Tras la decisión de la Audiencia Nacional de dejar en libertad y sin medidas cautelares al presidente del Frente Polisario, Brahim Ghali ha salido de España para regresar a Tinduf (Argelia), donde se encuentra la sede en el exilio de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El juez concluyó que los querellantes no han aportado elementos que avalen la existencia de “motivos bastantes” como para considerarle responsable del delito de torturas y genocidio del que le acusaban. Muy cerca del líder saharaui, respiraba tranquilo Abdulah Arabi, representante del Frente Polisario en España.
Arabi responde a las preguntas de elDiario.es tras regresar a Madrid desde Logroño, adonde viajó este martes para apoyar a Ghali durante en su comparecencia judicial, realizada desde el hospital donde estaba ingresado. Su acogida en España para ser tratado de COVID-19 se convirtió en una de las razones por las que, según ha reconocido el Ministerio de Exteriores marroquí, el reino alauí alentó la entrada irregular a Ceuta de cerca de 10.000 ciudadanos marroquíes, entre los que se encontraban más de mil menores. “Es inhumano, pero no nos sorprende: llevamos 45 años soportando vulneraciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental”, analiza el delegado del Frente Polisario.
Ha estado en Logroño acompañando a Brahim Ghali de cara a la comparecencia por videollamada ante la Audiencia Nacional. ¿Cómo valora Ghali, y el Frente Polisario, la decisión del juez?
Nosotros siempre hemos dicho que esas querellas no tenían fundamento jurídico y estábamos convencidos de que era un intento de contrarrestar la querella principal, interpuesta por parte del Frente Polisario contra Marruecos, por el genocidio cometido en el Sáhara Occidental (por la que finalmente, la Audiencia Nacional procesó a 11 altos cargos marroquíes). Como respuesta, presentaron esa querella en 2007, pero solo buscaba el impacto mediático. Una vez que se registra, Marruecos empieza a darle difusión para desprestigiar la causa saharaui, y en concreto al presidente del Frente Polisario. No responden a la objetividad, ni lógica , ni tiene que ver con la lucha del Frente Polisario.
Desde el primer momento que sabemos que Ghali tiene que declarar, el Frente Polisario ha colaborado con la justicia, porque la justicia es el motor principal de nuestra lucha en el Sáhara Occidental, porque solo pedimos el cumplimiento de la legalidad establecida por las Naciones Unidas. Tras la declaración, se ha demostrado que realmente no teníamos nada que temer. El juez lo ha dejado claro: no ve indicios de la participación del presidente en ninguna de las dos querellas.
Es un momento de alegría porque triunfa la justicia.
Este martes, un avión privado salió de Argel con destino Logroño, pero se vio obligado a dar la vuelta por orden de Defensa. ¿Ese avión pensaba recoger este martes a Ghali tras su declaración judicial?
[La entrevista se realizó antes de que Ghali saliese de España durante la madrugada de este miércoles]
No tengo constancia. Desde la Delegación del Frente Polisario en España por lo menos no hemos participado, en ese caso se trataría de una decisión de los dos países y, posteriormente, nos avisarían. Ghali tiene, desde siempre, la intención de viajar de vuelta en cuanto se pueda. Pero ahora [el martes, a primera hora de la tarde] el presidente sigue en el hospital recuperándose.
En el momento en que se considere que puede viajar, lo hará. Se está intentando hacer creer que Ghali quería huir, pero la mejor respuesta que puede dar ha sido ponerse a disposición de la justicia. El juez ha evidenciado que no había nada en contra de él ni había ninguna razón que impidiese su salida de España.
La entrada a Ceuta, aprovechando la falta de control fronterizo en Marruecos, de alrededor de 10.000 jóvenes marroquíes, muchos niños, ha aumentado la tensión entre España y Marruecos. Según ha reconocido el Ministerio de Exteriores marroquí, la causa es la acogida humanitaria de Ghali, pero también la posición general de España con respecto al conflicto del Sáhara Occidental. ¿Por qué cree que ha actuado así Marruecos en este momento?
La acogida del Gobierno de España del presidente del Frente Polisario responde a la política de acogida que tiene España desde los años 80, con respecto a los líderes de los países que necesitan asistencia humanitaria. Es una decisión que demuestra coherencia. Se trata de un pretexto que Marruecos ha utilizado para condicionar el posicionamiento de Europa, y del Gobierno de España de forma particular. El trasfondo es la presencia en España del presidente saharaui, pero es solo una más dentro de la estrategia de chantaje que siempre utiliza.
Desde diciembre venía presionando a España, como pudimos ver en el aumento de las llegadas de pateras a través de Canarias. El objetivo es que España y otros países europeos sigan la línea de Trump y proclamen la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental. Y Marruecos intenta conseguirlo mediante las técnicas que conoce, chantaje de migrantes, entre ellos menores.
La posición de España en el conflicto saharaui siempre ha estado en el marco de la ONU y de la legalidad internacional, por lo que Marruecos ha aprovechado para hacer lo que ha hecho en Ceuta. Es inadmisible el uso de personas inocentes para conseguir intereses políticos. Es inhumano, pero no nos sorprende, porque llevamos 45 años soportando vulneraciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental. Mujeres saharauis han sido recientemente violadas por paramilitares marroquíes en la zona ocupada, ante el silencio de la comunidad internacional. El incidente de Ceuta pone al descubierto lo que es capaz de hacer: poner en riesgo vidas humanas. Invita a reflexionar sobre qué tipo de relaciones quiere España con Marruecos. Cualquier relación tiene que ser en un marco de cooperación y respeto mutuo, pero Marruecos solo entiende de oposición y chantaje.
¿Teme que este episodio logre el resultado buscado? ¿Teme que España y Europa cambien su posición con respecto al Sáhara Occidental y acaben cediendo?
No creemos que este chantaje pueda condicionar su posición en el conflicto. España mejor que ningún otro país, con la responsabilidad que tiene con respecto al pueblo saharaui, sabe que es una cuestión de derecho internacional y que la única solución pasa por lo establecido por las Naciones Unidas: un referéndum de autodeterminación.
No tenemos duda de que Marruecos lo va a seguir intentando, pero el tema del Sáhara esta recogida en la literatura de las Naciones Unidas, no hay discusión.
Esta semana tanto el Gobierno marroquí como el español han elevado el tono de la crisis diplomática. ¿Piensa que, si España no cede a los intereses marroquíes, lo sucedido en Ceuta sí puede empujar a una posición más contundente a España y Europa a la hora de empujar la autodeterminación del pueblo saharaui?
Deberían exigir con más claridad la autodeterminación del Sáhara Occidental, pero nosotros no queremos que la crisis implique ese compromiso. Que lo hagan porque la causa del Sáhara Occidental es de derecho internacional, es de justicia. Marruecos ha quedado en evidencia y es el momento de reflexionar sobre qué relaciones tienen los gobiernos europeos con el régimen alauí. Porque el Sáhara Occidental no se puede condicionar a esos vínculos basados en el chantaje.
¿En qué medida ha influido el reconocimiento de Donald Trump de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental para que Marruecos aumente su presión sobre España?
La crisis es consecuencia de ese envalentonamiento por la proclamación de Trump. A partir de ese momento, Marruecos cree que ya tiene todo hecho, por lo que busca presionar para que Europa siga ese camino. Se ha visto que no lo ha conseguido.
En noviembre, el conflicto saharaui experimentó una escalada. Marruecos rompió el alto el fuego tras las protestas de refugiados saharauis en las proximidades del muro. ¿Cuál es la situación actual?
Hay una situación de guerra, producto de la violación del alto el fuego y el retorno de las acciones bélicas en el Sáhara Occidental, que ha coincidido con la ausencia del nombramiento de un nuevo representante especial del secretario general para el Sáhara Occidental. La guerra se encuentra en fase de hostigamiento entre los dos ejércitos.
Marruecos intenta negarla, pero esa guerra existe. Hace poco hubo un ataque de un dron utilizado por Marruecos que provocó con bajas mortales en el lado saharaui. Marruecos no reconoce la existencia de la guerra pero utiliza los drones.
Cientos de miles de refugiados saharauis llevan décadas esperando la resolución del conflicto exiliados en el desierto argelino. ¿Cuál es la situación humanitaria en los campamentos?
A las necesidades habituales y permanentes, como medicación y saneamiento, la pandemia ha traído consecuencias terribles ante la falta de un sistema sanitario que permita atajar los efectos del virus. Hemos actuado a tiempo con el cierre de fronteras, para evitar la propagación, pero en los últimos meses ha habido un rebrote. Menos mal que ha coincidido con las llegada de las primeras dosis de la vacuna y hemos podido empezar a mitigar a propagación. A la situación sanitaria, se ha añadido la guerra, que ha empujado a volver a los campamentos a algunos saharauis instalados en la zona liberada (donde actualmente se producen los hostigamientos ligados al conflicto).
Los activistas saharauis de la zona del Sáhara Occidental ocupada por Marruecos llevan meses denunciando un aumento de la represión sufrida por las autoridades marroquíes.
En las zonas ocupadas se focaliza nuestra mayor preocupación. Desde que regresó la guerra al Sáhara Occidental ha aumentado el asedio a los activistas, sobre todo a las mujeres. Paramilitares marroquíes han llevado a cabo violaciones terribles contra familiares de Sultana Jaya. Sabemos que marruecos puede cometer cualquier atrocidad. Basta con ver las imágenes de Ceuta. Si Marruecos ha cometido una atrocidad como la de Ceuta, imaginad lo que puede hacer en el Sáhara Occidental, ante la falta de observadores internacionales, con una población que intenta reivindicarse de manera pacífica. Es objeto de vulneraciones derechos humanos con impunidad, sin que ningún país le llame la atención. Luchamos por la independencia, pero por encima de todo tiene que estar el escrupuloso respeto de los derechos humanos.