Ninguno de los 23 inmigrantes que pisaron suelo español en su intento de acceder a Ceuta estaba herido, según la última versión oficial: estaban exhaustos, se les ayudó a salir del agua, pero no había ninguna lesión en sus cuerpos. Samuel –nombre ficticio– contradice las palabras del ministro de Interior.
Samuel estaba allí, en la orilla de la playa de El Tarajal, vio lo ocurrido y, según relata, también sufrió los pelotazos de goma sobre su cuerpo. “Cuando estaba en el agua me dispararon en la espalda, en la mejilla y en la mano”, describe desde Tánger. “Me devolvieron a Marruecos y no recibí ninguna atención médica”.
Durante la polémica intervención de la Guardia Civil española en el frustrado intento de entrada a Ceuta, en el que murieron al menos 15 personas, el Instituto Armado, que utilizó material antidisturbios para disuadirlos, no auxilió a los inmigrantesno auxilió a los inmigrantes en ningún momento bajo el argumento de que todo ocurrió en aguas marroquíes. No obstante, según los testimonios, los inmigrantes que alcanzaron la orilla ceutí tampoco recibieron ningún tipo de atención.
Jorge Fernández Díaz ha asegurado que las personas entregadas a Marruecos no lo necesitaban. “Las autoridades marroquíes no hubieran aceptado una entrega si alguna de estas personas hubiera llegado herida o con alguna lesión”, sentenció el pasado jueves cuando trataba de aclarar la actuación del Instituto Armado. “Estas personas llegaron sin ningún tipo de lesión, y sin ningún tipo de herida”. Pasada la comparecencia, las contradicciones continúan.
Samuel relata su experiencia a eldiario.es una semana después de haber cruzado el espigón que delimita las aguas marroquíes de las españolas y ser devuelto de nuevo. Atravesado ese punto, consideradas aguas interiores, Samuel ya estaba en territorio español, según la Ley de Extranjería. Pero el Gobierno español, tal y como explicó el ministro, no aplicó lo estipulado por esta legislación sino una “interpretación”. El joven se encontró con una hilera de agentes.
“Cuando yo llegué a la playa estaba herido, y también había otras personas heridas. Fui el tercero en alcanzar la orilla, primero llegaron un hombre y una mujer”, relata el joven a eldiario.es. Y allí estaban ellos, la cadena humana convertida en línea fronteriza, según el ministro. Pero las acusaciones de Samuel van más allá: “Al salir del agua una mujer 'guardia' me tendió la mano, me cogió y me empezó a dar golpes con el palo –la porra–”, describe Samuel.
No es el único que lo cuenta. “Los primeros en llegar a Ceuta fueron un hombre con su mujer. Ella estaba enferma y la llevaba su marido nadando. Él tenía la nariz reventada y, después, ya en Marruecos, tuvieron que darle puntos”, explica la investigadora Helena Maleno quien, desde el colectivo Caminando Fronteras, trata de documentar lo sucedido.
La denuncia que varias ONG presentaron a la Fiscalía General del Estado –que no ha sido admitida porque la causa está abierta en un juzgado ceutí– también introduce testimonios que mencionan a tres primeras personas, el matrimonio y un joven más.
“Uno de los supervivientes narra cómo fue de los primeros en entrar en el agua, y fue uno de los tres primeros en alcanzar la costa española”, consta en el documento. “A este chico, según los testimonios recogidos, le impactó una bola en la espalda y en la cabeza, esta última le provocó una herida abierta que sangraba bastante”, explica Patricia Fernández, abogada que lleva la denuncia. “En España nadie le atendió. Después de quedar detenido en la playa, fue entregado a Marruecos. Según nos cuenta el joven, la Gendarmería marroquí efectuó un primer auxilio”.