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Así es la vida de la población civil bajo el asedio y las bombas en la ciudad siria de Daraya

Un padre sostiene los pedazos que quedan de los juguetes de su hija Zeina. Los rescató de los escombros que dejó el último ataque de las bombas de barril que destruyeron su casa. El mismo tipo de ataque que acabó con la vida de un niño cuyo hermano, tumbado a su lado, le pide por favor que no le deje. Las mismas bombas que hacen que una señora mayor pase su vida encerrada en el sótano con sus nietos por miedo a salir y que les ataquen. O que llevan a una niña pequeña a pensar que los aviones que ve en el cielo quieren matarla.

El último vídeo de Amnistía Internacional muestra los testimonios de la población civil de la ciudad de Daraya, a las afueras de Damasco, sobre la que las fuerzas gubernamentales han lanzado 6.800 bombas de barril desde enero de 2014, según datos recogidos por el Ayuntamiento de Daraya. Son armas nada sofisticadas, que se fabrican con barriles, tanques o bombonas. Se llenan de explosivos, combustible y metralla y se lanza desde helicópteros y aviones.

“Es absolutamente indignante –aunque no sorprendente– que el Gobierno sirio haya continuado bombardeando y matando de hambre a su propia población civil. Y resulta inaceptable que la ONU y otros influyentes actores internacionales no estén haciendo más para resolver la crítica situación que se vive en Daraya y en otras localidades asediadas”, ha dicho Magdalena Mughrabi, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

El Gobierno sirio justifica estos ataques asegurando que su objetivo es alcanzar a terroristas, pero las consecuencias de los bombardeos las sufre la población civil. Los activistas locales afirman que las bombas han herido al menos a 1.200 civiles, y que el número sería mayor si no fuera porque los residentes están muy acostumbrados a correr a los refugios cuando se acercan los helicópteros. “Son bombas imprecisas por definición, y nunca deben utilizarse cerca de civiles”, dicen desde Amnistía Internacional.

El 26 de febrero entró en vigor el “cese de hostilidades” parcial y no se han registrado desde entonces ataques con bombas de barril sobre Daraya. Sin embargo, la ONG denuncia que la ciudad ha sido atacada con otras armas, y que los miles de civiles que continúan en ella siguen sin suministro eléctrico y carecen de alimentos y servicios médicos suficientes. El único hospital de campaña que queda en la ciudad asediada ha sido atacado 15 veces, según Amnistía Internacional.

La organización humanitaria denuncia que las fuerzas gubernamentales mantienen aislada la ciudad y no han permitido que llegue a ella ninguna ayuda humanitaria desde noviembre de 2012, por lo que instan a la comunidad internacional a que redoble sus exigencias al Gobierno sirio para que cese los bombardeos y permita el acceso a los medicamentos, la comida y los recursos básicos que la población necesita.

“Ahora que vuelven a estar en marcha las conversaciones de paz en Ginebra es absolutamente crucial que se dé carácter prioritario a la apertura del acceso de ayuda humanitaria a esas zonas. Aunque la mayoría de las armas han callado y la lluvia de bombas contra Daraya se ha detenido desde el alto el fuego del 26 de febrero, es mejor excluir totalmente la amenaza de que algún día puedan repetirse y hacer rendir cuentas a todos los responsables de crímenes de guerra durante el conflicto”, concluye Mughrabi.