El equipo de mujeres congoleñas que planta cara al ébola: “Nosotras somos las primeras afectadas por esta enfermedad”

Cuando el ébola comenzó a hacer estragos en el noreste de la República Democrática del Congo el pasado agosto, su teléfono no paraba de sonar. Después de 12 años a cargo de un programa sobre salud y crianza en una radio local, a Mama Mwatatu le llovían las preguntas de sus oyentes, en su mayoría mujeres. Querían saber más sobre el contagioso virus, acabar con sus dudas. Ella les hablaba de la importancia de protegerse contra él, pero quiso asegurarse de tener todas las respuestas, incluidas las más técnicas, por lo que se puso en contacto con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Dos veces por semana, Mama Mwatatu sale al aire durante una hora para informar y tranquilizar a sus seguidoras, consultando a especialistas las preguntas más complejas. Es una de las mujeres que se ha unido al Colectivo de Asociaciones Femeninas (CAF), que agrupa a unos 45 grupos de Beni en Kivu Norte, uno de los grandes núcleos urbanos afectados por la epidemia de ébola más grande de la historia de Congo y la segunda del mundo. La ciudad ha registrado 226 casos confirmados en laboratorio, según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad congoleño.

El grupo de activistas ha jugado un papel clave en la respuesta a la enfermedad, para la que es imprescindible desmontar rumores y acabar con la desinformación y la desconfianza de la población, castigada por más de 20 años de conflicto en la zona. Ante el avance imparable del virus en su ciudad, 132 mujeres de CAF decidieron formarse e ir puerta por puerta para concienciar a sus vecinos.

En los primeros tres días de campaña visitaron 2.900 hogares. Han ido a las asociaciones de los 30 distritos de Beni, a los centros de culto, a los mercados. Se han reunido con la gente para explicarle en qué consisten las vacunas y cómo funciona el rastreo de los contactos de las personas contagiadas o el tratamiento. En total, la OMS, con la que la asociación ha colaborado estrechamente, calcula que han llegado a más de 600.000 personas.

“Es importante que la gente esté informada, que sepamos que el ébola está en la comunidad y para que termine, la comunidad debe comprometerse en la lucha contra el virus. Necesitamos saber que es una enfermedad grave y mortal, que mata sin piedad si no se tiene cuidado. Cuando la comunidad se comprometa y respete las normas de higiene y las medidas de prevención, esta epidemia se detendrá”, indica Antoinette Zawadi en una entrevista con eldiario.es.

Abogada de profesión, Zawadi es coordinadora de este colectivo que nació hace casi 20 años para luchar por los derechos de las mujeres. En ellas, dicen, han vuelto a centrar su labor esta vez. “Para que el ébola sea erradicado, todas las personas debemos contribuir. Nosotras sentimos el desafío como mujeres y líderes de Beni de saber cómo abordar este problema como mujeres. La sensibilización debe ser rápida entre las mujeres, porque somos las primeras víctimas”, sostiene la activista.

Dos tercios de los casos son mujeres

Según cifras de la OMS, a finales de enero, dos tercios de los casos registrados en Congo eran mujeres. Zawadi explica lo que se esconde detrás de este dato. En su ciudad, los trabajos de cuidados siguen recayendo sobre las mujeres. Ellas atienden a los enfermos y cuando alguien fallece, se encargan de preparar los cuerpos para el entierro. Esto las expone a contagiarse con el virus, que se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales. “Aquí en casa, la mujer es la enfermera. Es ella quien lava la ropa de los enfermos y cuida del hogar, y por lo tanto es el primer blanco del ébola. Si aplica los métodos de prevención, se librará de esta enfermedad y dejará de estar contaminada”, apunta Zawadi.

La activista añade otra de las dificultades contra las que han tenido que pelear durante sus actividades: la reticencia de muchas mujeres. “Son las que se muestran más reacias y las que más dudas tienen, pensando que los síntomas son de malaria. Tenemos que esforzarnos en esta cambiar esta percepción”.

Según explica la antropóloga Julienne Anoko, antropóloga social, en el sitio web de la OMS, muchas se sentían limitadas por los hombres extranjeros que estaban en la respuesta contra el ébola y hablaban francés en lugar de su idioma local. Por eso considera que la participación de las lideresas es clave para contener un brote que está afectando a un número de mujeres que la experta “nunca había visto antes”.

Lo que han notado desde CAF es que, desde que ellas se involucraron en la lucha contra el virus, las mujeres comenzaron a escucharlas y confiar en lo que les explicaban. “Las mujeres somos las que podemos convencer a otras mujeres”, recalca Zawadi. Según ha publicado The Guardian, algunas ONG han alertado de que se pueden estar dando vacunas contra el ébola a cambio de favores sexuales en Beni. De acuerdo con una investigación del International Rescue Committee (IRC) de la que informó el diario británico, algunas mujeres son culpadas por no prevenir la propagación de la enfermedad y la violencia machista y el estigma que enfrentan ha aumentado.

La coordinadora de CAF ha vivido en primera persona cómo afecta a las mujeres este estigma. Se remonta a septiembre del año pasado, cuando una de las integrantes de su asociación cayó enferma con síntomas de ébola. “Sabiendo que ya estábamos informadas sobre el virus, ella quería esconderse. Nos habíamos puesto en contacto con su marido, pero este se había negado categóricamente a recibirnos. Así que nos pusimos en contacto con la suegra de la mujer para que nos apoyara y finalmente pudimos convencer a la pareja de que se trasladara al hospital para recibir atención médica”, relata.

La paciente aceptó que la llevaran al hospital, donde dio positivo en la prueba del ébola. Recibió tratamiento y se curó. Ahora participa en sus actividades de concienciación contra el virus. “Esto nos da más peso y la gente nos escucha más. Se ha convertido en la verdadera sensibilizadora contra el ébola para superar las reticencias y dar testimonio de la enfermedad”, apuntala la coordinadora.

La responsable del colectivo de mujeres se muestra convencida de que los esfuerzos están dando su fruto. Después de seis meses en los que la epidemia no paraba de avanzar, el pasado 20 de febrero el Gobierno congoleño dio por controlado el brote en la ciudad de Beni, epicentro hasta entonces de la enfermedad, después 21 días sin nuevos casos. “Esto nos da alegría y esperanza”, celebra Zawadi.

Los principales focos en la actualidad están ahora en las zonas vecinas de Butembo y Katwa. La densidad de población de los lugares afectados y los grandes movimientos de población han jugado en contra de la lucha contra el brote. Por esta razón, la coordinadora de CAF se muestra cauta. “Los casos que estamos documentando provienen de Butembo. Después de 15 días sin casos, una mujer que se infectó durante el duelo de su hermana en Butembo y regresó aquí contagiada”, apunta.

“Lamentablemente, murió cuando fue trasladada al centro de tratamiento y sus hermanos son Mai Mai, grupo armado, que se niegan a escuchar las campañas de vacunación, la descontaminación y otros temas. Ellos han regresado al monte, a una zona inaccesible, debido a la inseguridad. Es peligroso que se estén muriendo y contaminando entre sí en el monte. Creemos que es mejor contactar con sus comandantes para que lo sepan”, apunta.

La inseguridad es otro de los factores explica que el brote aún no esté bajo control en todo el país, al dificultar la respuesta médica. Este miércoles, un centro de tratamiento gestionado por el Gobierno y Médicos Sin Fronteras (MSF) en Butembo sufrió un segundo ataque de hombres armados en poco más de una semana. No causó víctimas, pero los enfermos huyeron. En el ataque previo en el centro de MSF Katwa, el cuidador de un paciente murió, supuestamente cuando trató de escapar.

La OMS ha mostrado su preocupación por la existencia de “zonas rojas” a las que el personal sanitario apenas puede acceder y, por tanto, aislar a las personas enfermas y evitar los contagios, así como conocer la dimensión real del brote. Según los últimos datos oficiales, correspondientes al 27 de febrero, el virus se ha cobrado un total de 483 vidas en todo el país. Desde agosto, se han registrado un total de 879 casos, 814 de ellos confirmados.

Las mujeres de CAF han recorrido todos los barrios, también los más inseguros. “Esta inseguridad limita nuestra valentía”, agrega Zawadi. Pero lo tiene claro: su labor es imprescindible para contener el brote hasta lograr eso que tanto anhelan: el fin del ébola. “Estamos comprometidas y decididas a erradicar el ébola para que haya cero casos en Beni, en el territorio y en los alrededores”, sentencia.

--

La entrevista con Antoinette Zawadi se ha realizado con el apoyo de Eric Ahassa, consultor de la OMS.

Algunos datos sobre el ébola

La enfermedad por el virus del ébola es un enfermedad grave, a menudo mortal en el ser humano.

El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por transmisión de persona a persona.

Los brotes de enfermedad por el virus tienen una tasa de letalidad que es de aproximadamente 50%. En brotes anteriores, las tasas fueron de 25% a 90%.

Las personas no son contagiosas hasta que aparecen los síntomas. Se caracterizan por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas. 

Un buen control de los brotes depende de la aplicación de diferentes intervenciones, como la atención a los casos, las prácticas de control y prevención de la infección, la vigilancia y el rastreo de los casos, los entierros en condiciones de seguridad o la movilización social.

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS).