Diplomáticos y extranjeros abandonan Sudán, mientras los sudaneses intentan huir como pueden

Misiones diplomáticas de varios países, entre ellos España, ciudadanos de diferentes nacionalidades y trabajadores humanitarios, han empezado a abandonar Sudán, después de dos semanas de combates y ante la creciente dificultad de obtener agua, comida y otros suministros básicos, y ante las escasas perspectivas de un cese de hostilidades duradero y total. Mientras las evacuaciones de nacionales de los Estados miembros han aumentado en las últimas horas, superando los mil ciudadanos europeos, los sudaneses que no disponen de un visado ni de medios para salir del país también han empezado a huir de las zonas más afectadas y ante el miedo de que la situación se recrudezca.

El jefe de ACNUR, Filippo Grandi, ha asegurado este lunes que los equipos de la agencia de la ONU han empezado a ofrecer asistencia a aquellos que llegan desde Sudán a los países vecinos, especialmente a Chad: “Estamos trabajando estrechamente con nuestros socios y los gobiernos de acogida para prepararnos a recibir más refugiados, mientras los combates en Sudán continúan desplazando a los civiles”. El Alto Comisionado alerta de que el conflicto podría causar al menos unos 145.000 refugiados en los vecinos países de Chad y Sudán del Sur.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha recordado que Sudán es uno de los Estados africanos que acoge a más personas que han huido de sus países en este continente, como refugiados sursudaneses, eritreos o somalíes. También acoge a desplazados internos en Darfur y Kordofan. Esas dos amplias regiones del este y el sur han sido en las pasadas décadas escenario de conflictos armados y la mecha de la violencia ha vuelto a prender rápidamente en esta ocasión, provocando nuevos desplazamientos entre provincias, al igual que ha ocurrido desde la capital hacia zonas rurales al sur de Jartum, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

La Organización Internacional de las Migraciones ha contabilizado el regreso de más de 230 sursudaneses (hasta el 22 de abril), además de observar “movimientos transfronterizos” desde Sudán a Chad (oeste) y Egipto (norte). Sin embargo, fuentes sursudanesas citadas por la agencia Reuters apuntan a que más de 10.000 personas han llegado a la región fronteriza de Renk (ubicada en Sudán del Sur), originarios de Sudán del Sur, Sudán, Eritrea o Somalia.

Ayuda ciudadana

Empleados de las distintas agencias de la ONU, extranjeros y sudaneses, han abandonado Sudán y el organismo internacional no ha logrado introducir ayuda humanitaria al país, por ahora. Pocas organizaciones humanitarias permanecen sobre el terreno y las que están han suspendido o limitado sus operaciones debido a la peligrosidad, por lo que muchos sudaneses solo se tienen los unos a los otros.

Los ciudadanos están recurriendo a las redes sociales y a la solidaridad entre familiares, vecinos y amigos para sobrevivir en medio de los combates y la carestía, informando de dónde conseguir comida y qué camino es más seguro para salir de los barrios que se encuentran en el fuego cruzado. Los llamados “comités de resistencia”, asociaciones de base que nacieron en los barrios y tuvieron un papel importante en la revuelta contra el dictador Omar Al Bashir en 2019, están organizando y canalizando la información útil para los ciudadanos. Ellos mismos no tienen medios económicos ni logísticos para ofrecer suministros o evacuar a los civiles, pero avisan de los hospitales que permanecen operativos y de las posibilidades para huir, cuando las hay.

Piden solidaridad a Egipto

Egipto ha traído de vuelta a 900 nacionales a través de la frontera terrestre, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Exteriores el lunes por la noche, cuando también confirmó la muerte de un miembro de la legación diplomática, que había permanecido en Jartum para coordinar las evacuaciones de los egipcios – al menos 10.000 se encuentran en el país vecino, incluidos 5.000 estudiantes.

El Gobierno ha asegurado que la frontera con Sudán está abierta para aquellos que quieran cruzar, pero no ha ofrecido cifras y la oficina de ACNUR en El Cairo tampoco dispone de un número exacto. La portavoz de ACNUR en Egipto, Christine Beshay, explica a elDiario.es que el paso fronterizo entre ambos países suele estar transitado y que la agencia está intentando diferenciar a aquellos que huyen de la violencia en Sudán o cruzan por otros motivos. “Estamos hablando con la comunidad sudanesa en Egipto para verificar e identificar sus necesidades y apoyarla, y con el Gobierno egipcio para gestionar los flujos de los solicitantes de asilo”, detalla. Además, ACNUR está en contacto con otras agencias humanitarias y con líderes de la comunidad de refugiados para planear y coordinar la asistencia que se requiera. Beshay agrega que “ACNUR siempre urge a los países vecinos que mantengan abiertas las fronteras para las personas que necesitan protección internacional”.

También algunos activistas han pedido a las autoridades que permitan la entrada de los sudaneses sin visado (obligatorio para los varones de entre 16 y 49 años) y que se les den facilidades a los que huyen, tal y como lo ha hecho a través de Twitter el destacado y perseguido defensor de los Derechos Humanos Gamal Eid. En redes sociales pueden leerse mensajes de sudaneses que buscan desesperadamente salir de su país y huir hacia uno de los destinos más accesibles, Egipto, y de egipcios que tratan de ayudarles a organizar el viaje.

“Los pasos que siguen los sudaneses para entrar a Egipto comienza con llegar a uno de los cruces terrestres entre Egipto y Sudán. Las personas se reúnen y reservan autobuses que les permitan cruzar, el coste oscila entre 80.000 y 120.000 libras sudanesas (entre 135 y 200 dólares)”, indicó a la Agencia EFE el director ejecutivo de la organización Refugees Platform in Egypt, Nour Khalil. “Oficialmente, hasta el momento las autoridades egipcias no han anunciado ninguna información sobre quiénes pueden entrar sin visado, quiénes no pueden y cómo obtener ese documento; ni se ha anunciado o aclarado las medidas para solicitar asilo en los pasos fronterizos, ni cuáles son los procedimientos”, añadió. El Cairo tiene una política de puertas abiertas con los árabes -por ejemplo, los sirios y yemeníes que huyeron de la guerra en sus países-, pero no les concede el estatus de refugiados ni existe ningún campamento o centros de acogida para ellos en Egipto.

Dificultades

La directora de África del Este de la ONG Manos Unidas, Goril Meisingset, explica a elDiario.es que los socios con los que colaboran en Sudán son locales y en su mayoría religiosos cristianos, por lo que están en una situación más compleja si cabe. Habitualmente, prestan asistencia a los refugiados sursudaneses en Sudán, una minoría vulnerable por su estatus y su confesión. Algunos de esos refugiados han empezado a volver al país de donde huyeron debido a la miseria y la guerra: “La población tiene que estar en una situación tremenda para querer regresar a Sudán del Sur y creer que van a estar mejor allí”, dice Meisingset.

Cuando estalló la violencia en Jartum el sábado 15, Manos Unidas recibió un email de uno de sus colaboradores sobre el terreno pero desde entonces no han podido volver a establecer contacto. Sus socios locales no son muchos y operan en la capital, donde se han concentrado los combates entre los dos bandos, y la directora cree que esos trabajadores ahora mismo “no pueden hacer nada” por ayudar a los más que lo necesitan. Meisingset detalla que, antes de la crisis, desarrollaban proyectos en el sector educativo, como dotar de ordenadores o suministrar agua corriente a escuelas. De momento, considera que “es pronto y es complicado, hay que esperar” para poder realizar cualquier actuación.

Las evacuaciones

El Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que llevan enfrentándose en la capital y otros puntos del país desde el 15 de abril, acordaron el pasado fin de semana un alto el fuego temporal para la fiesta musulmana del Eid Al Fitr, que marca el final del mes sagrado de Ramadán. La violencia no cesó por completo pero este paréntesis fue aprovechado para dar comienzo a las evacuaciones

España ha sido uno de los países que han logrado sacar a sus diplomáticos y ciudadanos por aire, en un avión del Ejército, que hizo escala en Yibuti. El embajador español, Isidro González, ha confirmado este lunes a través de su cuenta personal de Twitter que lograron salir de Jartum gracias a un “impecable dispositivo” organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores en colaboración con el de Defensa

También el Gobierno italiano ha anunciado la evacuación del personal diplomático y “los ciudadanos que han querido abandonar el país” en un avión militar a través de Yibuti, según el ministro de Exteriores, Antonio Tajani.

Solo quedan voluntarios de la ONG Emergency y misioneros religiosos. Esa organización ha informado de que 47 trabajadores extranjeros, incluidos 33 italianos, han decidido permanecer en Sudán para seguir prestando asistencia médica en tres localidades del país. En el centro de cardiocirugía de Jartum “cada uno ha decidido de forma individual si abandonar el hospital según sus valoraciones sobre las condiciones de seguridad precarias en la capital y las necesidades de los pacientes”, explica en un comunicado.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha declarado este lunes ante la prensa, visiblemente cansado pero aliviado, que más de 1.000 europeos, entre personal de la misión diplomática de la UE en Sudán y ciudadanos comunitarios, han sido evacuados en una “compleja operación” con el apoyo de Francia y la colaboración de otros países.

Un centenar de diplomáticos estadounidenses también han abandonado Jartum, a través de Yibuti, país que no comparte frontera con Sudán pero se encuentra a una distancia que pueden recorrer los aparatos militares y alberga una base occidental en este punto estratégico del Mar Rojo - asomado al golfo de Adén, entre África y la península arábiga. Según el Departamento de Defensa, permanecen en Sudán ciudadanos estadounidenses, cuyo número no ha detallado.

Arabia Saudí fue el primer Gobierno que realizó una evacuación exitosa de sus ciudadanos residentes en Sudán, junto a nacionales de más de doce países del Golfo Pérsico y Asia, a través de Puerto Sudán, en la costa del Mar Rojo, frente a la ciudad saudí de Yedda. En el puerto saudí desembarcaron más de 150 personas el pasado sábado, 99 de ellos nacionales, según el canal de televisión oficial del Reino. Aunque Puerto Sudán se encuentra a más de 800 kilómetros de distancia de la capital (noreste) y el viaje por carretera no es seguro, otros países han realizado y planean operaciones de evacuación por mar, mientras el aeropuerto de Jartum permanece cerrado por los combates en sus cercanías. También algunos afortunados que pueden costearse el largo y peligroso viaje desde la capital han optado por la vía marítima.

Las Naciones Unidas reubicaron temporalmente a su personal de contratación internacional de Jartum a Puerto Sudán, “para su posterior evacuación a los países vecinos donde trabajarán en remoto, como medida para reducir los riesgos para la seguridad de su personal mientras continúan brindando asistencia al pueblo de Sudán”, según ha anunciado la Misión de Asistencia para la Transición de las Naciones Unidas en Sudán en un comunicado. Cerca de 700 funcionarios de la ONU, ONG internacionales (ONG internacionales) y embajadas y sus dependientes han llegado a Port Sudan por carretera. Un pequeño número de trabajadores extranjeros, incluido el Representante Especial del Secretario General Volker Perthes, permanecerá en Sudán con el objetivo de trabajar !para resolver la crisis actual y regresar a las tareas encomendadas por la ONU“.