Los trabajadores inmigrantes en Qatar, responsables de la construcción de los estadios, el transporte y los hoteles para la próxima Copa Mundial de la FIFA 2022, denuncian condiciones laborales precarias, sin cobrar lo acordado a tiempo y viéndose empujados a endeudarse para pagar los gastos básicos de su estancia en Qatar. Los compromisos de las autoridades de Qatar para proteger el derecho de los trabajadores migrantes a salarios pagados en tiempo y forma han resultado ineficaces, según concluye el informe “¿Cómo podemos trabajar sin salario?': Abusos salariales que enfrentan los trabajadores migrantes antes de la Copa Mundial de la FIFA 2022 de Qatar”, publicado por Human Rights Watch (HRW).
Entre enero de 2019 y mayo de 2020, la organización internacional habló con 93 trabajadores migrantes que trabajan en Qatar para 60 empresas diferentes. Todos los entrevistados informaron sobre algún tipo de abuso en el trabajo: impagos o demoras durante meses, salarios inexactos u horas extras no pagadas. La entidad considera que los empleadores violan “con frecuencia” el derecho a los salarios de los trabajadores.
El informe muestra que Qatar no ha cumplido con sus compromiso alcanzado en 2017 con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de proteger a los trabajadores migrantes de los abusos salariales y de abolir el sistema kafala, que vincula las visas de trabajadores migrantes a sus empleadores. En la mayoría de los casos en los que Human Rights Watch documentó abusos salariales, los trabajadores han asegurado haber sufrido hambre y haber sido incapaces de enviar dinero para enviar a las familias en sus países de origen.
“Hemos oído hablar de trabajadores que mueren de hambre debido a salarios atrasados, trabajadores endeudados que trabajan duro en Qatar solo para recibir salarios mal pagados y trabajadores atrapados en condiciones de trabajo abusivas por temor a represalias”, afirma el subdirector para Oriente Medio y África del Norte de Human Rights Watch, Michael Page.
Los empleados en los que se basó el informe desempeñan diferentes ocupaciones, desde guardias de seguridad hasta camareros, limpiadores, personal de administración y trabajadores de construcción. Llegan a Qatar con la esperanza de obtener empleos e ingresos estables, pero se enfrentan a abusos salariales que los llevan a endeudarse.
Los trabajadores migrantes son el 95% de la capacidad de trabajo total
Qatar cuenta con dos millones de trabajadores migrantes, que representan alrededor del 95% de su capacidad de trabajo total y son esenciales para la construcción de la infraestructura y el sector servicios de todo el país. Principalmente, vienen de países como India, Nepal, Filipinas, Bangladesh, Kenia y Uganda para buscar mejores oportunidades de ingresos.
A cambio del trabajo, se les ofrece un salario de aproximadamente 206 dólares al mes. Cuando, en el mejor de los casos, es pagado en tiempo y en su totalidad, apenas es suficiente para que muchos de sus trabajadores paguen las deudas de la contratación, puedan mandar dinero a sus familias o puedan mantenerse ellos mismos, denuncia HRW. “Los abusos salariales de los empleadores también empujan muchos en circunstancias peligrosas”, insisten.
HRW denuncia que algunas empresas de Qatar retienen, retrasan o deniegan deliberadamente los salarios de los trabajadores para obtener más beneficios. Pero normalmente en pequeñas y medianas empresas de la industria de la construcción, donde la mayoría de la fuerza de trabajo es migrante, se trata de un problema en las largas y complejas cadenas de subcontratación.
La situación empeora por la COVID-19
Los abusos salariales se “han exacerbado” aún más desde que comenzó la crisis provocada por la COVID-19, recoge HRW. Algunos empleadores utilizaron la pandemia como pretexto para retener los salarios o negarse a pagar los pendientes a los trabajadores detenidos y repatriados por la fuerza, afirma la entidad. Algunos empleados aseguraron que ni siquiera pueden permitirse comprar alimentos; otros, que se han endeudado para sobrevivir.
Uno de estos casos es el de un gerente de recursos humanos de 38 años de una empresa constructora en Qatar, que tiene un contrato para trabajar en la parte externa de un estadio para la Copa del Mundo. Afirma que su salario mensual se ha retrasado hasta cuatro meses al menos cinco veces en 2018 y 2019.
“Por los retrasos en el pago de mi salario estoy retrasando los pagos de mi tarjeta de crédito, alquiler y matrículas escolares de los niños. Es la misma historia para todo el personal de mi nivel e incluso para los trabajadores. No puedo imaginar cómo se las arreglan los trabajadores; no pueden pedir préstamos al banco como yo puedo”, dice en unas declaraciones recogidas por la entidad.
Respuesta de las instituciones
Human Rights Watch envió cartas a 11 empresas de los sectores de la construcción solicitando su opinión sobre las políticas de pago de los trabajadores migrantes en Qatar. El 1 de agosto de 2020, todavía no había recibido respuesta. La entidad también mandó mensajes resumiendo las conclusiones del informe, solicitando una respuesta oficial, al Ministerio del Interior y del Ministerio de Trabajo, así como a la FIFA y al Comité Supremo de Entrega y legado (SC).
Como recomendaciones clave para mejorar la situación de los trabajadores, la organización pide la abolición total del sistema de kafala. Amnistía Internacional también pidió terminar con el “abusivo” sistema en 2019, que obliga a los trabajadores migrantes dependen de sus empleadores, tanto para la solicitud de visas como para su residencia legal y estatus en el país. HRW considera que deja a los migrantes en una “posición de vulnerabilidad”.