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“Para ellos el español es blanco”: el 78% de los afrodescendientes en España dice haber sido discriminado por su color de piel

Bares donde se niegan a servirles, mayores trabas para acceder a una vivienda, identificaciones policiales discriminatorias, ser confundidas con prostitutas, no conseguir un puesto de trabajo “por ser negra”. La mayoría de residentes afrodescendientes y africanos de España no se sienten españoles y han sido discriminados alguna vez por su color de piel o conocen a una persona de su entorno que lo ha sido, según los resultados de un estudio “pionero”, promovido por la Dirección General para la Diversidad Étnico-Racial del Ministerio de Igualdad, que busca “empezar a combatir la discriminación estructural” sufrida por esta población, sobre la que apenas existen estadísticas oficiales.

El informe 'Aproximación a la Población Africana y Afrodescendiente en España: Identidad y acceso a Derechos', basado en dos encuestas on line elaboradas a un total de 1.369 personas afrodescendientes y africanas, así como a representantes de asociaciones que aglutinan o apoyan a esta población. Aunque sus autores, Mª Ángeles Cea y Miguel Vallés, advierten que se trata de un primer estudio cuya muestra aún no representa a los habitantes más vulnerables (a los que es más difícil acceder), sus resultados ya dibujan un panorama preocupante.

A pesar de que el 71% de las personas encuestadas tienen la nacionalidad española, el 60% no se siente español. “No se sienten españolas porque 'no se las reconoce como tal', debido a su color de piel. Se les sigue visibilizando como foráneos. Incrementando en consecuencia sus posibilidades de discriminación”, explica Mª Ángeles Cea, a partir de las razones aportadas por los entrevistados. “No son uno más, lo que genera problemas de identidad: no se sienten de ninguna parte”.

“Nunca me han tratado de aquí”

Los testimonios recabados en la encuesta, que también deja espacio para que los entrevistados expresen sus experiencias particulares, evidencian el desarraigo documentado en el estudio. “He nacido en España y nunca me han tratado de aquí. De pequeña siempre decía que era africana, hasta que me hice mayor y porque tengo el derecho de decir 'soy española'. Es por dignidad, no por sentimiento”, responde una de las encuestadas. “Siempre se me ha recordado que no puedo ser española ya que soy negra. Me siento percibida como una extraña”, dice otra. “Para ellos el español es blanco y yo me niego de querer un país que no me respeta”.

La mayoría de los encuestados han experimentado alguna forma de discriminación, sin embargo solo el 10% indica haber denunciado los hechos. El 78% responde haber sido discriminado -o conocer un caso cercano- por su color de piel o rasgos étnicos. “Es casi generalizada”, indica el estudio. Por su parte, el 47% sostiene que la exclusión se produce por su nacionalidad. Las mujeres son quienes “más denuncian haber experimentado discriminación por aspecto físico (33%)”. Mientras que la discriminación atribuida a su cultura y costumbres “se menciona más por quienes comúnmente son percibidos más distantes”, en referencia a los musulmanes (56%) y los nacidos en África (33%).

Sobre el principal ámbito o espacio donde perciben el racismo, la mayoría de los ciudadanos africanos y afrodescendientes aseguran sufrirlo en “todos los espacios, en la sociedad en general”. “Se da en muchos ámbitos de la vida social, desde la esquina en la cual se compra la barra de pan, pasando por la televisión y lo que vemos en ello, incluyendo ámbitos universitarios, administrativos, etc”, responde una de las personas encuestadas. “Sobre todo, en el colegio desde pequeño, que no paraban de tocarme el pelo como si fuese su peluche y sin permiso. Literalmente [lo hacía] todo el colegio, pero de aquel entonces yo era el único negro en ese colegio”, indica otro encuestado.

“He tenido un momento de vida que lo pasé muy mal. Te discriminan siempre vayas donde vayas. Aun que estés bien, solo por tu color de piel, ya te clasifican de pobre, aunque tengas una presencia exquisita”, sostiene otra de las respuestas. “Asumen que soy una prostituta o que estoy a la venta”, sostiene una mujer afrodescendiente. Los participantes también mencionan “bares donde no me han querido servir” o “detenciones al 'azar' por parte de la policía”, entre otros muchos espacios de su vida diaria.

Discriminación laboral

El estudio destaca la discriminación sufrida por estas personas en el ámbito laboral. Un 95% de las personas africanas y afrodescendientes considera que tiene menos oportunidades para acceder a un puesto de responsabilidad o a cualquier puesto de trabajo (94%).

Quienes aseguran haber sufrido discriminación laboral alegan haber sido “rechazado durante una entrevista” (37%) y “no acceder a empleos para los que están formados” (37%). Un 20% responde que suele tener “peores horarios” (20%) que sus compañeros; mientras que un 19% denuncia que les pagan “menos que otras personas en su mismo empleo”. El documento detecta una mayor discriminación en las mujeres (41%) que en los hombres.

“Era más joven, y todas mis compañeras del instituto eran contratadas, por horas en alguna fábrica. A mí nunca me contrataban, me lo confesaban en mi cara: 'Es que eres negra'”, denuncia una de las encuestadas. “Llegar a una empresa a echar el currículo, y ver una posible oferta, y que te digan que el puesto ya está cubierto hace pocos días, y ver como minutos más tarde una persona autóctona obtenía información acerca del mismo puesto”, describe otro testimonio.

Pese al elevado nivel de formación con el que cuenta la mayoría de participantes, el informe llama la atención sobre su “ubicación en los peldaños laborales de baja (24%) y media cualificación (44%)”. Su media de ingresos es de 1.497 euros al mes. En este sentido, los investigadores advierten que su estudio “no incluye a toda la población negra, africana y afrodescendiente que reside en España, sino fundamentalmente la menos presente en el imaginario colectivo y que dista de la imagen visibilizada a través de los medios de comunicación en noticias sobre inmigración irregular, venta callejera o actividades delictivas”.

Trabas a la vivienda

Cuando se les pregunta por la discriminación sufrida, otro de los ámbitos más destacados es el acceso a la vivienda. El 91% de los entrevistados percibe que tiene menos oportunidades para elegir una casa, ya sea en alquiler o en propiedad.

Según la investigación, el 47% de las 1.150 personas que afirmaron tener una vivienda en alquiler o propiedad manifestaron “haberse sentido discriminadas en el acceso a la vivienda”. Las principales razones aportadas son: “por ser negro” (56%), “mayores trabas” (15%), “desconfianza racista” (14%), “por ser inmigrante y negra” (11%), “no acceder a pisos alcance” (2%) y “por sus elevados precios” (2%).

“Al ser una persona afrodescendiente, pero nacida en Catalunya, el trato cambia de manera significativa cuando, por ejemplo, después de hablar conmigo por teléfono, aparece una chica negra que ellos no esperaban. Con esto, se me han negado viviendas, e incluso una plaza en una guardería, diciéndome, cuando me vieron, que ya no había plazas”, explica uno de los participantes del estudio. También son señalados los medios de comunicación debido a la imagen “negativa” y “estareotipada” proyectada de la población afrodescendiente y africana.

La Directora General de Diversidad Étnico Racial, Rita Bosaho, este estudio busca “empezar a combatir la dicriminación estructural que sufrimos los afrodescendientes y africanos en España”. La promotora del estudio sostiene que para aplicar políticas que reviertan el racismo es necesario tener más información sobre esta población, dado que no existen estadísticas oficiales, pues estas no incluyen preguntas sobre los rasgos étnico-raciales. “Necesitamos datos. Estamos abriendo el debate sobre la necesidad de tener mejores estadísticas, encuestas y estudios, pero el informe pone de relieve es que necesitamos empezar a trabajar”.