El maliense Djack acababa de saltar la valla de Melilla, el 2 de marzo de 2022, cuando se encontró a un guardia civil agarrando a un compañero en los alrededores de la alambrada. Mientras intentaba esquivarlo, relata, el agente le propinó golpes con el bastón policial en la cara y la espalda. Con su ojo ensangrentado, logró escapar hasta llegar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla, desde donde fue trasladado al hospital e ingresado durante 15 días. El joven, de 18 años, ha perdido la visión de un ojo. Un año después, pide Justicia.
El maliense, asentado en Barcelona como solicitante de asilo, ha presentado este jueves, con el apoyo de Irídia-Centro por la Defensa de los Derechos Humanos, una querella ante los juzgados de Melilla contra dos guardias civiles por las lesiones sufridas el 2 de marzo de 2022 tras un salto de la valla de la ciudad autónoma, que han provocado la “pérdida irreversible” de la visión de su ojo izquierdo. Djack ha denunciado al agente que le golpeó, así como a su superior jerárquico en el terreno, por un posible delito de tortura y de lesiones, con los agravantes de racismo y prevalencia de carácter público, detalla el escrito presentado en los tribunales, al que ha accedido elDiario.es. El caso cuenta con el peritaje psicológico de Sira - Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Torturas.
El día 2 de marzo de 2022, aproximadamente entre las 7 y las 10 de la mañana, varios centenares de personas protagonizaron un salto a la valla de Melilla. Entre ellas estaba Djack que, junto a un amigo, consiguió saltar la alambrada a una altura muy próxima al Centro de Menores La Purísima de la ciudad autónoma, según el relato de los hechos. “Cuando consiguieron saltar, un agente de la Guardia Civil consiguió atrapar” al amigo del denunciante “por la ropa, a la altura del pecho, con su mano izquierda, mientras en la mano derecha sostenía el bastón policial”. En ese momento, Djack “pasó corriendo por el lado derecho del agente y, al intentar esquivarlo, este le golpeó directamente dos veces seguidas” con la defensa “en la cara, impactándole en el ojo izquierdo”. Tras no lograr frenar su paso, volvió a golpear al maliense en la espalda.
El joven, entonces aún menor de edad, “comenzó a correr con el ojo ensangrentado, todavía confuso en cuanto a la pérdida de visión y porque en el ambiente aún se respiraba el gas pimienta que la Gendarmería marroquí había lanzado”. El querellante “corrió hasta llegar a la entrada del túnel cercano al Centro de Menores La Purísima, donde otros chicos que también acababan de saltar la valla le ayudaron. Cuando se detuvo, fue consciente de que apenas tenía fuerzas, y del fuerte dolor que sentía y que no paraba de sangrar”. Posteriormente, acudió al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) en torno a las 10:30 horas, donde recibió una primera asistencia sanitaria. Dada la gravedad de las lesiones, fue trasladado al Hospital Comarcal de Melilla, donde permaneció ingresado durante 15 días.
El joven fue ingresado tras sufrir una perforación ocular izquierda, razón por la que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de urgencia en el hospital melillense. En la actualidad, el solicitante de asilo está siguiendo tratamiento médico por su lesión ocular en el Hospital Sant Pau de Barcelona con el apoyo de la Fundació Punt de Vista, con sede en Barcelona. Un parte médico del Hospital Clinic de Barcelona confirma que el joven no podrá volver a ver a través de su ojo izquierdo. También está recibiendo atención psicológica por parte de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
En cuanto a la lesión de la espalda, “presenta en la actualidad una cicatriz atrófica, lineal, de bordes engrosados, de unos 3 cm de longitud y disposición oblicua situada en la mitad izquierda de la misma”, detalla el escrito presentado en el juzgado. Djack también lidia con las secuelas psicológicas derivadas del salto a la valla. En la actualidad, con un diagnóstico de Trastorno por Estrés Postraumático y de Trastorno Depresivo Mayor. Por este motivo, en la actualidad, se encuentra siguiendo tratamiento psicológico proporcionado la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)-Cataluña. También recibe tratamiento psiquiátrico, con tratamiento farmacológico y sesiones de seguimiento, en el marco del Programa de Psiquiatría Transcultural del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, según la información incluida en la denuncia.
Tras su llegada a España, Djack pidió asilo por el conflicto en su país de origen, Mali. El chaval y su familia tuvieron que huir de su pueblo debido a la situación de violencia en que se vio inmersa la localidad. Después de soportar varios ataques, se fueron a otro punto del país pero, tras haberse instalado y rehacer sus vidas, el 24 de marzo de 2019 tuvo lugar un ataque terrorista en el pueblo en el que murieron asesinadas al menos 160 personas. Entre ellas estaba la madre de Djack. El 2 de febrero de 2020, el maliense decidió huir, según detalla la denuncia. Al dejar Mali, trató de pedir asilo en Argelia, sin éxito, y finalmente pasó un tiempo en Marruecos, donde sufrió episodios de persecución y violencia policial, hasta que decidió tratar de entrar en territorio español para solicitar asilo, cuentan desde Iridia.
“Es urgente que se habiliten vías legales y seguras de acceso al Estado español y a Europa, y que se respete el derecho a la libertad deambulatoria de las personas que quieran migrar, así como su derecho al asilo”, denuncian en un comunicado los abogados de Iridia, que se encargan de la defensa de Djack. “Este respeto a los derechos es lo que debería primar en una actuación en frontera, y no la represión violenta para evitar el cruce de las personas ni para tratar de hacer devoluciones en caliente, incumpliendo la normativa nacional e internacional al respecto ni la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”.