El capitán del petrolero “Sarost 5”, bloqueado desde hace un semana con 40 migrantes a bordo, aseguró hoy a Efe que rechazará “toda ayuda del exterior” para evitar el intento del Gobierno de Túnez de “crear un hogar en alta mar” y frenar su entrada en territorio tunecino. La embarcación también ha sido rechazada por las autoridades de Malta e Italia, según informó el portal InfoMigrants.
“Sin novedades y sin cambios”, Hagdi responde de forma autómata a las continúas llamadas que recibe por teléfono desde que hace una semana llegara frente a las costas de Zarzis- en el sur del país- desde donde espera una autorización para alcanzar tierra firme.
“No queremos comida, ni la ayuda de nadie, sólo una solución”, insistió el capitán en una entrevista telefónica con Efe antes de añadir que “si alguien muere será responsabilidad del gobierno”.
A pesar de los altibajos, los 14 tripulantes se muestran más decididos que nunca a mantenerse unidos. “Nos propusieron un relevo de la tripulación, algunos miembros llevan 50 días embarcados, pero les he pedido un poco de paciencia y al final han decidido quedarse”, explicó el capitán.
“Empezamos juntos en esto y lo terminaremos juntos”, declaró orgulloso de su equipaje. Sin embargo, no son pocos los momentos de tensión vividos a bordo del “Sarost 5”.
En este remolcador de 60 metros de largo por 16 de ancho, convertido en un improvisado centro humanitario, 54 personas se han visto obligadas a convivir pese a la falta de espacio, la escasez de comida y agua, las inclemencias del mar, las altas temperaturas y el riesgo de contagio de algunas enfermedades que sufren los migrantes.
Lo peor, según su capitán, es el aislamiento al que han sido sometidos por parte de las autoridades. “Hemos amenazado con entrar al puerto por la fuerza pero son cosas que se dicen cuando estás bajo mucha presión. Si hubiéramos querido podíamos haberlo hecho antes”, se defendió.
“Espero no llegar a ese punto y poder respetar la ley hasta el final”, y agregó en un tono dubitativo que “en el caso de que lo hiciéramos nadie ha sabido decirnos cuáles serían las consecuencias”.
Comida, medicamentos y los 40 colchones cedidos por la Media Luna Roja Tunecina para reemplazar las esterillas de paja sobre las que duermen los imprevistos pasajeros, esperan pacientemente en el puerto de Zarzis.
Tampoco los doctores de esta organización han podido acceder al barco para realizar sus chequeos médicos rutinarios. Según una fuente de Shell -responsable del petrolero tunecino- que prefirió guardar el anonimato, la iniciativa de la tripulación es una forma de presionar al gobierno de Túnez.
“Hemos intentado convencerles de que acepten al menos la entrada de comida pero se niegan y los víveres durarán como máximo hasta mañana”, se alarmó. “Por cuestiones logísticas tampoco se pueden trasladar los colchones al barco. Según las previsiones, a partir de este mediodía comenzará el oleaje y estos no tardarán en mojarse”, detalló la fuente que aseguró que la compañía anglo-holandesa sufraga todos los gastos a pesar de las pérdidas económicas estimadas en 7.400 euros diarios.
El pasado 14 de julio la plataforma marítima petrolera Miskar, de la compañía British Gaz, localizó en aguas internacionales una embarcación averiada a la deriva tras partir de la costa libia para tratar de cruzar el Mediterráneo.
El buque de aprovisionamiento se hizo cargo del rescate y partió hacia Sfax -a 75 millas- siguiendo las órdenes de las autoridades tunecinas pero una vez llegado a puerto fue remitido a Zarzis -a 76 millas de distancia- y finalmente rechazado a la espera de “indicaciones”.
Según la Media Luna Roja tunecina, los rescatados tienen entre 17 y 36 años, entre los que se encuentran dos mujeres embarazadas, y son originarios de Egipto, Bangladesh, Camerún, Senegal, Guinea, Costa de Marfil y Sierra Leona.
Todos se encuentran en buen estado de salud excepto las dos mujeres embarazadas, de cinco y dos mes, que deben ser evacuadas con urgencia por riesgo de aborto y una tercera persona con una hernia de hiato que necesita tratamiento. Para el Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), una de las ONG locales que hicieron un llamamiento para que el gobierno acoja el barco, Túnez se encuentra en una encrucijada.
A juicio de esta organización, si acepta su entrada podría convertirse en “puerto seguro”, lo que sentaría un precedente y podría consolidar la iniciativa europea de crear “plataformas regionales de desembarco” fuera del territorio comunitario para clasificar a los migrantes.
Ni la oficina del primer ministro ni los ministerios de Defensa, Interior y Transportes responden desde el pasado jueves a las preguntas de Efe sobre el asunto, al considerar que no entra dentro de sus competencias.