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El Gobierno separa a mujeres de sus hijos por ser víctimas de trata, denuncia Women's Link

“Mamá me dejó en aquel lugar. Eran buenos, me llevaban al colegio, me compraban cosas. Pero estoy enfadada con mamá porque quería verla”, explica una niña de siete años al recordar los seis meses en los que estuvo separada de su madre sin entender muy bien lo que pasaba. Cuando el rencor hacía de las suyas: su madre estaba siempre y, de repente, dejó de estar.

En realidad, Mama Favour, su madre, se levantaba cada día con el objetivo de recuperarla. Todas las cosas de su hija, de tres años, permanecían en la habitación como y donde siempre habían estado. La documentación con la que se oficializó la retirada de la tutela de la pequeña estaba organizada por fechas, sin que pudiese entender buena parte de su contenido. El cuarto esperaba así el regreso de la niña, de la que fue separada por las autoridades españolas por ser víctima de trata, denuncia la ONG Women's Link.

A través de la historia de Mama Favour y su hija, la organización documenta en un amplio informe las “dificultades que se encuentran las mujeres nigerianas para ejercer su derecho a ser madres” al llegar a España donde, denuncian, las autoridades “consideran de forma sistemática que sus hijos e hijas se encuentra en una ‘situación de riesgo’ porque sus madres son víctimas o presuntas víctimas de trata”. En base a este argumento, el resultado suele ser la retirada de la tutela cuando estas mujeres no se reconocen como víctimas.

La ONG ha documentado 14 casos en los que, como Mama Favour, mujeres nigerianas víctimas de trata acaban separadas en España de sus hijos o hijas por el hecho de serlo.

La opción que se les ofrece, apuntan desde la organización, es reconocerse como víctimas de trata y acudir a un recurso especializado para evitar la separación, a través del llamado “periodo de reflexión” que conlleva la colaboración con la investigación de las autoridades. Sin embargo, recuerda el estudio, “la falta de autoidentificación” forma parte intrínseca de la naturaleza de la trata y del miedo que tienen las mujeres“ a la red.

Además, según reza el informe, “ningún texto normativo estatal, regional o internacional exige que las víctimas se reconozcan en una situación de trata para desplegar la obligación de los Estados de ofrecer protección”.

A Mama Favour y a su hija, que llegaron a la costa de Tarifa en verano de 2014, las separaron porque, según las autoridades españolas, la niña se encontraba en “situación de desamparo”. El supuesto peligro para la niña se decretó, relata el estudio, en base a los “informes recibidos por la organización que gestionaba el centro de acogida, un informe de la policía que la identificó como víctima de trata y el deseo expreso de ella de abandonar el centro con su hija”.

Durante el tiempo en el que duró la separación, la mujer no olvidaba el día en el que le retiraron la tutela de Favour, describe el informe. “Me la quitaron el 13 de agosto de 2014. Aquí están los papeles que me hicieron firmar, no entiendo mucho lo que está escrito. Es mi única hija… estoy destrozada. No puedo vivir sin ella. Aquí tengo colocadas sus cosas, su ropa, sus juguetes y estos papeles que me han dejado”, relataba la nigeriana en un testimonio recogido por la ONG.

La mujer decidió quedarse en el centro para recuperar a su niña y asistía puntualmente a todas las visitas pautadas por el servicio de protección de menores, explica la ONG. “Sólo puedo verla una vez a la semana durante una hora. Me han dicho que no llore durante las visitas porque la pongo nerviosa y entonces se quiere venir conmigo y que si lloro cuando la veo no van a devolvérmela y no me dejarán verla de nuevo”, decía entonces Mama Favour.

Informes “estereotipados” para decretar el desamparo

La ONG denuncia que el seguimiento que se hacía por parte de los servicios de protección a los niños y niñas separados de sus madres “no era el adecuado”. Según denuncian, “no existía un respaldo legal para mantener la situación de desamparo, por lo que algunos expedientes se cerraban a los seis meses”. En esta línea, añaden que los informes en los que se basaban las declaraciones de desamparo “eran estereotipados y hablaban de indicios generales de trata, sin realizar un estudio individualizado de cada caso”.

Tras seis meses de distancia y sufrimiento, de visitas vigiladas de una hora a la semana, Mama Favour pudo recuperar a su hija. “El expediente de desamparo se cerró puesto que no existían razones para continuar con la separación de madre e hija”, afirman desde Women’s Link. Algunos daños tardaron en olvidarse. “Favour estaba enfadada conmigo. Me decía que la había abandonado. También decía que no hablo español, y a ella ya no le gusta el inglés”.

Mama Favour aceptó trasladarse a un centro especializado para mujeres víctimas de trata en Zaragoza. Aunque ella seguía sin reconocerse como tal, lo hacía por su hija, afirmaba: “Yo no soy víctima, no lo soy, tengo que pagar mi viaje, es normal. Realmente he aceptado ir porque necesitaba que me devolviesen a mi hija, no voy a mentir respecto a eso”. Tiempo después, la ONG supo que la mujer se encontraba en París junto a su hija. “Nos contó que tuvo que dejar el centro en Zaragoza porque tenía que pagar la deuda y si no la pagaba algo malo le pasaría a su familia y a su hija”, indica el estudio.

Además de los obstáculos añadidos con los que se chocan las madres víctimas de trata en España, la ONG denuncia otras dificultades a las que hacen frente muchas mujeres nigerianas en otros países de Europa como Francia, Alemania o Dinamarca. La ONG alerta de los fallos en los sistemas de identificación y protección de las niñas víctimas de trata, en un momento en el que “las redes han bajado la edad de captación y han subido las deudas”.

En este sentido, Women’s Link denuncia que estos mecanismos de protección y de determinación de la edad de las víctimas de trata en la Unión Europea son “muy diferentes” cuando se encuentran en un país o en otro. Este hecho, alertan, influye en las decisiones de las redes a la hora de permitir que los hijos se queden con sus madres o decidir arrebatárselos. “La falta de armonización de los sistemas de protección es utilizada por las redes de trata para escoger hacia donde mover a las mujeres y dejar o no que sus hijos e hijas viajen con sus madres”, señala el estudio.

A ello se añade, enumera la ONG, los “estereotipos” que pesan sobre las madres nigerianas. “Las organizaciones que las acompañan en sus procesos de integración explican que las instituciones consideran a las mujeres nigerianas ‘malas madres’ porque ejercen su maternidad de una forma distinta a la europea, que se establece como modelo único de maternidad y de familia”, desarrolla el documento. El informe da cuenta de la influencia de estos prejuicios a la hora de otorgar la protección y respetar la unidad familiar en cada uno de los países analizados.

“Cuando hablamos de las víctimas de trata, rara vez nos paramos a pensar en que estas mujeres también tienen derecho a ser madres y a tener una familia. Es necesario que la prioridad de las autoridades empiece a ser la de proteger los derechos humanos de las víctimas de trata y, por tanto, la de proteger su derecho a estar con sus hijos e hijas”, resume Gema Fernández, abogada de Women’s Link.