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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Los médicos de Guta estamos agotados, hambrientos y sin material sanitario”

Ellos y ellas son quienes trabajan cara a cara con las víctimas de la ofensiva del gobierno sirio en Guta Oriental, quienes tratan de salvar las vidas de los centenares de civiles supervivientes de los bombardeos que no han cesado durante la última semana. El personal médico de la ciudad asediada es la última esperanza para muchos, pero está “agotado”.

Una doctora siria de un centro hospitalario apoyado por Médicos Sin Fronteras describe, en un testimonio recogido este domingo por la ONG, la situación humanitaria registrada en la zona durante la última semana.

La médica, que administra un hospital de campaña en la ciudad siria, ha pedido permanecer en el anonimato por su seguridad, señalan desde Médicos Sin Fronteras. Su testimonio evidencia la pesadilla a la que se enfrenta el personal médico en la ciudad siria durante estos días:

Este testimonio fue recogido por MSF el pasado domingo pero, desde entonces, la situación en el enclave opositor sirio de Guta Oriental no ha mejorado a pesar de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que reclamaba una tregua de 30 días en todo el país, según ha informado este miércoles el jefe humanitario de las Naciones Unidas.

Según sus cifras, más de 580 personas han muerto desde el pasado 18 de febrero a causa de los bombardeos gubernamentales sobre Guta Oriental. Mientras, aseguran desde la ONU, otras 15 personas han muerto como consecuencia de proyectiles de mortero lanzados desde el bastión opositor hacia zonas urbanas de Damasco, añadió. Las cifras registradas por la ONG MSF ascienden a las 700 víctimas mortales y más de 3.700 heridos.

Recibimos heridas relacionadas con traumas de guerra casi todos los días. La gran mayoría de los heridos que recibimos son civiles: niños, mujeres y hombres. Nuestro trabajo principal es salvarlos, aunque dentro de nuestras capacidades porque hemos estado bajo asedio durante más de cinco años y nuestras capacidades son muy limitadas. A pesar de eso, estamos haciendo un buen trabajo, salvando muchas vidas dentro de nuestras capacidades.

Los bombardeos son constantes. El número de heridos aumenta, mientras el personal médico está muy cansado y el nivel de medicamentos y material sanitario se reduce.

Debido a los bombardeos, que no han dado tregua de día ni de noche durante una semana completa, el personal médico está agotado. Apenas hemos dormido en las últimas horas. La mayoría ha tenido que permanecer despierta, en turnos, debido al alto número de víctimas y la afluencia continua de heridos.

Es difícil moverse, los movimientos de las ambulancias se ven obstaculizados, incluso el movimiento de personas está siendo muy complicado. Además, el asedio impuesto restringe la entrada de materiales médicos en Guta Oriental. Nos estamos quedando sin suministros y no podemos acceder a ellos.

La vida cotidiana en Guta está totalmente paralizada. Sin mercados, sin tiendas, sin lugares para comprar comida. En el hospital en el que trabajo, el personal toma una comida pequeña cada 24 horas. Uno de estos días, personas que habían podido acceder a refugios cercanos vinieron al hospital porque no habían comido en días. Entonces, nuestro personal les dio lo que había y se quedó sin comida ese día.

El personal médico está agotado y hambriento a lo que se añade el estrés psicológico. El constante y terrible sonido de los bombardeos que escuchamos. No hay un sonido más fuerte que el de los bombardeos en toda Guta. Y todas las cosas que está viendo el personal: los cadáveres, los niños y bebés muertos, partes de cuerpos, las amputaciones y otras heridas terribles...

Nos enfrentamos a muchas dificultades para movernos debido a las constantes bombardeos. No ha habido ninguna tregua que nos permitiera trasladar pacientes. Nuestros equipos de rescate tuvieron dificultades para rescatar a personas que se encontraban bajo los escombros y llevarlas al hospital.

No hay médicos de unidades especializadas como como neurólogos o cirujanos vasculares. La falta de personal ha provocado el dramático deterioro de la situación de varios pacientes, derivando en varias muertes. Para ser honesta, la semana pasada ha sido catastrófica para nosotros. Nuestra capacidad, existencias, se han agotado, teniendo en cuenta el hecho de que hemos sido asediados durante los últimos cinco años y que los suministros médicos no pudieron entrar en Guta Oriental.