Las personas sin hogar cuentan con 543 plazas de alojamiento adicionales los días más fríos del invierno. Para la Campaña contra el Frío de este año (iniciada en diciembre) el Ayuntamiento de Madrid mantiene el presupuesto que el año anterior: poco más de 1 millón de euros, que forman parte de los más de 14 millones que se invierten a lo largo del año en albergues y otros recursos asistenciales para los “sin techo”.
Con las plazas nuevas y las 1478 estables se alcanzan las 2021 en total. La habilitación de plazas extraordinarias implica que el número de personas en situación de calle supera al de plazas disponibles de albergue. Distintas organizaciones sociales de Madrid han implicado a sus profesionales y voluntarios en un recuento del Ayuntamiento para dar visibilidad a gente excluida también de las estadísticas oficiales. El último recuento en Madrid calcula que el número de personas que duermen cada noche en la calle supera las 2.000.
Cuando las temperaturas o la sensación térmica descienden a 0ºC se activan los dispositivos de emergencia que garantiza alojamiento a quien la solicite. Cuando esto no ocurre, quedan fuera personas expuestas a temperaturas más elevadas. En México, un “sin techo” murió a finales de noviembre con temperaturas superiores a los 5º C a pesar de estar cubierto con una cobija y con varias capas de ropa. Además del frío, influyen el nivel de hidratación, la alimentación y las defensas, que pueden estar más bajas por la misma situación de calle, por falta de higiene, por enfermedades y por dependencias del alcohol y de drogas.
El Ayuntamiento de Madrid se reúne con distintas organizaciones sociales que trabajan con personas sin hogar. Hace casi diez años se constituyó este Foro Técnico, un órgano consultivo donde se elevan propuestas para mejorar la red asistencial para personas sin hogar. Se comentan incidencias, se derivan casos de personas a los recursos más adecuados, y se abordan el funcionamiento de los servicios municipales y policiales.
Como redes de atención asistencial, los problemas planteados no se abordan desde las causas por las que miles de personas duermen en la calle cada noche, haga frío, calor, llueva o nieve.
Muchos medios saturan a las organizaciones que trabajan con personas sin hogar durante los meses de invierno como si en sinhogarismo se limitara a las ya pasadas fechas navideñas. Llaman para salir con sus cámaras por la noche con voluntarios que han tardado meses en ganarse la confianza de quienes no tienen un hogar. Una toma inoportuna o una foto a traición pueden echar por tierra meses de trabajo y dinamitar la confianza en los voluntarios. Además, se extiende una sensación entre las personas sin hogar de que su presencia en medios no ha ayudado a solucionar sus problemas ni a mejorar su situación, e incluso ha implicado posteriores desalojos y otras formas de hostigamiento.
Cuando terminan el dispositivo invernal, la atención de los medios y las manifestaciones navideñas de caridad, ni se ha ido el frío, ni los problemas de acceso a una vivienda estable, a servicios de salud y al trabajo, ni la falta de relaciones familiares, de amistad y de autoestima, y de acceso a otros recursos públicos. La sociedad plantea como una emergencia térmica lo que en realidad precisa una red de atención adaptada a distintas carencias, necesidades y circunstancias de cada persona. También se pierde la oportunidad de sostener ciertas intervenciones sociales que podrían beneficiar a los usuarios a largo plazo.
Distintas organizaciones plantean la necesidad de entender el fenómeno de las personas sin hogar y de ir a las causas para resolverlo, y no sólo de “gestionar” un “problema” de convivencia y de estética que plantean personas del sector de hostelería y de turismo, aunque también tengan algo que decir. Problemas como la falta de una vivienda estable no se resuelven con un cerrar de ojos ni con medidas temporales. Hay que comenzar por un debate desde la sociedad civil para abordar las causas de un fracaso de toda nuestra sociedad.