Surgidas como parte inherente de la salvaje belleza de los Himalayas, esa que conserva el cutis, endurece el alma y alicata la mente a una temperatura media de -36 ºC, las '7 Summit Women Team' son el primer equipo mundial de escalada formado exclusivamente por mujeres. Consagradas a subir la cima más alta de cada continente, viajan por todo el planeta atravesando montañas para empoderar a niñas y mujeres empobrecidas más allá de su Nepal natal, uno de los países más pobres del mundo.
A mitad camino entre la heroicidad de unas particulares 'Ángeles de Charlie' asiáticas y los cantos de sirena de unos seres armados con arneses, cuerdas y un humor muy divertido, su lema 'Juntas podemos llegar más alto' les ha llevado a las cimas más complicadas de Australia, Europa, Rusia, África y América. El número de escaladores que han coronado las 'siete cumbres', no llega a los 350, cifra que incluye a 51 mujeres y ninguna de ellas, hasta la fecha, de Nepal.
El objetivo: educación y capacitación de la mujer, y estudio del medioambiente. Motivar a las más jóvenes y demostrar que cualquiera puede alcanzar grandes alturas en sentido metafórico pero —sobre todo—, literal. Trabajar —y escalar— con las mujeres locales de los lugares que visitan para aprender unas de otras; registrar de primera mano el impacto medioambiental; recopilar toda la información y los conocimientos adquiridos y construir un voluminoso y ambicioso material educativo, todavía en proceso, que pretenden distribuir por colegios de todo el mundo.
Con ustedes, y según su propia presentación a modo de simpático comando: Asha Kumari Singh, (28), 'La Guapa'; Pema Diki Sherpa (26), 'La alumna'; Chunu Shrestha (32), 'Mamá Chunu'; Maya Gurung (35), 'La Rebelde'; Pujan Acharya (29), 'El cerebro'; Nimdoma Sherpa (23), 'El cambio' y Shailee Basnet (31), simplemente 'The Jack'. Y todas juntas, el '7 Summits Women Team', el primer equipo mundial sólo de mujeres que escaló el Everest (cuatro de ellas fueron las primeras de sus respectivas comunidades en hacerlo y Nindoma la más joven de la historia, con 17 años).
“¡Que el Everest decida!”
“Nos dijeron que éramos demasiado pequeñas para una montaña tan grande y nosotras contestamos '¡Que el Everest decida!”, cuenta entre risas Shailee, el comodín multitarea del grupo, sentada sobre el frío suelo de su sede en Katmandú. Periodista, conferenciante y monologuista cómica, es quien se encarga de la coordinación del equipo y de la comunicación con los medios.
La historia personal de cada una de estas mujeres no es nada fácil, intensificada desde una perspectiva cultural de uno de los países más pobres del vasto territorio asiático. Asha, apodada “La Guapa” por unanimidad de sus compañeras, fue el “patito feo” de sus seis hermanas, cuenta ella. Su abuela temía no encontrarle un buen marido, “así que me envió a una escuela para asegurarme un buen futuro, hasta que pude escabullirme de la vida que me esperaba”, explica tímida al extremo.
En la actualidad, aunque la Educación continúa siendo su prioridad, luce orgullosa su título de soltera entre todas las contemporáneas de su aldea, ya casadas, y sigue subiendo montañas por medio mundo, su pasión.
Pema, “La Alumna”, tuvo ciertas dificultades para el aprendizaje durante su infancia. Ella es quien a día de hoy sustenta a su familia. O “Mamá Chunu” —así apodada por sus cuidados de la expedición en las largas aventuras internacionales—, que tuvo que ponerse a trabajar desde primaria para costearse su propia educación.
Maya, “La Rebelde”, huyó de casa a los 14 años la víspera de su boda, y más de dos décadas después sigue saboreando “la dulce venganza de su niñez” –en palabras propias—, aún soltera y liderando el Equipo de Trekking de Mujeres.
Pujan, llamada “El Cerebro” por su afición al deporte cuando todo apuntaba a que su horizonte terminaría detrás de los fogones, es quien se encarga de formar en esa disciplina a las más jóvenes. “La niña con visión de futuro”, apuntan las demás entre carcajadas cómplices.
Y Nindoma, “El Cambio” personificado. Acudió a la escuela tentada por la merienda que proporcionaba el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y terminó siendo la primera de su familia en estudiar y en la primera mujer que trabaja como Guía de Montaña de toda Asia, amén de ser todo un icono juvenil ni más ni menos que en Japón y en Kenia y Tanzania. “Cuando las niñas masai se enteraron de que fui a la escuela por la comida, igual que ellas, levantaron las manos y gritaron, '¡Queremos ser como tú!”, recuerda entre carcajadas.
Retos de altura
Si en 2008 coronaron el Everest, que con 8.848m está considerada la montaña más alta del mundo, entre julio y agosto de 2010 hicieron lo propio en el de Kosciusko —el pico más alto de Australia—, y en el de Elbrús, en Rusia. En 2013 alcanzaron el Kilimanjaro y en 2014 realizaron una extensa gira por EE UU que les llevó a impartir charlas en la Universidad de Colorado, en la George Washington, en el Banco Mundial –mientras seguían practicando “subidas” en la misma Colorado o en Boston—. También a plantar su bandera en el punto más alto de la Antártida, el Macizo Vinson, y en el Aconcagua, Argentina, antes de concluir el año en el Monte McKinley, conocido como “Denali” y el más alto de Norteamérica.
“Desde 2008 hemos visitado más de 200 escuelas, buscando el motivar a más de 20.000 estudiantes con nuestras historias de lucha y éxito. Hemos trabajado con cientos de mujeres en eventos de montaña en los que compartir y aprender de nuestros problemas comunes de género. Y en cada subida hemos registrado los cambios medioambientales. Además, hemos promovido muy activamente el turismo nuestro país en colaboración con la Oficina de Turismo de Nepal”, recapitula Shailee. ¿El fin? “Seguir empoderando a más y más mujeres”, concluye con una amplia sonrisa de oreja a oreja.