Hoy, 8 de noviembre de 2016, el mundo tiembla. Todos y cada uno de los países, desde América hasta Asia, son conscientes de que pueden verse afectados por el devenir político de Estados Unidos. Ganó Trump. Pero, sin duda, el país más afectado, el más estremecido por la victoria del magnate republicano es México, el hermano del sur, con el que Estados Unidos comparte 3.142 kilómetros de frontera y más de 34 millones de migrantes, es decir, el 11% de la población de la superpotencia norteamericana.
Este dato representa una realidad que Trump se resiste a aceptar: su país se está tornando mestizo genéticamente, el poderío cultural latino no deja de crecer al norte del río bravo. Ante tal panorama, el republicano apuesta por la mano dura: expulsiones masivas, persecución a indocumentados, construcción de un muro y asfixia económica. “Lo importante en política migratoria no es lo que conviene a los inmigrantes”, resumió en plena campaña, “sino lo que conviene a los ciudadanos norteamericanos”.
Con estas palabras, Trump demostró su falta de empatía ante la realidad que sufren cada año miles de migrantes mexicanos en su camino hacia Estados Unidos. Para llegar hasta la frontera, muchos tienen que vender todas sus pertenencias y viajar en las cajuelas de camiones o en los vagones del tren apodado La Bestia, un camino atestado de peligros, policía migratoria y pandillas de delincuentes.
Un camino en el que muchos son estafados, agredidos, violados, robados y extorsionados por los narcotraficantes, que les obligan a cargar mochilas con veinte kilos de droga y transportarlas a través del desierto durante noches enteras, hasta descargar la mercancía en territorio estadounidense. Cuando uno de ellos se escapa o es detenido y deportado, se convierte en un objetivo para el narco. Y su vida pende de un hilo muy fino. Cada año casi 400.000 mexicanos son deportados de Estados Unidos. Muchos mexicanos temen que con Trump esta cifra puede aumentar dramáticamente.
Los migrantes mexicanos en Estados Unidos
Son los más sobresaltados, los más estremecidos, los más tristes en esta noche negra para la integración y la tolerancia. “Nos van a chingar”, “estamos jodidos”, “¡la tercera guerra mundial!”, “¡el peso se va a la chingada!”, dicen varios inmigrantes mexicanos en EEUU a través de las redes sociales.
“La falta de cultura general de la población spromedio estadounidense es increíblemente elevada para ser un país tan desarrollado”, explica Salvador Franco, mexicano capitalino emigrado a Los Ángeles hace dos años. “Así son los whitetrash (insulto que denomina a ”la basura blanca“, población pobre y analfabeta). Se sienten muy identificados con Trump. Es tanto el fervor, que le perdonan todas las incongruencias: la misoginia, el racismo, el no pagar impuestos…”.
Laura Rodríguez es una juarense que huyó de la violencia y se estableció en El Paso, donde hoy se dedica a apoyar a las víctimas de violencia de género. También se muestra muy negativa con el panorama actual: “Trump bloqueará todos nuestros privilegios (libertad de expresión, empresas, beneficios en salud pública…). Es un monstruo y nos llevará a pique.... tenemos a un psicópata en potencia como presidente”.
El peso cayó 10% al confirmarse la victoria de Trump
No sólo la política, también la economía mexicana baila y se tambalea al ritmo del magnate rubio. No hay que olvidar que el país azteca es el segundo socio comercial de Estados Unidos y uno de los primeros destinos de sus exportaciones.
A lo largo del verano, el peso, ya de por sí devaluado, bajó a límites históricos (22 pesos un euro) coincidiendo con los momentos de mayor popularidad de Trump. En el momento en el que se confirmó que el republicano ganaría las elecciones, el peso mexicano perdió un 10% de su valor frente al dólar.
La reciente victoria de Trump ha pillado a casi todos los intelectuales mexicanos por sorpresa. Muchos, atónitos, apenas han tenido tiempo de expresarse, pero la gran mayoría se ha posicionado rotundamente en su contra durante toda la campaña.
El escritor Sergio González Rodríguez, autor de Huesos en el desierto y ganador del Premio de Ensayo de Anagrama, opina, en declaraciones a eldiario.es, que las elecciones tienden a encubrir, con su espectáculo coyuntural, asuntos de fondo que trascienden el partidismo estadounidense. El problema, según González Rodríguez, es “que se vive aún bajo el mito de la amistad y la integración con EEUU. La oligarquía mexicana se ha asumido como empleada del gobierno de EEUU a espaldas de la propia sociedad mexicana. No tienen la menor idea de lo que en verdad está en juego”.
El periodista y novelista Jorge Zepeda Patterson (ganador del Premio Planeta), asegura que, tras la victoria de Trump, México puede caer en su peor crisis. “El candidato republicano ha convertido a los mexicanos en chivo expiatorio de los males que aquejan a su país. Peor aún, ha convencido a gran parte de la población blanca de que el país vecino es el responsable del empobrecimiento y del deterioro de su calidad de vida. Drogas, inseguridad, pandillerismo, pérdida de empleos a manos de los migrantes, competencia desleal a los agricultores, cementerios industriales por el traslado de empresas a territorio mexicano”.
El cronista Diego Enrique Osorno, autor de varios de los libros más importantes sobre el narcotráfico en México, trata de ver la cara buena del asunto. “Con la victoria de Trump se acelerará un proceso que ya existe de autodefinición y organización política en la comunidad migrante mexicana para resistir los embates demagogos del nuevo presidente. Esta resistencia ante Trump podría impulsar una mayor cohesión entre los migrantes mexicanos en Estados Unidos”, dice a eldiario.es.
Los latinos que apoyan a Trump
Sorprendentemente, también hay latinos que apoyan la iniciativa de Trump. Es el caso de parte de la oposición en Venezuela y Cuba. Eliecer Ávila, un joven cubano dirigente del grupo opositor anticastrista 'Somos Más' considera que “la gente exagera el peligro” de Trump. “No es para tanto. No lo veo tan malo. ¿Las declaraciones xenófobas? Son declaraciones sacadas de contexto. Es su personaje. Toda campaña electoral requiere un proceso de actuación. Yo oí el discurso sobre México. Él dijo: aún en el caso de que construyamos un muro en la frontera, ese muro tendrá una puerta muy bonita para que pasen todos aquellos que vengan con los papeles en regla y a trabajar”, añade.
¿Tendrán razón los pronósticos? ¿Irá México a peor? Alejandro Páez Varela, director de Sinembargo (uno de los diarios más críticos con la realidad política mexicana), afirma que “los mexicanos deberíamos estar muy preocupados por lo que pasa en nuestro país ahora mismo”. El periodista menciona la deuda, la inflación, la corrupción, la violencia extrema y la interminable y sanguinaria guerra contra el narco. “Con Trump o sin Trump, octubre de 2016 fue uno de los meses más violentos en una década que llevamos de guerra (…). No hay, pues, esperanza de que esto acabe”.
González Rodríguez va más allá afirmando que “Peña Nieto es un Trump para los migrantes de Centroamérica”. “En lugar de cuestionar la idea de construir muros, está levantando uno igual en el sur de México. Cuando los centroamericanos cruzan nuestro país son víctimas de la explotación, el abuso y la barbarie. En los años 90 yo investigaba la criminalidad en la frontera, pero ahora se ha fronterizado todo el país”.