Los migrantes huyen de sus países. Por tierra y por mar. Por donde pueden. Unas veces llegan a Europa por el Mediterráneo Oriental; otras veces por el Mediterráneo occidental. Pero el drama de personas a la deriva existe. Y las instituciones europeas se repiten una y otra vez que es un problema al que hay que dar una solución colectiva y cooperativa.
Hasta que salta Matteo Salvini y pone muros en los puertos italianos. O Viktor Orbán, y levanta verjas en Hungría. Este miércoles arranca una cumbre informal de jefes de gobierno de la UE, con una agenda clara: migración, Brexit y seguridad.
Y sobre la mesa está una de las propuestas estrella del presidente de la Comisión, Jean-Claude Junker –más allá de acabar con los cambios horarios–: un nuevo cuerpo policial para ayudar a los gobiernos a vigilar las fronteras exteriores. La propuesta se asienta sobre dos patas para intentar contentar al centroderecha, el centroziquierda y el centro-centro: asumir que se trata de un problema global que concierne a la UE como colectivo; y que no le vale la idea de una Europa de puertas abiertas.
Pero no es el único asunto que está sobre la mesa y sobre el que se hablará en la cumbre. También está presente la idea de construir plataformas de desembarco en Egipto, y los problemas con los puertos italianos. Sobre este último asunto, el Consejo Europeo asume que no habrá “grandes avances”.
“En realidad”, explican fuentes diplomáticas, “lo que puede salir en claro el miércoles y el jueves es qué prioridades se asumen y qué se intenta poner en marcha. Está claro que hay un problema y es necesario abordarlo”.
No es sólo que haya un problema político, es que cualquier idea nueva que se aborde necesitará de acuerdo, consenso, negociación para redactar un documento y, después, dinero para aplicarlo. Es muy difícil que haya algo tangible en este periodo legislativo, sostienen las fuentes. Es decir, que puede ser que ese ansiado cuerpo policial de Juncker no lo vaya a ver Juncker como presidente de la Comisión: se trata de alcanzar la cifra de 10.000 agentes para 2020.
En todo caso, el Gobierno español se muestra favorable a la idea, pero destaca el escollo de la financiación a la hora de desarrollar Frontex con la incorporación de miles de funcionarios nuevos.
El Gobierno también quiere saber cómo será el mandato de ese cuerpo: qué van a hacer, cuáles serán las competencias de política interior, cómo queda la soberanía, cuándo van a intervenir... Es también una discusión sobre la gobernanza del nuevo Frontex, que pasa a ser una entidad más política y no tanto una unidad administrativa.
Las fuentes reconocen que se avecina una negociación larga, que tiene que ver con las perspectivas financieras. Será difícil en este periodo legislativo. La cuestión es que Frontex Plus con esas cifras sólo puede ser realidad si hay un presupuesto, y no todo el mundo lo comparte, y se aprueba por unanimidad. De momento, los que más dudas han expresado han sido Alemania y Países Bajos.
Además de la protección de las fronteras exteriores de la UE, los jefes de Gobierno de la UE abordarán también asuntos de seguridad para reforzar y afianzar la cooperación entre los organismos judiciales de los Estados de la UE, la lucha contra la ciberdelincuencia y el terrorismo.
En el marco de la discusión migratoria, está previsto que en la cena del miércoles el presidente europeo de turno, el canciller austriaco, Sebastian Kurz, exponga los dosieres relativos al paquete migratorio y una referencia a Egipto “con la idea de ver posibles colaboraciones con ese país”. ¿Las plataformas de desembarco? “Vamos a escuchar y vemos”, explican fuentes del Gobierno.
Las fuentes no esperan grandes avances, pero sí avances “razonables”, ya que asumen que no se está ante un consejo que vaya a reabrir el debate de junio. Aquel consejo fue complicado por las tensiones, sobre todo, con Italia. La sensación en Bruselas es que ha mejorado el ambiente político y que hay que abordar el rescate en alta mar sin que haya un choque de trenes por política interna pensando en la opinión pública nacional.
Brexit
El otro gran asunto de la cumbre será el Brexit. La fecha del divorcio es el 29 de marzo, pero antes tiene que llegar un acuerdo que luego será ratificado por los países con sus trámites parlamentarios y legislativos. Ese acuerdo, en forma de declaración política, estaba previsto para octubre, pero ya el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, ha anunciado una previsible nueva cumbre en noviembre –consejo extraordinario– para rematarlo. Es decir, la fecha se pospone y entra en zona de riesgo.
El encargado de negociar el Brexit por parte de la Comisión Europea en Michel Barnier, quien expondrá el estado de la cuestión en el almuerzo del jueves. Las fuentes afirman que se está buscando el camino que haga posible cerrar esta etapa de manera que los valores comunitarios queden claros y se pueda dar una señal “positiva” para una futura relación con el Reino Unido. Después de la ratificación del acuerdo de retirada a principios de año, previsiblemente, habrá una reflexión previa a la negociación del mandato.
Para ello, en noviembre hay que llegar a un acuerdo que ratifiquen los países. O hay acuerdo o no hay acuerdo, aseguran las fuentes, que alertan de que se entraría en una zona de riesgo parlamentaria si no hay acuerdo para noviembre.