El mayor hospital de Gaza está al límite: miles de civiles se refugian entre los pacientes y cientos de cadáveres
Las imágenes posteriores a la matanza en el hospital Al-Ahli de Gaza mostraban decenas de cuerpos, esparcidos por el suelo del patio donde se refugiaban cientos de civiles palestinos. Muchos no eran pacientes, pero si estaban allí era para protegerse de los bombardeos israelíes en un lugar que se presupone seguro, pero que no lo fue. Cientos de heridos y fallecidos en la explosión de este martes fueron trasladados a otro hospital próximo, el Dar Al Shifa, que ya se encontraba desbordado antes de la masacre.
Allí, los gazatíes sanos también dormían desde hacía días entre camas llenas de pacientes, en los pasillos, e incluso en la calle, mientras los muertos desbordan la morgue.
El nombre Dar Al Shifa se traduce como “casa de sanación”. Pero lo cierto es que en los últimos días decenas de miles de personas acudían a los hospitales de Gaza en busca no solo de sanación sino de refugio. Buscaban un lugar donde protegerse de los bombardeos que llueven sobre la ciudad de Gaza a todas horas, rezando para que el hospital les proporcionase protección. En el hospital el Dar Al Shifa han colgado telas estampadas en las barandillas de metal del patio de entrada para que les den sombra. Muchas familias buscan refugio en las escaleras del hospital, con los niños y sus pertenencias.
Shifa no es sólo el mayor hospital de Gaza, sino también el centro neurálgico de todo su sistema sanitario, y el ataque de Israel sobre todo el territorio lo ha llevado al límite. Las autoridades locales y las organizaciones de ayuda humanitaria de Gaza calculan que entre 35.000 y 40.000 personas han buscado refugio en el hospital.
“Los médicos se han traído a sus familias para que estén a salvo. Anoche dormí en una mesa de quirófano”, explicó a The Guardian el profesor Ghassan Abu-Sittah, uno de los cirujanos, en una conversación telefónica. “La población está absolutamente aterrorizada”, señala.
El médico explica que la gran cantidad de personas que busca refugio en el hospital supone un riesgo, ya que miles de ellas esperan encontrar comida y agua donde no las hay. “La aglomeración va a provocar un brote de enfermedades infecciosas. Se avecina una catástrofe de salud pública en el hospital de Shifa”, afirma.
Como respuesta al ataque mortal contra Israel por parte de los militantes de Hamás que controlan el territorio, el ejército israelí comenzó a bombardear Gaza desde el cielo y el mar, destruyendo barrios enteros de la ciudad. Desde entonces, muchos habitantes de la ciudad de Gaza han seguido el protocolo aprendido en ataques del pasado y han buscado refugio en el hospital por considerar que es un lugar seguro que no va a ser atacado.
Durante más de una década, el complejo hospitalario se ha librado en gran medida de los bombardeos, salvo un ataque que afectó a la clínica ambulatoria de Shifa en 2014. La explosión de este martes en el hospital de Al-Ahli, que ha dejado cientos de muertos según las autoridades gazatíes, refuerza el pensamiento de la población de que no hay ningún lugar seguro en Gaza pero, ¿a dónde van a ir?
Ahora, un espacio considerable de lo que había sido la sala de urgencias de Al-Shifa acoge a los equipos de televisión, políticos, trabajadores sanitarios y civiles que se han dado cita en las instalaciones, entre el sonido de las sirenas de las ambulancias y la visión constante de pacientes que llegan en camillas. La crisis actual ha puesto al hospital en una situación límite.
La semana pasada, las autoridades israelíes ordenaron el “asedio total” de la Franja de Gaza, cortando el suministro de agua, alimentos y combustible, lo que significa que Shifa corre el riesgo de perder no sólo la red eléctrica del hospital, sino también el suministro de gasóleo necesario para sus generadores de reserva.
Días después, el ejército israelí emitió una orden de evacuación para los 1,1 millones de habitantes al norte del río Gaza, incluida la ciudad de Gaza, indicando que huyeran hacia el sur. El hospital Shifa, junto con otros centros médicos, consideró que evacuar a sus pacientes era imposible. De hecho, la Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas ha calificado la orden de evacuar los hospitales de “sentencia de muerte” para los miles de enfermos y heridos.
El asalto a un territorio que ya había soportado un bloqueo de 16 años hizo que pasara menos de una semana antes de que Abu-Sittah informara de que el hospital se encuentra al límite. El hospital ya no tiene camas disponibles y es imposible trasladar a los pacientes hasta los quirófanos ya que los pasillos están abarrotados de personas. “Todos los hospitales están al límite de su capacidad”, afirma. El combustible se está agotando y los suministros médicos, también.
Cadáveres en el aparcamiento
El depósito de cadáveres del hospital Shifa, con capacidad para 30 cuerpos, se ha llenado con rapidez. Los trabajadores del hospital se han visto obligados a apilar los cadáveres fuera de un refrigerador. Decenas más estaban tendidos unos junto a otros en la zona de aparcamiento, algunos en una tienda de campaña y otros al sol.
“Los cadáveres están apilados. Los gazatíes tienen demasiado miedo para enterrar a sus muertos”, explica Abu-Sittah. En declaraciones a la agencia Associated Press, Abu Elias Shobaki, un enfermero del hospital, indica: “Ahora es un cementerio. Estoy emocional y físicamente agotado. No quiero ni pensar qué pasará si la situación empeora”.
Otros hospitales del norte de Gaza se han visto obligados a cerrar, para cumplir con la orden de evacuación o por temor a ser atacados, y han trasladado a sus pacientes a Shifa.
“En estos momentos, una cuarta parte de todos los pacientes de la Franja de Gaza están en Shifa”, afirma el doctor Zaher Sahloul, de MedGlobal, que presta apoyo a los centros médicos de Gaza: “Es una tensión añadida, a la que hay que sumar que las familias de los médicos y el resto de personal sanitario, los pacientes y los periodistas se han refugiado en sus instalaciones”.
Atender a familiares heridos
El personal médico del Shifa ha atendido a familiares heridos y a veces ha tenido que llorar la muerte de sus propios colegas.
Una noche, el doctor Medhat Saidam, que trabaja en el hospital desde 2008, decidió acompañar a su hermana a casa, donde se refugiaban 30 familiares suyos. Decidió pasar la noche con ellos; a la una de la madrugada, todos murieron como consecuencia de un ataque.
“Solo estamos operando de vida o muerte. Los suministros se han agotado, pero nuestro personal, también”, lamenta Abu-Sittah: “Muchos de los trabajadores del hospital han muerto, o sus familiares han muerto, o están intentando poner a salvo a sus familias”.
Con el pitido de una máquina de fondo, Abu-Sittah respiraba con dificultad, como un hombre que está exhausto, mientras describía hace días algunos de los casos que llegan al hospital. “Esta mañana hemos atendido a dos niños que han llegado de lugares distintos, ambos gravemente heridos. En la ficha médica alguien había escrito 'niño herido, sin familia superviviente'. Es una de las situaciones más desgarradoras que te puede tocar vivir”.
“Te cuesta entender cómo puede ser que el servicio de urgencias esté lleno de familiares y pacientes gritando, y personal sanitario corriendo de un lado a otro, y luego te encuentres un lugar en silencio con un carrito, y un niño herido que está solo, sin nadie a su alrededor excepto el personal médico”. Y añade: “Esta es una guerra contra los niños. Incluso si logran sobrevivir, pasarán el resto de sus vidas solos”.
Traducido por Emma Reverter. Este reportaje fue publicado originalmente en The Guardian y ha sido actualizado tras la masacre ocurrida en un hospital de Gaza el martes 17 de octubre.
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