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Calais, la crisis migratoria del sur de Europa toca a las puertas de Londres

Un grupo de inmigrantes espera para saltar una valla e intentar tomar un tren en su ruta hacia Inglaterra, en Calais (Francia). / Efe.

Maruxa Ruiz del Árbol

Las imágenes de centenares de inmigrantes tratando de subirse a los camiones que cruzan el Canal de la Mancha para llegar a territorio británico han sorprendido a muchos este verano, acostumbrados como estamos a ver esas imágenes solo al sur del continente. Pero la crisis migratoria de Calais no es nueva. Lo que está pasando estos días en la frontera británica es la explosión de un goteo que lleva más de diez años sucediendo en el Eurotúnel y causando tensiones en las relaciones entre Reino Unido y Francia.

Los problemas por los controles migratorios comenzaron alrededor de 1999, cuatro años más tarde de la apertura del túnel. Ya por entonces el gobierno británico y las autoridades ferroviarias acusaban a Francia de no ejercer suficiente control sobre su lado de la frontera. En 2002 se interceptaban del lado francés del canal unos 200 inmigrantes por noche.

Pero en las últimas semanas los intentos de entrada en el extremo francés han sido mucho más intensos, tanto que el viernes David Cameron convocó un gabinete de crisis después de que la prensa más conservadora y varios políticos británicos solicitaran la movilización del ejército. Por ahora, las soluciones más visibles entorno al problema han sido el incremento de la presión policial en la zona y el alzamiento de una valla pagada con fondos de Reino Unido.

El pasado jueves, el primer ministro británico denominó “plaga” a los inmigrantes y refugiados que intentan llegar al Reino Unido, una expresión muy criticada por varias organizaciones sociales y por los laboristas, entre otros.

La consecuencia más grave del aumento de la tensión en la frontera de estos meses es el incremento del número de muertes. En 2013 fueron 3, en 2014 fueron 17, mientras que solo en junio y julio de este año han muerto nueve personas, según datos de Acnur.

En los últimos meses, en las noches más duras, se llega a parar el viaje de alrededor de 1.000 personas. Si hoy la tensión proviene de un asentamiento conocido como “La Jungla”, con unas 3.000 personas, entonces el foco era el campo de refugiados llamado Sangatte. Ya por entonces la mayoría de los migrantes que llegaban a aquella frontera eran principalmente refugiados en busca de asilo, más que inmigrantes por motivos económicos.

“Ahora un gran número de los inmigrantes que vienen, tanto a esa frontera como a las de Italia y Grecia son refugiados. Es importante cambiar la retórica porque gran parte de estas personas son gente que no tiene ninguna opción volver a su país porque proceden de conflictos: sirios, iraquíes, sudaneses, afganos, eritreos, etíopes”, cuenta a eldiario.es la portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega. “Otros son inmigrantes que buscan mejores condiciones y algunos tratan de pasar a Reino Unido porque tienen familia allí”, prosigue. Aunque es imposible saber con exactitud cuántos logran llegar a Reino Unido, las autoridades francesas estiman que cada noche alrededor de 40 personas consiguen cruzar al país desde Calais.

Nigel, un conductor de camiones británico que lleva haciendo esa ruta por más de diez años confirma que el problema no es nuevo pero que cada vez es más estresante hacer esta ruta. “Las medidas de seguridad han de ser más estrictas”, le dijo a un reportero destacado en la zona del diario británico The Guardian. “Desde el principio del año ha comenzado a ser increíble. Nunca había visto tantos intentos de subir a un vehículo en movimiento”.

En un reportaje del mismo diario sobre el campamento de “La Jungla”, un eritreo de 28 años que huyó de su país porque le perseguían por ser cristiano se pregunta por qué Europa les cierra la puerta. “No somos animales, bárbaros”, indica. Junto a otros compañeros, afirman que la actuación policial se ha endurecido en los últimos días.

Muchas de las personas que en estos días están tratando de cruzar a Reino Unido son las que en los meses pasados han recalado en las costas del sur de Europa. Según las cifras de Acnur de 2015, hasta el 27 de julio, unas 198.500 personas llegaron por mar a Europa, la gran mayoría a Italia y Grecia, y unas 1.600 llegaron por las costas españolas.

Vallas y presión policial como solución

Médicos del Mundo trabaja en el asentamiento conocido como La Jungla desde 2003. “En las últimas semanas hemos tenido que activar ayuda extra porque las condiciones de salud han empeorado en el campo y porque cada vez hay más heridos por la represión policial en la frontera y por las caídas desde los camiones”, comenta Nick Harvey, portavoz de Médicos del Mundo en Reino Unido al teléfono.

Esta es la llamada “Jungla 2”. La primera “jungla” fue cerrada por las autoridades francesas y éste es el asentamiento que nació como consecuencia del cierre. “Si se sigue invirtiendo el dinero en alzar vallas a los márgenes de la carretera y en incrementar la seguridad en la frontera el problema no se va a solucionar”, opina Harvey.

Para María Jesús Vega, de Acnur, la solución pasa por una armonización de las diferencias entre los países europeos, por dar información precisa a los refugiados sobre sus derechos en Europa “que muchas veces cambian de país mal asesorados por 'las mafias” y por un reparto responsable de las cuotas de reubicación y reasentamiento de inmigrantes a nivel europeo. Mientras las soluciones llegan, los inmigrantes y refugiados siguen arriesgando su vida tratando cruzar el túnel como polizones a bordo de un camión con destino a Reino Unido.

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