Las redadas de Marruecos aceleraron el salto a la valla de Ceuta durante la Fiesta del Cordero

Las personas que atravesaron la valla de Ceuta este miércoles, la mayoría de Guinea y un grupo de Camerún, no son nuevas en Marruecos, llevan meses o incluso años esperando el momento para poder alcanzar suelo europeo. Este salto no tiene el sello del efecto llamada que quieren atribuir algunos políticos. A la festividad musulmana del Aid al-adha se une la desesperación de muchos migrantes que sufren los efectos de las redadas impulsadas por el Gobierno marroquí para impedir su entrada a la Unión Europea.

Las redadas indiscriminadas contra personas subsaharianas continúan en las ciudades más pobladas de migrantes, sobre todo en Tánger, Tetuán y Nador. Se extienden también por los bosques aledaños a las urbes. En los campamentos y los montes sobreviven las personas que solo tienen la posibilidad de entrar por la valla o permanecer en Marruecos porque no disponen de los recursos para financiar un pasaje en una embarcación.

Cuando la gendarmería real presiona y desmonta los campamentos no tienen más alternativa que precipitar sus planes y saltar. Se chocan con dos salidas: retroceder a la fuerza o intentarlo de nuevo antes de ser interceptados por los gendarmes marroquíes. Este miércoles era el día y momento propicios para aproximarse a la valla de Ceuta.

Las calles estaban vacías y silenciosas en los pueblos marroquíes fronterizos con la ciudad de Ceuta. Las mujeres preparaban la comida para toda la familia que se reúne para celebrar El Aid, la fiesta del sacrificio, también conocida popularmente como Fiesta del Cordero. Es la principal festividad de la religión musulmana, algo similar a la Navidad para los Cristianos.

Los migrantes lo sabían. Además del verano, en Navidad, al final del Ramadán o el Aid son días claves en los que los subsaharianos se organizan para entrar en Europa porque el control policial se relaja y aumentan las posibilidades de éxito. En Ceuta también era un día festivo, todo cerrado, y el perímetro español del vallado estaba menos vigilado. A esa hora está estipulado el relevo de turno de la Guardia Civil.

Eran las 8 de la mañana en Marruecos, una hora más en España, cuando 120 migrantes subsaharianos conseguían saltar la valla y entrar en Ceuta por Finca de Berrocal, el mismo lugar por donde otras 602 personas sortearon la frontera el pasado 26 de julio. Siete agentes y cinco migrantes fueron trasladados al hospital por las lesiones producidas durante el salto a la alambrada.

La Guardia Civil asegura que los agentes fronterizos fueron agredidos con “cal viva y ácido”, lo que provocó quemaduras a los agentes.

Marruecos deporta a decenas de senegaleses a su país

En una vuelta de tuerca, desde el mismo miércoles, Marruecos ha empezado a deportar masivamente a decenas de senegaleses a sus países de origen. Según la información publicada por el periódico digital 'Hespress', “al menos un centenar de ciudadanos de Senegal que intentaban embarcarse rumbo a las costas españolas en los últimos dos días han sido deportados a su país de origen”.

Estas deportaciones se unen a las redadas impulsadas por el Gobierno marroquí para evitar la afluencia de migrantes en las fronteras de Ceuta y Melilla, después de que Europa le haya prometido a Marruecos 35 millones de euros.

De hecho, los migrantes empiezan a dispersarse y a buscar nuevas viviendas donde sentirse más seguros. Hay testimonios que explican cómo fueron detenidos incluso en La Medina, donde desde hace años viven integrados con los marroquíes.

Dos jóvenes malienses han fallecido durante las expulsiones en autocares a más de 800 kilómetros al sur del país, custodiados por una pareja de policías, y donde los pasajeros van esposados de dos en dos. Uno de ellos de solo 16 años.

El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta “está colapsado”, asegura personal a eldiario.es. Acoge a más del doble de su capacidad (512 plazas) después de ampliarla con la colocación de tiendas de campaña tras el salto a la valla producido el pasado 26 de julio, cuando entraron 602 personas. Los servicios comunes, como las aulas o los campos de deporte, se han convertido en dormitorios.

Hasta allí llegaron corriendo los migrantes la mañana del miércoles y fueron atendidos por los servicios sanitarios de Cruz Roja.