“La Guardia Civil nos bloqueaba, y la Marina nos quería obligar a subir a bordo. Entonces la zodiac se movía y dos personas cayeron al agua”, relata Sylla después de, apunta, ver morir a varios de los compañeros con los que trataba de llegar a las costas españolas. Muy cerca, apunta, estaban los agentes del Instituto Armado. “Gritamos que las ayudaran, pero nadie se movía. Uno desapareció delante de mis ojos, un chico de costa de marfil. Entonces subimos al barco de la Marina [marroquí], nos detuvieron”.
Entre septiembre de 2015 y diciembre de 2016, 388 personas han muerto en su intento de llegar a España en patera, un 31,4% son niños y un 7,9% son mujeres, según un extenso informe de la ONG Caminando Fronteras. La organización documenta que, detrás de estas muertes, más allá del riesgo implícito del cruce migratorio, están las deficiencias detectadas durante las labores de rescate en la frontera sur que “priman el control migratorio sobre la salvaguarda de la vida”.
La organización documenta también seis muertos y 739 heridos graves al intentar saltar las vallas de Ceuta y Melilla, 98 adolescentes de 14 a 17 años, entre ellos. En estos intentos de entrada se han registrado, aseguran, 258 devoluciones en caliente en Melilla y 311, en Ceuta. De estas personas expulsadas de forma inmediata, 124 eran adolescentes entre 14 y 17 años, según sus testimonios.
A lo largo de sus páginas, el informe de Caminado Fronteras denuncia la descoordinación entre Marruecos y España, el bloqueo de embarcaciones en alta mar por parte de la Guardia Civil para evitar su llegada nuestras costas, la suspensión de las operaciones de Salvamento Marítimo durante la noche en la zona del Estrecho o el tiempo tomado en reaccionar para iniciar las acciones de rescate. Estas, describen, “han sido las causas evitables que provocaron pérdidas de vidas humanas en todas las zonas de acceso por vía marítima”.
El documento se basa principalmente en los testimonios directos de las víctimas de lo que consideran una “guerra de fronteras”. “El Gobierno, a través del Ministerio de Fomento, tiene medios suficientes para que no haya muertes en nuestras fronteras o estas solo sean aquellas que se deben a una tragedia irremediable”, ha asegurado la portavoz del colectivo, Helena Maleno.
La descoordinación entre Italia y Malta en las labores de rescate del naufragio que acabó con la vida de 238 personas cerca de Lampedusa en 2013, según publicó este lunes el periódico italiano L'Espresso. “En España lo llevamos denunciando durante muchos años. Hemos documentado naufragios en los que la descoordinación entre ambos países ha acabado en tragedia”, añade la portavoz del colectivo.
“En otras ocasiones, Salvamento Marítimo cancela la búsqueda porque Marruecos asegura haberla localizado”, apunta Maleno. Algunas de esas pateras supuestamente localizadas por el Estado alauí, añade, aún siguen desaparecidas para los familiares de las víctimas.
Según el informe, “en algunos de los casos documentados sobre la salvaguarda de la vida en el mar, la colaboración entre los dos países ha sido inexistente y eso ha derivado en pérdidas de vidas humanas”. No obstante, afirma el estudio, “cuando se trata de gestiones de control migratorio, como las devoluciones en caliente en el agua, la coordinación ha funcionado”.
Las personas migrantes presentes en los intentos de entrada a España han asegurado a la organización que, en las proximidades de Ceuta y Melilla, “las autoridades españolas bloqueaban el acceso en espera de la llegada de la Marina marroquí”. En esos momentos, las inestables embarcaciones en las que viajan y los “deficientes medios de rescate” con los que cuenta el Estado alauí, han derivado, según la ONG, en la caída y posterior fallecimiento de algunos de sus ocupantes.
Atendiendo al informe, en tres ocasiones se reportaron cuatro personas que habían caído al agua tras la intervención conjunta de la Guardia Civil y la Marina marroquí, pero los servicios de rescate no intervinieron. “A día de hoy esas cuatro personas siguen desaparecidas. Según la Guardia Civil, el rescate de esas cuatro alertas se llevó a cabo por la Marina sin incidencias”.
La ONG destaca la zona del Mar de Alborán como la “más segura”, registrando un 1,3% de porcentaje de muertos y desaparecidos a pesar de ser una de las más largas, con un trayecto de 140 kilómetros en su punto más corto. Esto se debe, explican, a la “eficacia” y las buenas prácticas de Salvamento Marítimo en este punto.
En el caso del área de Ceuta, el índice sube al 4,9%, a pesar de la proximidad existente entre el punto de partida y de destino. En el Estrecho, el 2,47% de quienes ha intentado atravesarlo, ha fallecido, según el estudio de Caminando Fronteras. En la ruta Canarias, ha muerto un 21% de quienes han optado por este trayecto, de 207 kilómetros.
La “criminalización” de los supervivientes
Cuando las personas migrantes logran acceder a territorio español, no acaban las dificultades. La ONG denuncia la “criminalización” sufrida por los supervivientes de las tragedias una vez pisan territorio español, a pesar de haber sufrido situaciones traumáticas. Sylvie Agnes Sambou vió morir a 8 de los compañeros con los que viajaba en una inestable patera hacia las islas Canarias. A su llegada, asegura, no recibió atención psicológica.
“La primera noche, después de desembarcar, la pasé en comisaría. Nos interrogaban, nos preguntaban que quién era el capitán”, ha explicado la mujer. Caminando Fronteras lleva años exigiendo al Gobierno la aplicación del protocolo de atención a víctimas de tragedias aplicado en accidentes de tráfico o de avión pero nunca en el caso de los supervivientes de tragedias migratorias. Estas son trasladadas a comisaría en el marco de la Ley de Extranjería y, generalmente, pasan a un Centro de Internamiento para Extranjeros.
“Después de pasar 11 días en la patera, sin comer y solo bebiendo agua de mar, el trato de la policía fue muy malo. Solo querían que denunciáramos al capitán y decía que a cambio nos daría papeles”, ha asegurado Agnes Sambou, quien se negó y finalmente decidió declarar en favor de un compañero que, asegura, fue acusado falsamente de ser quien manejaba la embarcación.
“España está encarcelando de forma sistemática a personas inocentes. Saben que quienes manejan las pateras no pertenecen a la red, que muchas veces les enseñan como manejar la barca poco tiempo antes, pero son ellos los que acaban en prisión”, denuncia Maleno.