Una normativa de la Federación Española de Fútbol excluye a niños extranjeros de los campos
El hijo de Wendolyn Popoters, dominicana y residente en España desde hace cuatro años, va a entrenar cada semana con sus compañeros de fútbol sala. Viven en San Lorenzo de El Escorial y apuntaron al niño, de 12 años, hace tres meses a un equipo local: “Le gusta mucho jugar con los amigos”. Pero jugar es lo que no puede hacer debido a una normativa de la Federación Española de Fútbol (RFEF) que pretende prevenir el tráfico de menores por parte de las entidades deportivas. En la práctica, los requisitos que fija la norma para que los menores extranjeros puedan federarse se han elevado tanto que “muchos niños de equipos pequeños están siendo discriminados y no pueden jugar”, critican en SOS Racismo.
La ONG comenzó a recibir hace unos meses los casos y quejas de familias de residentes extranjeros en España y de algunas españolas con hijos adoptados en el exterior. Las familias denuncian que, cuando van a federar a sus hijos para que puedan disputar los encuentros con otros equipos, la Federación Española de Fútbol les deniega sus fichas de incripción. Los rechazos llegan en virtud de una circular, que adapta una reforma en el reglamento de la FIFA para endurecer sus medidas en contra del tráfico de menores. A juicio de SOS Racismo y varios equipos locales, la adaptación se ha extralimitado en su “loable objetivo” y está dejando a los niños extranjeros en una situación de desventaja respecto a los nacionales.
Es el caso del hijo de Wendolyn, apuntado al Club Deportivo Elemental Abantos Fútbol Sala. “Va a entrenar y le encanta el fútbol. Pero luego no le dejan jugar en los partidos y es muy incómodo porque se tiene que quedar en la grada mientras el resto juega. Yo soy una adulta y puedo intentar entenderlo, pero él no, solo es un niño. Lo lleva muy mal”, explica la madre.
El presidente del club Abantos, Javier Alonso, ha iniciado la recolección de firmas a través de Internet ante lo que considera una situación de “discriminación inadmisible contra los menores extranjeros”. “Está bien que controlen el tráfico infantil, pero eso deben hacerlo en los clubes de élite, los grandes, no en los de base, los equipos pequeños que hacemos una labor social, de integración”, continúa Alonso.
Los requisitos para jugar
Ángel Manuel Varas Carrasco, presidente del Club Deportivo Racing La Paloma Fútbol Sala, en Madrid, también se ha visto afectado por el endurecimiento de criterio de la RFEF. Se ríe: “Nosotros que somos un club pequeño sin ánimo de lucro, ¿cómo vamos a traficar con menores?”. Sin embargo, el trámite para los niños extranjeros “llega a ser tan complicado que imposibilita el juego”, resume desde una sala anexa a la pista de fútbol donde entrenan los pequeños. En su equipo, la norma llegó a afectar a un niño de 7 años que había nacido en España, “en el hospital de Fuenlabrada, pero su madre es marroquí”.
¿Qué exige la Federación Española a los menores para inscribirse? “Si eres español, solo el DNI del niño y la autorización de los padres. Ya está. Pero si eres extranjero, el papeleo es interminable: permisos de residencia de los padres, partida de nacimiento del niño, los contratos de trabajo de los padres...”, enumera Varas Carrasco. Los requisitos, publicados en la página web de la Federación, exigen los detalles del contrato de los progenitores, una documentación de sustento económico, certificaciones de empadronamiento y el permiso de residencia de los familiares, entre otros.
La organización SOS Racismo presentó una queja ante la Defensora del Pueblo porque considera que estas diferencias entre los niños nacionales y los extranjeros son discriminatorias: “Contravienen el ordenamiento jurídico español de manera directa, empezando por la Constitución Española y expone a niños de nivel amateur a una situación de discriminación intolerable”, afirma Carlos Oviedo, coordinador de la comisión jurídica de la organización en Madrid.
Para los hijos de inmigrantes en situación irregular las puertas a los clubes están cerradas, “para ellos la exclusión es radical”, critican en la ONG, donde advierten que esta situación se remonta tiempo atrás. “Los padres al ver estos requisitos temen que les vayan a suponer algún problema si no tienen el permiso de residencia”, añade Javier Alonso.
En una primera circular, la Federación Española mencionaba el término “español no de origen” para referirse a los menores que tienen la nacionalidad pero no han nacido en España. Para ellos, se debían aplicar los mismos controles que para los de familias extranjeras sin la nacionalidad. Esta mención –“que es contraria al ordenamiento jurídico español porque diferencia entre una nacionalidad de primera y de segunda”, dice SOS Racismo– ha sido retirada de una nueva circular de la Federación, con fecha de este octubre. Aunque el control sigue siendo el mismo, cuenta con una nueva redacción: “Aquellos que provienen del exterior deben cumplir con los requisitos del artículo 19 (RETJ), con independencia de su nacionalidad”.
La Federación Española de Fútbol se ha negado a responder a las preguntas de este medio sobre la exclusión de estos menores. “No vamos a hacer declaraciones”, indican desde el organismo aunque sí añaden que la circular se debe a “los reglamentos de la FIFA”.
En los clubes de fútbol contactados y SOS Racismo insisten en pedir a la Federación que revise su normativa y la enfoque hacia los clubes de mayor envergadura, donde existe el riesgo de explotación de los niños. Ángel Manuel Varas Carrasco les exige que observen el impacto de su decisión: “Este niño de nuestro club lloraba al llegar a los partidos. Yo le digo a la Federación Española que venga aquí, porque somos nosotros los que vemos a los niños llorando y los que les tenemos que decir 'tú no puedes jugar'. ¿Cómo le argumentas a un niño de siete años esto?... Y ¿por qué no juega? No juega porque no ha nacido en España”.
Wendolyn Popoters recurrirá la negativa a que su hijo compita. Le quiere ver en el campo con la camiseta, porque es lo él quiere. “Voy a hacer todo lo posible. Soy madre y voy a hacer todo lo posible para que él no se sienta menos que los demás”.