Las llegadas de migrantes a Ceuta se han reducido desde este martes. Los intentos de entrada se han repetido durante las últimas horas, pero han pasado a ser puntuales, en grupos muy reducidos y distanciados en el tiempo, ante el aumento de la presencia policial en el lado marroquí de la frontera y las constantes devoluciones en caliente con las que se encuentran los jóvenes nada más pisar suelo español.
“Los intentos de entrada son muy inferiores desde esta madrugada. Sigue habiéndolos, pero la gente nada mucho más lejos de la orilla, y más peligrosas, lo que nos hace pensar que la Gendarmería marroquí sí está actuando por lo menos en las proximidades de la frontera”, según fuentes policiales. Según la Delegación del Gobierno en Ceuta, ninguna persona ha logrado entrar a la ciudad este miércoles, dado que todo el que ha pisado suelo español ha sido devuelto de manera inmediata.
En la madrugada del martes al miércoles, cerca de una decena de vehículos policiales marroquíes se aproximaron a la frontera de Ceuta y disolvieron al grupo de jóvenes que se concentraba en el espigón con el objetivo de entrar a la cuidad a nado, según comprobó elDiario.es. Aunque la presencia de las fuerzas auxiliares marroquíes es mayor que en los días anteriores, las fuentes policiales consultadas no se fían de que vaya a ser constante ni suficiente.
Interior defiende que las devoluciones tienen cobertura legal porque son “rechazos en frontera”. Al menos una de las personas devueltas en las últimas horas era un menor de edad Las devoluciones inmediatas han sido seriamente cuestionadas por la falta de garantías. Aunque el Tribunal Constitucional avaló el pasado noviembre la normativa en la que se apoya el Ejecutivo para ordenar estas prácticas, exigía su aplicación en “entradas individualizadas” con “pleno control judicial” y en “cumplimiento de las obligaciones internacionales”, algo que no se cumple en la actualidad.
Los arrepentidos: cientos de marroquíes vuelven a su país
El mayor tránsito, de hecho, se produce ya en sentido contrario, ya que cientos están regresando de manera voluntaria. Decenas de marroquíes que lograron llegar a Ceuta este lunes y martes, durante los días en que se encontraban vía libre en el lado marroquí de la frontera, caminan desde distintos puntos de la ciudad hacia el paso fronterizo del Tarajal con el objetivo de regresar a su país.
“Llevo dos días sin apenas comer, durmiendo en la calle, voy a a volver”, dice Amin, al que los militares desplegados en la frontera le indican el camino por el que debe regresar a Marruecos. La cifra de 5.600 devoluciones, según fuentes de Interior, incluye las devoluciones en caliente y los regresos voluntarios.
No lo hacen por el paso fronterizo oficial, ya que este se encuentra cerrado por las restricciones sanitarias impuestas por Marruecos, sino que los soldados desplegados en la zona les indican que deben regresar a través de la playa del Tarajal donde, una vez atravesada la zona “neutral” de la frontera –de soberanía española–, entran en su país a través de una puerta de la valla abierta por la Guardia Civil española.
Varios aseguran que, si migraron a Ceuta, era porque creían que iban a poder viajar a la península con rapidez. “Eso es lo que se decía”, dice Amin. “Yo tengo estudios y aquí los marroquíes lo estamos pasando muy mal”, cuenta Aiman, otro de los hombres que han decidido regresar al punto de partida este miércoles.
A pesar de la reducción de las llegadas irregulares, que alcanzaron las 8.000 en menos de 48 horas, la tensión en la frontera continúa. El despliegue militar se mantiene y las detonaciones de salvas y gases lacrimógenos se repiten a lo largo de toda la mañana de este martes.
“Se nota que Marruecos ya está haciendo algo. A veces más y a veces menos, pero ya están actuando”, dicen fuentes del dispositivo de seguridad desplegado en la frontera. El gobierno marroquí guarda silencio, como hizo durante los dos pasados días y no ha efectuado la menor alusión a lo sucedido.
Según Cruz Roja Ceuta, esta noche han atendido a 20 personas con síntomas leves de hipotermia y contusiones provocadas por golpes con las rocas o largas caminatas. “Es una cifra muy inferior a la registrada en la noche y los días anteriores, cuando no podíamos ni contarlas porque estábamos desbordados”, apunta la portavoz de la institución humanitaria.