Médicos Sin Fronteras denuncia la muerte de cuatro trabajadores de su equipo médico y otras nueve personas –entre ellas, cinco niños– a causa de varios bombardeos el pasado sábado contra un hospital pediátrico en Idlib (Siria), donde se brindaba atención médica a una población de alrededor de 70.000 personas.
El centro médico ha tenido que cerrar debido a las bajas en el equipo sanitario y a los daños causados en la estructura del edificio, incluyendo el quirófano, la unidad de cuidados intensivos, el departamento de pediatría, aproximadamente el 80% del equipamiento médico, las ambulancias y el generador eléctrico.
Tras la escalada en la intensidad del conflicto en la gobernación de Idlib, al norte del país, el hospital apoyado por la ONG quedaba reducido a escombros, así como el resto de edificios de las inmediaciones de la ciudad de Millis. Allí vive un número considerable de personas desplazadas que huyeron de las líneas de combate de otras zonas del norte de Siria.
El hospital proporcionaba atención de emergencia y consultas médicas para alrededor de 250 pacientes por día, muchos de ellos niños. “Cada vez que un hospital es destruido, ya sea porque es directamente el objetivo del ataque, o porque se encuentra en una zona donde se llevan a cabo bombardeos indiscriminados sobre civiles, se priva a los sirios de la asistencia médica que necesitan de manera desesperada”, asegura explica la Dra. Silvia Dallatomasina, coordinadora médica de las operaciones de MSF en el noreste de Siria.
Durante los primeros seis meses de 2016, los dos principales hospitales de MSF en la gobernación de Idlib reportaron 7 afluencias masivas de heridos, en las que se trató a un total de 294 heridos y se certificaron 33 muertes. Estas cifras se dispararon en el mes de julio, cuando las mismas instalaciones lidiaron con 9 llegadas masivas de heridos que dejaron 466 personas heridas y 37 muertos.
Ataques contra hospitales en zonas de guerra
No es la primera vez que ocurre. Tampoco la segunda. Médicos Sin Fronteras lleva años exigiendo la movilización internacional para el cese de los ataques contra hospitales y centros sanitarios en zonas de guerra. Según denuncian, los hospitales y centros de salud que apoyan en Siria fueron blanco de bombardeos o fuego de artillería una media de una vez a la semana en 2015.
“La norma no puede ser bombardear hospitales y escuelas. Tan indignante resulta que los ataques fueran intencionados o fueran producto de errores”, dice Vickie Hawkins, miembro de la organización sanitaria.
Los últimos datos de la OMS señalan que en lo que va de año se han registrado hasta 40 ataques contra instalaciones sanitarias en Siria, y se estima que cerca del 60% de los hospitales públicos han tenido que cerrar o funcionan de forma parcial.