Miles de refugiados de los más de 12.000 que se quedaron sin techo tras el incendio del campo de Moria, en Lesbos, se han concentrado esta tarde en la zona en la que se están instalando las primeras carpas para darles alojamiento provisional para exigir su salida de esta isla griega, informan medios locales. “Queremos irnos, déjennos en libertad”, gritaban contra el cordón policial que mantiene cercada toda la zona y las carreteras de acceso a la capital de la isla, Mitilene.
La instalación de este primer campo provisional se está llevando a cabo en medio de un fuerte dispositivo formado por escuadrones de antidisturbios y tanquetas de agua llegadas esta mañana desde el continente. Helicópteros de los bomberos han traído el material por vía aérea debido a los bloqueos que la población local lleva montando desde hace dos días en las carreteras para evitar así la construcción de un nuevo campo.
Además de este primer área de dimensiones limitadas, el Gobierno está intentando acceder a instalaciones militares y estadios que no se estén usando para montar también allí carpas. El problema es la fuerte resistencia de la población de la isla que no quiere que se perpetúe la solución de los campos y reclama desde hace tiempo el traslado de los refugiados. Algo, por lo demás, que también quieren los afectados. Lo que parece que ha quedado aparcado es el traslado de los grupos más vulnerables a un ferri que lleva atracado desde este jueves en el noroeste de la isla.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha asegurado durante una reunión con el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, que el Gobierno está actuando todo lo rápido que puede y recalcó que lo ocurrido en Moria debe servir para que “todos en Europa se den cuenta de que este problema no puede ser gestionado solamente por los primeros países de acogida, por los países situados en las fronteras exteriores de Europa”.
“Necesitamos una nueva y ambiciosa política sobre migración y asilo y esperaremos con gran interés las propuestas de la Comisión”, añadió en alusión al anuncio de Schinas de que este mismo mes presentará la nueva iniciativa para una política migratoria común. Schinas afirmó que la nueva propuesta pretende evitar los errores de 2016. Entonces, más de un millón de personas cruzaron Grecia y Alemania acogió a la mayor parte, mientras que otros países cerraron sus fronteras. “Europa no puede fallar dos veces en un tema tan importante”, recalcó.
Un Moria II
El Gobierno griego ha empezado este viernes a erigir un nuevo campo para albergar temporalmente a parte de los 12.000 refugiados que se han quedado sin techo tras el incendio de la madrugada del pasado día 9, y que para muchos de ellos tan solo supone la prolongación de un infierno que llevan sufriendo años. A media mañana comenzó la instalación de grandes carpas facilitadas por la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en un amplio descampado que servía de campo de tiro, situado cerca de Moria y junto al pequeño campo de Kara Tepé, reservado desde un principio para los grupos más vulnerables y personas enfermas.
La noticia de que ese iba a ser el alojamiento temporal para muchos cayó como un jarro de agua fría entre las miles de personas que llevan varios días viviendo en la carretera que rodea el devastado campo. A pesar de que el ministro griego de Migración, Notis Mitarakis, había dejado bien claro este jueves que los migrantes debían “olvidarse” de la idea de ser trasladados al continente, en Moria siempre ha existido la esperanza de salir de ese infierno.