Nuevo portazo de Malta e Italia al buque Aquarius, operado por Sos Méditerranée y Médicos Sin Fronteras, que rescató este jueves a 11 personas, diez adultos y un menor, que se encontraban a bordo de un bote pequeño en apuros en aguas internacionales frente a la costa de Libia- La nave sigue a la espera de indicaciones para poder proporcionarles un lugar seguro donde desembarcar mientras continúa con sus labores de búsqueda de pateras en peligro en el mar.
El jefe de rescates del barco humanitario contactó este jueves con las autoridades italianas y maltesas en busca de ayuda después de mostrar su negativa a entregar a los supervivientes a una patrullera libia, algo que ambas organizaciones han rechazado por considerar que el país vecino no es un puerto seguro. Según relatan en su diario de operaciones, el centro marítimo de Malta respondió que no es ni la “autoridad competente” ni la “adecuada” para proporcionar a Aquarius un lugar seguro.
Por su parte, Italia ha contestado que no asignará un puerto ya que “no coordinó” el operativo de salvamento. En su férrea batalla contra las ONG de rescate, este lunes, el ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, ha vuelto a asegurar que el buque de rescate no podrá atracar en los puertos italiano. “El Aquarius 2, nuevo nombre y nueva bandera (primero Gibraltar y ahora Panamá), ha recuperado a una decena de personas en aguas libias, a pocas millas de la costa, pero se ha negado a cooperar con la Guardia Costera de Trípoli”, escribió en un mensaje en la red social de Twitter. “Ahora navega en el Mediterráneo: no va a tener espacio en los puertos italianos”, agrega.
De acuerdo con el relato de las ONG, el operativo se produjo en torno a las nueve de la mañana de este jueves, cuando, mientras patrullaban aguas del Mediterráneo, avistaron un pequeño barco de plástico en peligro. La embarcación estaba abarrotada y haciendo aguas, por lo que muchos de sus ocupantes han quedado expuestos al combustible, lo que suele causarles quemaduras en la piel por la reacción con el agua salada.
Las organizaciones indican que antes del rescate, trataron de contactar sin éxito con las autoridades libias, tras lo que procedieron a socorrer la patera. También avisaron a las autoridades marítimas italianas, maltesas y tunecinas“, han explicado ambas organizaciones. Según aseguran, en un primer momento solo respondieron desde el centro de coordinación de rescates de Roma, que dijo que informaría a las autoridades libias.
Posteriormente, según se desprende de los correos electrónicos intercambiados, Libia indicó al Aquarius que transfiriera a los supervivientes a una de sus lanchas patrulleras, a lo que el buque humanitario se negó al considerar que el país vecino no es un puerto seguro para desembarcar a los supervivientes de acuerdo con el derecho internacional.
“Tengo todas las razones para creer que una operación de transferencia pondría en peligro la seguridad de las personas rescatadas y de mi tripulación debido al riesgo de pánico”, sostienen desde el Aquarius en un email remitido a Libia y a las autoridades maltesas e italianas. Tras la negativa, las autoridades libias respondieron a las ONG que se pusieran en contacto con otros centros de coordinación de rescates o a su Estado de bandera.
“Libia no es un lugar seguro y por tanto la gente no puede regresar allí”, señala MSF. Las ONG de derechos humanos han documentado numerosos abusos, torturas y explotación hacia la población migrante en el país vecino, adonde son devueltos por los agentes libios.
Los supervivientes son 10 hombres y un menor no acompañado que aseguran proceder de Pakistán y Costa de Marfil. Se desconoce, de momento, cuál será el destino de estas personas, que ahora se encuentran a bordo de la nave. Antes del cierre de los puertos italianos el pasado junio, los dispositivos de rescate solían estar coordinados por los guardacostas italianos, y cuando se auxiliaba a un pequeño número de personas, estas solían ser transferidas a otro barcos, que las trasladaban a puerto seguro.
Las organizaciones que operan el buque humanitario y la propia Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) han reclamado a los Gobiernos europeos que lleguen a un acuerdo que “proporcione claridad y predictibilidad” sobre dónde pueden atracar los barcos tras efectuar un rescate para evitar que se queden días “vagando” en el mar con personas rescatadas a bordo, como le ha sucedido al Aquarius en dos ocasiones desde el primer cierre de puertos, el pasado 10 de junio.
Se trata del primer operativo de salvamento que lleva a cabo el barco humanitario después de que el pasado 15 de agosto desembarcara a 141 personas en Malta tras pasar tres días en el mar a la espera de indicaciones. Las autoridades maltesas asignaron finalmente un puerto seguro después de que seis países, entre ellos España, llegaran a un acuerdo para repartirse a las personas rescatadas.
Al día siguiente, el buque partió rumbo a Marsella para aclarar la situación tras las trabas de las autoridades gibraltareñas, que decidieron retirar el pabellón al barco, alegando que estaba inscrito como buque de investigación. Durante el trayecto, auxiliaron a cinco migrantes tunecinos que finalmente fuerontrasladados a un buque de las autoridades tunecinas tras el rechazo de Francia, Malta e Italia. “Los cinco supervivientes decidieron regresar a Túnez debido a la falta de otras opciones”, explicaron. Después de un mes amarrado en el puerto francés, el pasado sábado, el barco de salvamento volvió a poner rumbo a aguas del Mediterráneo para reanudar sus labores de rescate ondeando una nueva bandera, la de Panamá.
El Aquarius el único barco humanitario que, de momento, se encuentra en la zona tras los constantes obstáculos impuestos por Italia y Malta a la labor de las organizaciones con misiones de salvamento, el acoso de las autoridades libias y la presión de la Unión Europea. Aunque el número de personas que llegan a Europa por el Mediterráneo ha descendido, la tasa de mortalidad ha aumentado, según un informe reciente de Acnur, que atribuía este incremento al mayor apoyo a las patrulleras libias y las trabas a las ONG.
La reducción de la capacidad de búsqueda y rescate en la costa de Libia con respecto es mucho menor a la que existía hace un año, cuando ocho ONG rescataron a 39.000 refugiados y migrantes. “La presencia de buques de ONG y otros que operan en aguas internacionales más cerca de las aguas territoriales libias que ahora también era fundamental para detectar los buques que necesitan ser rescatados”, recalca Acnur.