico influye también en el traslado de éstos hacia los países vecinos.
A ello se le suma el incremento de la pobreza, agudizada por las sequías de los últimos años, que ha castigado duramente la agricultura, base de la economía de la mayoría de países de Centroamérica y el Caribe.
Las protestas no parecen afectar al ritmo de las deportaciones. El tipo de medidas adoptadas constatan que las políticas del gobierno estadounidense abordan la problemática de miles de centroamericanos que huyen de la violencia de sus países como una cuestión meramente migratoria y no como un problema humanitario, según denuncian sus opositores.
Ante tal situación, los activistas se niegan a dejar de luchar por conseguir que este tema se aborde desde una perspectiva más humana. El presidente Obama continúa con su apretada agenda y estará el viernes en Palm Springs, donde también le esperan protestas másivas de la comunidad migrante, incluyendo la participación de afectados de Camboya.
“Hasta en las pequeñas ciudades Inmigración está llegando a arrestar a los centroamericanos, por eso nosotros también debemos llevar la protesta a todo lugar”, dijo la activista Nancy Zuñiga.