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ENTREVISTA | Magdalena Valerio

“Más que efecto llamada, siempre me ha gustado decir que hay un efecto huida”

La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio.

Irene Castro / Gabriela Sánchez

Magdalena Valerio (Torremocha, Cáceres; 1959) está acostumbrada a tomar las riendas de sus cargos de responsabilidad bajo presión. El día que tomó posesión como consejera de Trabajo en Castilla-La Mancha, falleció un trabajador en un accidente laboral en Guadalajara, el lugar donde ha desarrollado su carrera profesional y política. Recién aterrizada en el renombrado Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, su departamento es uno de los involucrados en el dispositivo de rescate del Aquarius, el buque con 629 personas a bordo y que Italia ha rechazado.

“El martes pasado a esta hora, era funcionaria de Fomento”, dice la ministra excusando la “cautela” que muestra a lo largo de toda la entrevista con eldiario.es por tratarse de los “primeros pasos” del Gobierno. Valerio no tiene aún un equipo más allá de su jefa de prensa y la responsable de gabinete. Tiene nombres en la cabeza, pero aún está dándole vueltas. Quiere llevar los nombramientos de secretarios de Estado, por ejemplo, al Consejo de Ministras de este viernes y ahora mismo trabaja con los cargos de confianza de Fátima Báñez.

Ni siquiera dispone aún de un despacho en el Congreso de los Diputados (no tiene escaño, aunque es de las pocas del Gobierno que forma parte de la dirección del PSOE) y, por ahora, José María Barreda, que fue su jefe en el Gobierno de Castilla-La Mancha, le presta el suyo.

Lo que sí reconoce la responsable de Migraciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez es que la Administración central tiene pocos medios para asumir la llegada de las 629 personas que van a bordo del Aquarius: “Con los recursos propios que tenemos hay poco margen de maniobra, pero como esto ha prendido un movimiento solidario en muchas comunidades, estoy absolutamente convencida de que todas y cada una de las personas que van a venir en esos barcos van a tener atención adecuada; o bien directa de las comunidades autónomas a través de servicios sociales y sus mecanismos o bien a través de nuestros centros de manera directa o de las organizaciones que están colaborando”.

“Estoy convencida de que van a estar bien atendidas y en eso nos vamos a volcar: en que todos los dispositivos funcionen”, remacha. Esa labor la está coordinando la vicepresidenta, Carmen Calvo, con los demás departamentos involucrados (Fomento, Sanidad, Interior, etc.) y las administraciones, como la Generalitat Valenciana.

Una de las incógnitas con respecto a la recepción del Aquarius se encuentra en los espacios dónde serán hospedados o internados los recién llegados. Cuando una patera alcanza las costas españolas, existe el riesgo de que algunos ocupantes, aquellos que no son considerados “vulnerables” por la Policía Nacional, son derivados a un Centro de Internamiento para Extranjeros, dependientes de Interior.

“Esto es un poco distinto, esto es una crisis humanitaria”, dice Valerio, que deja en manos del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska la decisión de los trámites ligados a Extranjería pero sí rechaza que, en este caso, vayan a acabar en un CIE: “No creo que vaya por ahí. Esto es una crisis humanitaria”. ¿Tendrá un tratamiento excepcional? “Claro”, sentencia.

Una de las cuestiones sobre las que Valerio evita pronunciarse es sobre el papel que ha jugado Italia rechazando el Aquarius –otros miembros del Ejecutivo creen que puede pasarle factura al Ejecutivo y cuestionan la posición del Movimiento Cinco Estrellas, que gobierna en coalición con la ultraderecha xenófoba–, pero sí que niega que la decisión del Ejecutivo de Sánchez vaya a favorecer el llamado ‘efecto llamada’, uno de los argumentos habituales del Partido Popular para no lanzar políticas sociales de acogida, pero que también han salido de la boca de los socialistas.

“Espero que no haya un efecto llamada. Más que efecto llamada, siempre me ha gustado decir que hay un efecto huida. Las personas huyen de la guerra, de los conflictos, del hambre, de la falta de sanidad, de la penuria…”, dice antes de referirse a otro de los colectivos de los que se tiene que hacer cargo el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social que dirige: “Lo hemos vivido en nuestro país. Hemos sido un país de emigrantes. Por cierto, hemos vuelto a ser emigrantes económicos. Son muchos los jóvenes que deciden ir a buscar condición laboral; ya no mejor, sino condición laboral”, añade la ministra sobre uno de los temas que pretende priorizar el Gabinete de Sánchez a través, por ejemplo, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que está en manos del astronauta Pedro Duque.

Su discurso rompe con el alarmismo ligado al argumentario del Gobierno de Mariano Rajoy en materia migratoria. “Hay que pasar de las palabras a los hechos. Es la única manera de que seamos creíbles las personas que tenemos responsabilidades públicas”, defiende orgullosa de que la acogida del Aquarius sea una de las primeras medidas que ha adoptado Pedro Sánchez en Moncloa.

El paso hacia delante del nuevo Gobierno en la recepción de los 620 refugiados rechazados por Italia eleva las expectativas de las ONG sobre la política migratoria y de asilo que pretende dirigir desde su departamento. Sin embargo, Valerio rechaza detallar las medidas que, más allá del Aquarius, pretende liderar en materia de migraciones. “Con este primer gesto se ha visualizado por dónde quiere ir el Gobierno y el presidente a la cabeza. Habla por sí mismo”, dice la ministra.

Por ahora, la ministra se centra en la gestión inmediata de la llegada del Aquarius y no quiere entrar en posibles cambios en la política migratoria de España. Aún descarta hablar de medidas concretas sobre el colapso del sistema de solicitudes de asilo, los fallos del sistema de acogida o sus compromisos en esta materia, pues recuerda su reciente llegada al Ministerio.

Sí aclara que, en principio, se mantendrán las competencias en materia de migración heredadas del Gobierno anterior. Es decir, la creación de una Secretaría de Estado de Migraciones, no parece llevar consigo un traspaso de asuntos que, hasta ahora, dependían de Interior, como la gestión de las solicitudes de asilo.

La titular de Migraciones emplaza, como el resto del gabinete a que la Unión Europea dé respuestas a la la situación de la población migrante: “Queremos que haya un entendimiento, un acuerdo a nivel europeo. Hemos estado ahí, con esa sensibilidad que hay que tener para buscar solución y acogida a un problema humanitario”.

“Está claro que Europa tiene que posicionarse con seriedad en relación a los temas que está habiendo de crisis humanitaria, refugiados y personas que necesitan una atención. Es una responsabilidad de solidaridad y estricta humanidad que tengamos todos los países una implicación, que seamos copartícipes y solidarios con la situación”, apostilla.

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