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Un militar saharaui herido en los combates con Marruecos: “Nos bombardeó un dron”

Mundi, militar herido en los combates con Marruecos. Asegura haber sido herido con un dron.

Gabriela Sánchez

Campamentos saharauis (Tinduf) —
20 de octubre de 2021 22:16 h

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A principios de abril, el Frente Polisario anunció el fallecimiento del jefe de la Guardia Nacional del Frente Polisario alcanzado por un misil lanzado por Marruecos en Tifariti, situada en los alrededores del muro que separa la zona del Sáhara Occidental ocupada de los territorios bajo control saharui. La muerte de Adaj el Bendir, un veterano soldado de 66 años, supuso la primera baja de un alto cargo militar saharaui desde la ruptura del alto el fuego en noviembre de 2020. En el ataque, aseguraba el Polisario, intervino un dron de fabricación israelí.

El experto militar Adaj el Bendir no estaba solo. Seis meses después, en una pequeña casa ubicada en el campamento saharaui de Bojador (Tinduf), su compañero Mohamed Fudel levanta su cazadora militar y muestra una larga cicatriz que atraviesa su abdomen. Se arremanga el brazo derecho para enseñar varias marcas de metralla. Asegura ser uno de los dos militares que presenció y resultó herido en el ataque en el que cayó el Jefe de la Guardia Nacional del Frente Polisario.

“Nos habíamos aproximado al muro para bombardear una base marroquí. Hubo réplica por parte de Marruecos con el [mortero] 155 milímetros y luego intervinieron los drones”, relata Mohamed Fudel, exdirector de transmisiones del ejército saharaui durante la primera guerra contra Marruecos, extendida desde 1975 hasta 1991. “Los drones nos lanzaron un misil hacia nuestro coche y, al explotar el misil, yo estaba muy cerca y me alcanzaron los trozos de metralla”.

El experimentado soldado, al que todos conocen como 'Mundi', relata con detalle los recuerdos que conserva del ataque: “Explotó cerca del coche, en la parte trasera. Yo estaba fuera, a la altura de la rueda delantera, a unos dos metros del impacto, por lo que al explotar, me movió”.

Distintas versiones

Mientras el Frente Polisario ha notificado a la ONU varios ataques marroquíes con aviones no tripulados, Marruecos niega el uso de drones de combate en el Sáhara Occidental. El medio marroquí Le Desk informó de que un dron de vigilancia de fabricación israelí intervino en el bombardeo que acabó con la vida del jefe de la Guardia Nacional saharaui, pero solo para identificar su posición y marcar el objetivo con un rayo láser. Según este medio marroquí, un caza F-16 de las Fuerzas Armadas marroquíes lanzó el misil.

“Yo no tengo constancia de un F-16”, responde el militar herido, de 64 años. “Los restos del misil que luego encontramos eran resto de misil de dron, no de un F-16. Yo tengo la seguridad completa de que nos bombardeó un dron”, recalca.

Acababan de salir de su vehículo cuando el estruendo sorprendió a Mundi, siempre según su relato. “No lo oímos ni vimos”, sostiene el veterano de guerra. “Cuando estábamos bombardeando, sí vimos el dron. Pero más tarde, no. Ese día intervinieron drones tres veces. A las 12 horas, a las 14 horas y a las 16 horas. Esta última fue la que nos pilló”, continúa.

El soldado señala el lado derecho de su rostro. Aunque de manera sutil, pueden identificarse una zona más oscura. “El proyectil me provocó quemaduras en la cabeza, la cara, los brazos”, detalla Mundi. En su brazo y su costado impactaron tres trozos de metralla. El estruendo provocado por el misil perforó el tímpano. El militar fue intervenido en un hospital militar de Tinduf para retirar los restos de metralla de su estómago.

El soldado menciona los drones Heron. Según publicó El Español, Marruecos recibió en febrero de 2020 tres drones Heron de fabricación israelí comprados por alrededor de 50 millones de euros. Según esta información, Marruecos los adquirió después de que fueran retirados de operaciones de Francia en Afganistán y, actualmente, se utilizan en el conflicto con el Sáhara Occidental.

Tardó tres meses en recuperarse, indica el saharaui, pero en julio Mohamed Fudel regresó al campo de batalla: “No nos podemos quedar aquí sin hacer nada”. Para él, como para la decena de militares saharauis con los que ha hablado elDiario.es, la guerra es la única solución para el conflicto saharaui. “Si me pregunta a mí, no la pararía hasta que no se haga el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui”, sostiene.

A ocho kilómetros del muro de Marruecos, en un sencillo campamento militar levantado en el desierto del Sáhara Occidental, Baali Hamud, el jefe militar de la región seis, explicó el pasado jueves a una decena de periodistas los detalles de la guerra de baja intensidad iniciada el pasado 13 de noviembre.

“A pesar material bélico habitual, nos enfrentamos a otro nuevo que parte de Israel, que incluye drones, cámaras térmicas o infrarrojos, seguimos manteniendo la capacidad de maniobra y nos adaptamos a la nueva situación”, indicó el general, que también habló de ataques “constantes” recibidos por parte de aviones no tripulados.

Mientras el Frente Polisario habla de guerra, Marruecos la niega aunque confirma ataques puntuales por parte del bando saharaui y sus consiguientes réplicas, según recoge el último informe del secretario general de la ONU sobre la situación del Sáhara Occidental. En todo caso, el rol de las fuerzas marroquíes es mayoritariamente defensivo, según pudo comprobar este medio sobre el terreno. “La mayoría de los ataques marroquíes que he vivido son réplicas”, sostiene también el militar herido en combate. El bando saharaui contabiliza diez bajas, mientras que el marroquí rechaza dar esta información. La última ocurrió el pasado sábado en la región militar de Mahbés.

En una pequeña casa de suelo de azulejos ubicada en el campamento de Bojador, Lahsan Salek recibe a elDiario.es tumbado mientras se espera en la preparación del té. A través del traje tradicional saharaui que viste, puede observarse una de las heridas de guerra que asegura haber sufrido el pasado 22 de noviembre, de las que aún se recupera.

La tibia del soldado, de 48 años, cuenta con una fijación externa de hierro que busca corregir la ruptura sufrida debido al impacto de restos de artillería de un bombardeo marroquí, según su relato. El militar también dice haber visto drones en el campo de batalla, pero su ataque no fue provocado por ellos sino un cañón lanzado desde el muro. “Los drones no se ven, pero sí se escuchan”, responde frente a su mujer y algunos de sus seis hijos.

Su rudimentario armamento, el mismo que fue utilizado anterior, combate ahora una tecnología más desarrollada del bando marroquí. Los solados consultados reconocen que “los drones” y las “cámaras térmicas” son el principal elemento que diferencia esta contienda de la finalizada hace 30 años. “Armas para combatir drones no hay. Hay estrategias para evitar sus ataques”, apunta Saleh, que aún necesita muletas para poder caminar.

En los alrededores del muro marroquí, otro alto cargo militar exponía una reflexión similar. “Cuando escuchas el dron, no te puedes quedar quieto. Tienes que moverte, dispersar el grupo. El misil que porta lleva mucho dinero, como para malgastarlo en una sola persona”, detalla el soldado, que reconocía no haber recibido formación específica al respecto, sino haber aprendido de forma autónoma a través de búsquedas en Internet.

En los campamentos de refugiados saharauis, la guerra está presente. En este lugar en el que el regreso a las armas parece celebrada, Engia, una mujer de 32 años, traga saliva al escuchar las palabras de Arabia Sidahmed, la hermana de uno de los soldados del Polisario fallecidos en combate. Al día siguiente, su marido partirá hacia el frente de batalla y, aunque prefiere no decirlo muy alto, teme que su nombre engrose la escueta lista de bajas en esta guerra de baja intensidad.

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