El acuerdo firmado por distintos grupos de la oposición siria en Arabia Saudí y el comienzo de un nuevo proceso de paz, sigue sin despejar la duda sobre el futuro de las mujeres en el país. La realidad es que, desterradas de los órganos de poder, algunas activistas llevan trabajando por la paz dentro de Siria, con grave riesgo para sus vidas, desde el comienzo de la guerra. Recientemente la organización Badael, en colaboración con la Fundación Kvinna till Kvinna, ha publicado el primer informe exhaustivo sobre esta materia. Oula Ramadan (1983) es la fundadora de Badael, y un perfecto ejemplo de este compromiso.
Activista por los derechos humanos -lo que le ha acarreado graves problemas con la policía-, ha trabajado para UNCHR y participado en varias organizaciones clandestinas, como el Foro por un Diálogo Democrático Nacional, y el Centro de Estudios por los Derechos Humanos de Damasco.
Desde la revolución de 2011 trabaja por la transición política, siendo un miembro destacado de la Iniciativa de Mujeres Sirias para la Paz y la Democracia. En 2014 recibió el premio a los Derechos Humanos de la organización 'No Peace without Justice', que preside la excomisaria europea Emma Bonino.
¿Existe una solución militar para Siria?
Absolutamente, no. Después de cinco años desde el levantamiento y tres de conflicto armado, está claro que es una solución política.
La oposición reunida en Arabia Saudí dijo que incluirá mujeres en las negociaciones con el Gobierno sirio...
En realidad no han alcanzado un acuerdo sobre el porcentaje de mujeres, sino una especie de acuerdo verbal, de que incluirán un 25% de mujeres en la delegación de las negociaciones. El comité que han creado con 33 miembros solo incluye dos mujeres, lo que solo supone el 6 o el 7%.
Pero veremos qué se puede hacer para presionar un poco. Lo bueno es que de entre las pocas mujeres que estuvieron en la conferencia cuatro eran feministas, y una se levantó pidiendo una cuota mínima del 30%, lo que ayuda mucho a que esto forme parte de los debates.
¿Algún partido de la oposición tiene esa cuota del 30% de mujeres entre sus líderes que reclamáis?
No. En absoluto.
El PYD (partido kurdo de izquierda) parece esforzarse en esa dirección.
El PYD es la única excepción en todo el país. Pero no todos los kurdos. En el Consejo Nacional Kurdo no hay paridad, no sé el porcentaje, pero es muy bajo.
¿Qué actividades por la paz habéis considerado al hacer vuestro informe?
Para el informe hemos tenido en cuenta las que buscan reducir la violencia y preparar el periodo posterior: concienciar sobre la justicia transicional, sobre cómo debería ser el Estado, la reconciliación, los procesos y diálogos educacionales a nivel local o nacional.
¿Qué actividades han desarrollado las mujeres en este sentido?
Uno de los hallazgos de este informe ha sido mostrar que las mujeres están diseñando su intervención, basándose en necesidades locales. En las zonas rurales de Alepo las mujeres se están centrando en el reclutamiento de niños, que se ha identificado como el principal problema. En Hasaka la mayoría de las actividades se basan en la convivencia, porque es un área diversa, con kurdos, asirios y árabes, donde hubo un genocidio armenio y asirio.
En Damasco se están centrando en la participación política de las mujeres, porque la mayoría de los grupos feministas estaban ubicados en Damasco antes de 2011. En Deir ez Zor, en las zonas controladas por el ISIS, muchos niños se están uniendo al ISIS por la mala situación económica.
Para mí fue impresionante comprobar que había tantas activistas. No hay suficiente información sobre ellas, no se les ha prestado atención tras la militarización del alzamiento.
¿Hay diferencias entre las intervenciones por la paz de hombres y mujeres?
Yo diría que no. Sí hay cosas específicas, como la llamada a una mayor participación política. En general, hemos visto que las mujeres eran más extremas en el rechazo de la violencia para lograr algo.
No lo hemos investigado en profundidad, se basa en la observación.
¿Las sirias tienen una influencia real sobre los hombres?
Todos estamos de acuerdo en que es una sociedad patriarcal. Por ejemplo, ciertos grupos extremistas les exigen que vayan acompañadas por un hombre, así que hay ciertos desafíos específicos que tienen que enfrentar durante su activismo. Pero lo que llama la atención es que están encontrando un modo creativo para alcanzar sus fines.
Por ejemplo, uno de los grupos quería trabajar en reclutamiento de niños y sabían que sería muy peligroso, porque en su área los reclutadores son los grupos extremistas. Así que implantaron unos cursos para combatir el analfabetismo de las mujeres y a través de estos aprovecharon para despertar la preocupación de las madres sobre el reclutamiento de sus hijos.
¿Qué es la Iniciativa de Mujeres Sirias para la Paz y la Democracia?
Es una iniciativa que se estableció diez días antes de Ginebra II. Su objetivo es unir a las mujeres para lograr que participen en las conversaciones de paz.
Estaba apoyada por ONU Mujeres y un par de ONGs. Es necesario crear esos cuerpos, que pelean en el nivel donde se toman las decisiones. Pero lo que más se necesita en Siria es unir el nivel de la toma de decisiones con el nivel de la gente sobre el terreno. Hay una gran brecha entre las mujeres de ambos niveles.
¿Las activistas por la paz son neutrales?
La mayoría de las mujeres no, tienen una posición muy clara contra el Régimen, como principal perpetrador contra la población siria. Lo dejan muy claro, pero también critican a los otros, incluida la oposición.
Puede decirse que las mujeres están más en contra de los perpetradores en general, aunque dejaron bien claro que hoy el régimen de Asad es el principal.
¿No justifican la violencia?
Encontramos muy pocas que dijeran que a veces tienes que combatir para conseguir tus derechos. Dos o tres dijeron, por ejemplo, sobre las guerrilleras kurdas, que era bueno que combatieran al ISIS.
Pero su único motivo era que el ISIS es un grupo extremista que llegó a nuestro país sin nuestra voluntad, para el que no hay solución política, solo puedes combatirlo. Pero la perspectiva es la de que tenemos que parar la guerra y la manera de hacerlo es mediante un acuerdo.
¿Los combatientes las acusan de traicionar a los caídos en la guerra?
Muchos entienden la construcción de la paz como estrechar la mano del Régimen, y por eso se las puede acusar de traicionar a los mártires. Pero no consiste en eso. En Alepo la mayoría de la actividad se hace de una manera indirecta, porque hay un malentendido sobre lo que significa.
Entonces, ¿es una forma de buscar justicia?
Sí. El malentendido viene de desconectar la paz de la justicia. Por eso algunas mujeres decían que el término se usa para decir que no habrá justicia y olvidar el pasado. Pero no puedes olvidar el pasado. Necesitas que se señalen las responsabilidades de la gente que ha matado a los civiles.
En vuestro informe hay más activistas en territorio de la oposición que del Régimen.
Creo que se debe a dos motivos. El primero, contactamos a once o más de esas organizaciones, pero se negaron a participar, por miedo. Y el otro, es que hay más organizaciones que en la zona controlada por el Régimen.
En el norte, desde la liberación a finales de 2011 hasta parte de 2014, hubo un periodo en el que la sociedad civil fue activa. El Ejército Sirio Libre, que controlaba esas áreas, lo permitía. Se volvió mucho más complicado cuando aparecieron los grupos extremistas.
¿A qué retos se enfrentan?
El número uno es la seguridad y los combates en marcha. Hay otros relacionados con su falta de recursos económicos y humanos. La mayoría de estas organizaciones no tienen acceso a financiación, lo hacen mayormente con su propio dinero, por lo que no es sostenible.
La mayoría no tiene acceso a la comunidad de donantes, porque no hablan inglés, no tienen comunicación, no saben escribir una propuesta. Hay otros factores, como la comunidad patriarcal, que depende de una zona a otra.
¿Qué ayuda reclaman?
Piden más apoyo para su financiación y recursos. Que haya un cierto porcentaje de mujeres en los procesos políticos, en las conversaciones de paz. Sin la participación de mujeres en la toma de decisiones no hay un futuro democrático para Siria. Si no tenemos un lugar ahora, no lo tendremos en el futuro.
La comunidad internacional habla mucho de guerra contra el Isis o contra Asad, pero poco sobre la paz.
Absolutamente. Creo que en la UE y en USA se ha hablado mucho sobre cómo derrotar a ISIS. Ahora se habla poco del Régimen, porque muchos piensan que les gustaría mantenerlo. Se olvidan de que para combatir a ISIS tienes que acabar con la guerra.
Todos los yihadistas salafistas crecen cuando hay caos. Y solo se puede parar la guerra con un acuerdo negociado entre todos los actores sirios e internacionales. También se habla mucho de la crisis de los refugiados en Europa. Nadie quiere vivir fuera del país, es por los barriles bomba del Régimen y de otros extremistas, que nos vemos obligados a abandonarlo. Si no conseguimos que todos se sienten en la mesa de negociaciones esta guerra va a durar muchos años.
¿Como ve el futuro de las mujeres en Siria?
Tenemos una larga lucha por delante. No va a ser fácil para que tengamos un lugar en la toma de decisiones, en la sociedad, en distintos niveles. Pero las mujeres han demostrado que quieren afrontar esta lucha. Veremos el momento en que ocupen el lugar que queremos, aunque sea dentro de 15 años.