La educación y la salud en Guinea Ecuatorial retroceden mientras el “maná” del petróleo se agota en el país, denuncia Human Rights Watch (HRW) en un informe difundido hoy sobre la corrupción del régimen de Teodoro Obiang Nguema.
La autora del estudio, Sarah Saadoun, explicó en un encuentro con Efe que dedicó más de un año a la elaboración del proyecto de investigación en el que cotejó la documentación de las principales instituciones con acceso a información oficial del país, además del trabajo de campo en 2016 con visitas y entrevistas.
De aquella declaración de Obiang, el presidente en el poder más longevo del mundo, que comparaba en los años noventa el comienzo de la explotación del petróleo con “un maná del cielo”, en alusión al pan bíblico, sale el informe ¿Maná del cielo? (Manna from heaven), explica Saadoun.
El demoledor documento convierte en una trágica maldición bíblica aquellas palabras de Obiang al constatar el retroceso en educación y salud que sitúan a Guinea Ecuatorial por detrás de los logros de sus vecinos en la región.
Eso en un país donde la renta per cápita ha pasado de las más pobres del planeta a las más ricas, de 330 dólares a principios de los noventa a 24.304 dólares en 2012.
Con unos ingresos en su Producto Interior Bruto (PIB), según los datos del informe, de 132 millones de dólares antes de explotar el petróleo -a partir de mediados de los noventa- hasta los 19.000 millones de dólares de 2012, el Gobierno de Obiang dedicó sólo entre el 2 y el 3 por ciento del presupuesto de 2008 y 2011 a educación y salud.
Estas cifras, subraya Saadoun, contrastan con los faraónicos proyectos en los que aparecen como principales beneficiarios empresariales los jerarcas del régimen, que monopolizan las obras entre las que sobresale la nueva capital administrativa, Oyala, en mitad del bosque de la región continental.
Previamente, esas empresas constructoras habían levantado tanto en la capital de la ex colonia española, Malabo, como en la continental, Bata, innumerables inmuebles y sedes de organismos oficiales para lo que obtuvieron cientos de millones de dólares del presupuesto público.
A pesar de las dificultades para contrastar las cifras, dada la escasez de documentos oficiales, el informe destaca que, según el FMI, en 2015 el plan de gasto en Oyala alcanzó los 8.000 millones de dólares y un borrador del organismo internacional en poder de HRW calcula que esa nueva ciudad recibiría en 2016 la mitad del presupuesto estatal.
Saadoun reclamó un cambio en las prioridades de gasto del Gobierno de Obiang, al que acusan de incumplir presupuestariamente las mínimas obligaciones con los derechos humanos de los habitantes del país, cerca de un millón.
Tras el acceso al poder en 1979 mediante un golpe de estado militar contra su tío, Francisco Macías, primer mandatario desde la independencia de España en 1968, Teodoro Obiang ha hecho que esa riqueza no revirtiese en la población, según HRW.
Algunos ejemplos expuestos en el documento destacan que desde el “boom petrolero” las tasas de vacunación están “entre las peores del mundo”.
“La vacunación de tuberculosis de los recién nacidos y niños ha descendido del 99 por ciento en 1997 al 35 por ciento en 2015”, en una nación donde la mitad de la población no tiene acceso a agua segura, cifra que no ha variado desde 1995.
El próximo lunes comienza en París el juicio contra el vicepresidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Nguema Obiang Mangue, más conocido como “Teodorín” acusado por la fiscalía de haber transferido entre 2004 y 2011 unos 110 millones de euros del tesoro público a sus cuentas personales.
Entre otras compras, “Teodorín”, hijo del gobernante ecuatoguineano, adquirió -subraya el informe- una mansión de lujo, coches de altísima gama y enseres de diseño valorados en 175 millones de euros.
Suiza también ha abierto una investigación por presuntos delitos similares contra el hijo de Teodoro Obiang al que ha requisado también coches de lujo y un yate valorados en 100 millones de dólares.
Pese a todo, la experta en derechos humanos y negocios de HRW considera que “tal vez no sea tarde” para revertir el despilfarro y atender las necesidades vitales de la población antes de que se seque el “maná”, lo que está previsto en 2035 si no hay nuevos hallazgos de yacimientos petrolíferos.