Mitos, bulos, fake news. Así ha descrito un equipo internacional de investigadores toda una serie de afirmaciones frecuentes sobre la población inmigrante, como que los países de altos ingresos están sufriendo una invasión, que los inmigrantes suponen una carga para las economías locales y una amenaza para los sistemas sanitarios o que son portadores de enfermedades contagiosas.
La mayoría de estos argumentos que circulan internacionalmente han sido repetidos por los tres principales partidos situados a la derecha del espectro político en España, PP, Ciudadanos y Vox, a pesar que un número especial de la revista médica The Lancet publicado este jueves presenta “evidencias que desmienten estos mitos comunes y destacan los beneficios de la migración moderna”.
Los resultados de este especial corresponden a un proyecto de dos años elaborado por una comisión internacional formada por 20 investigadores de 13 países. En sus conclusiones, la comisión ha sido especialmente crítica con los dirigentes políticos que “continúan restringiendo o condenando públicamente la migración para promover sus propios intereses”, a pesar de que los inmigrantes “sostienen las economías, refuerzan los servicios sociales y contribuyen a los servicios de salud” de los países de acogida.
Según la profesora del Instituto Noruego de Salud Pública y miembro de la comisión, Bernadette Kumar, “con demasiada frecuencia, los políticos ceden al racismo en lugar de actuar enérgicamente para contrarrestarlo”. No solo la extrema derecha de Vox, con Santiago Abascal al frente, sino también Pablo Casado, secretario general del Partido Popular e incluso Albert Rivera, líder de Ciudadanos, han ayudado a propagar ideas que no se sustentan en datos.
El mito de la “invasión” de los inmigrantes
Una de las principales estrategias de partidos xenófobos de toda Europa es la de azuzar el miedo a una “auténtica invasión que pretende sustituirnos”, tal y como aseguran desde Vox, que ha utilizado de forma reiterada el término durante la campaña de las elecciones andaluzas.
Lejos de reprobar los bulos, el pasado mes de julio, fue Pablo Casado el que aseguró que “no es posible que España pueda absorber millones de africanos”, mientras que Albert Rivera, llegó a desplazarse hasta la valla de Ceuta para alertar de una llegada “masiva” de inmigrantes.
Los datos desmienten un incremento masivo de las migraciones a nivel global. Según la comisión, “esta retórica tiende a ignorar el hecho de que ha habido pocos cambios en el porcentaje de los migrantes internacionales del mundo, que sólo ha aumentado de 2,9% a 3,4% de 1990 a 2017 a nivel mundial”.
El estudio reconoce, no obstante, que el porcentaje de migrantes que se dirigen a países de altos ingresos ha aumentado de forma significativa desde 1990, pasando de un 7,6% a un 13,4%. Sin embargo, destacan que en estos porcentajes entra también el aumento de los estudiantes internacionales y los trabajadores cualificados, mientras que el número de refugiados se ha mantenido prácticamente constante durante las últimas décadas y siguen siendo “las naciones menos ricas las que acogen a un número desproporcionadamente mayor de poblaciones desplazadas”.
No suponen una amenaza para el sistema sanitario
Otro de los principales mitos propagados por la derecha es que los inmigrantes suponen una carga para los países de acogida, especialmente para el sistema sanitario. Apoyándose en este mito, el Partido Popular de Mariano Rajoy eliminó la universalidad de la sanidad española, limitando el acceso de los inmigrantes en situación irregular. Los populares justificaron la medida por razones económicas, argumentando que el gasto público debía reducirse por la crisis. Sin embargo, nunca se ha presentado una estimación del posible ahorro conseguido y la medida fue derogada por el actual gobierno de Pedro Sánchez.
La eliminación del acceso a la sanidad de los inmigrantes en situación irregular también figura en el programa electoral de Vox. Desde Ciudadanos también se ha propuesto una sanidad limitada y Albert Rivera ha defendido la exclusión sanitaria.
Sin embargo, el presidente de la comisión que ha elaborado el nuevo estudio, el profesor de epidemiología del University College de Londres, Ibrahim Abubakaro, asegura que “no hay pruebas de que los migrantes sean una carga para los sistemas nacionales de salud” y afirma que su exclusión es una “decisión política”, que “no se basa en pruebas”.
Abubakaro destaca la importancia de integrar a las poblaciones migrantes, ya que, los datos demuestran que “no hacerlo podría resultar más costoso para las economías nacionales”, debido a que las inversiones necesarias para proteger su salud son modestas en comparación con los ingresos obtenidos cuando los migrantes se convierten en “miembros productivos de la sociedad”.
Además, la comisión destaca que, lejos de ser una carga, “constituyen una parte considerable de la fuerza de trabajo en el sector de la salud” y “suelen reforzar los servicios mediante la prestación de atención médica, el cuidado de las personas mayores y el apoyo a los servicios con escasez de personal”, por lo que pide a los gobiernos que “mejoren el acceso de los migrantes a los servicios y refuercen su derecho a la salud”.
No traen nuevas enfermedades contagiosas
La imagen de los migrantes como portadores de enfermedades es “el mito más generalizado y poderoso relacionado con la migración y la salud a lo largo de la historia”, según los investigadores. Sin embargo, afirman que “no existe una asociación sistemática entre la migración y la importación de enfermedades infecciosas” y que las pruebas presentadas demuestran que “el riesgo de transmisión de las poblaciones migratorias a las poblaciones anfitrionas es generalmente bajo”.
De hecho, los ejemplos recientes de propagación de patógenos resistentes se debieron principalmente a los viajes internacionales, el turismo y el movimiento de ganado, más que a la migración, por lo que la comisión critica que se invoque la protección del público como razón para denegar la entrada, la detención o la deportación, de inmigrantes, “algo que no está justificado y que provoca que los migrantes se enfrenten a situaciones de salud peores”.
A pesar de ello, tanto el Partido Popular como Vox han recurrido a este mito en varias ocasiones durante los últimos años. En 2011, la entonces presidenta del PP en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, aseguraba que “los inmigrantes han traído enfermedades ya erradicadas”, mientras que hace apenas unos meses, el secretario general del partido ultraderechista afirmaba sobre los inmigrantes que “los traemos a nuestras costas y no se les hacen controles que puedan evitar enfermedades contagiosas”, algo que ya fue desmentido por la Cruz Roja española.
También el líder de esta formación en Andalucía, Francisco Serrano, señalado como uno de los triunfadores de las pasada elecciones andaluzas, ha insistido en esta misma idea, asegurando que la creación de un centro para inmigrantes en su barrio es un riesgo para “nuestra salud y la de nuestros hijos” y vinculando su presencia con “enfermedades contagiosas”.
También los discursos racistas a menudo afirman que los migrantes tienen muchos más hijos que las poblaciones de acogida. Aunque la tasa de natalidad en muchos países de África es mayor que en España, la comisión ha recopilado datos de varios estudios que indican que las tasas de natalidad entre los migrantes en general “apenas alcanzan el nivel de reemplazo de la población y a menudo disminuyen”. Además, estudios realizados en varios países europeos, entre ellos España, demuestran que las tasas de fecundidad entre las mujeres migrantes son, en general, inferiores a las de las poblaciones de acogida.
En un editorial adjunto al informe elaborado por la comisión, el editor de The Lancet, Richard Horton asegura que “en demasiados países, el tema de la migración se utiliza para dividir a las sociedades y promover una agenda populista”, a pesar de que “por lo general, los migrantes contribuyen más a la economía de lo que cuestan”. Horton recuerda que la migración “no va a desaparecer” y advierte de que la forma en que tratemos la salud de los inmigrantes en la actualidad “terminará afectando a nuestras sociedades en las generaciones venideras”.