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Qué es el “sistema de puntos” que propone Feijóo para gestionar la inmigración

Imagen de archivo de varios ciudadanos frente a una oficina de extranjería.

Gabriela Sánchez

9 de julio de 2023 21:22 h

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Conceder puntos en función del conocimiento del idioma, la formación académica o la capacidad innovadora con el objetivo de seleccionar a extranjeros a los que permitir entrar y trabajar en España. Es la única propuesta concreta sobre inmigración del programa del Partido Popular de cara a las elecciones del 23J. Aunque apenas se ha planteado su aplicación en España, se trata de un modelo aplicado en otros Estados, como Canadá, Australia y Reino Unido. Su éxito o fracaso depende de muchos factores y de las medidas que lo acompañen.

En España no bastaría con lanzar este mecanismo como una medida migratoria unilateral para captar solo inmigración altamente cualificada, pues ya existen normativas encaminadas a ese mismo objetivo, advierten dos voces expertas en políticas migratorias consultadas por elDiario.es. Tendría sentido, apuntan, si fuese más allá.

El sistema propuesto por el Partido Popular es un modelo de gestión de flujos migratorios que consiste en seleccionar a personas extranjeras mediante la suma de puntos, estableciendo unos requisitos específicos que pueden variar en función de las prioridades del mercado laboral de cada país. Por lo general, los criterios de selección -cada uno de ellos aparejado a una puntuación concreta- se basan en “méritos” y características de las personas candidatas, como el conocimiento de idiomas, el nivel académico, la experiencia laboral, los niveles salariales previos e incluso el estado civil. 

La propuesta de Alberto Núñez Feijóo, tal y como aparece descrita en su programa electoral, apuesta por premiar “la formación académica, las competencias lingüísticas y la capacidad innovadora” de quienes buscan emigrar a España por motivos laborales. Según el documento, el sistema se “orientaría a facilitar la admisión de talento extranjero que tiene un alto potencial de integración y que pueden aportar el mayor beneficio a España, tanto en términos de contribuir al crecimiento económico como a la sostenibilidad de los servicios públicos”. El PP defiende que este programa promovería “una inmigración basada en la igualdad de oportunidades y el mérito”. 

Aunque históricamente se ha utilizado este modelo para fichar a trabajadores extranjeros altamente cualificados, el sistema no tendría por qué estar enfocado únicamente a este perfil -ligado generalmente a personas de mayores recursos-. Según explica Gonzalo Fanjul, responsable de investigación en la Fundación PorCausa, esta fórmula también podría utilizarse como una vía para permitir la entrada a profesionales que pudiesen trabajar en distintos sectores con necesidad de mano de obra en el país de destino. Sin embargo, el programa del PP no profundiza en los detalles de la medida y está centrada en atraer el “talento” extranjero.

elDiario.es ha preguntado al PP al respecto, pero el partido no ha querido contestar sobre su propuesta, el objetivo o las razones de optar por esta opción.

El modelo de Canadá

El ejemplo más aplaudido de un sistema de puntos a nivel migratorio se encuentra en Canadá. En 1967, el país impulsó un sistema de puntos como base de su modelo de inmigración económica con el objetivo de atraer mano de obra extranjera así como perfiles de población que el país considera que necesita para mantener su crecimiento económico, que se compatibiliza con un enfoque humanitario de las migraciones mediante una fuerte política de acogida de refugiados a través de mecanismos legales de entrada específicos para ellos. 

Para optar a tener un visado por razones económicas, existen diferentes programas de puntos (federales, provinciales, locales…) a los que pueden acogerse extranjeros que buscan trabajar en Canadá, cuyos requisitos varían en función de los perfiles considerados necesarios y de las circunstancias del país. Las características a valorar suelen pasar por el nivel acreditado de idiomas oficiales de Canadá, el nivel de estudios, contar con una oferta de trabajo fijo, la edad (deben tener menos de 44 años), existencia de familiares residiendo en Canadá, migrar solo o acompañado por la pareja, haber estudiado o trabajado en Canadá o la experiencia profesional. Dependiendo del programa concreto, cada característica cuenta con un determinado rango de puntuación. 

Por ejemplo, los candidatos entre los 20 y 29 años sumarán la máxima puntuación en el apartado relativo a la edad. Si tienen 44 años, obtendrán la mínima calificación. A partir de 45, los interesados ya no podrán optar a este sistema. Las calificaciones llegan también a las parejas o cónyuges del candidato, sobre quienes también se evalúan aspectos como la formación, la trayectoria o el manejo de idiomas. La soltería puntúa más. 

Una vez analizados los formularios de los interesados en emigrar a Canadá los candidatos son colocados en una lista de acuerdo con sus calificaciones, que pueden alcanzar un máximo de 1.200 puntos. A través de la media de las puntuaciones del listado la administración fija una puntuación de corte, similar a la utilizada en procesos de selección de universidades tras los exámenes de selectividad. Los aspirantes que sobrepasen la “nota de corte” recibirán una invitación oficial del Gobierno canadiense para poder solicitar formalmente el permiso de residencia y trabajo.  

¿Existe en España algo similar?

Aunque en la práctica no tienen gran incidencia, ya existen actualmente en España algunos sistemas para incentivar la llegada de trabajadores muy cualificados y actividades económicas innovadoras.

Con la finalidad de atraer el talento extranjero, aunque especialmente enfocado al emprendimiento, existe la Ley 14/2013 aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy durante la crisis económica para promover la inversión en España. La norma facilita los trámites de extranjería a los ciudadanos extracomunitarios que tengan la intención de realizar una actividad emprendedora “de carácter innovador y con especial interés económico para España”. En el estudio de la solicitud, también se tiene en cuenta la formación, la experiencia profesional y la implicación en el proyecto del solicitante, así como el plan de negocio y “el valor añadido para la economía española, la innovación u oportunidades de inversión”.

El sistema de puntos es el modelo alternativo a una directiva comunitaria que regula las condiciones de entrada y residencia de extranjeros que busquen un empleo altamente cualificado. Es la llamada tarjeta azul: se trata de una vía existente desde 2009, pero su baja eficiencia empujó recientemente una reforma a nivel europeo para subsanar los errores detectados, como la rigidez, falta de información y la complicación de los trámites. La nueva directiva apuesta por criterios más inclusivos para trabajadores muy cualificados y sus empleadores, y ha sido traspuesta en la normativa española este mayo por lo que sus resultados aún se desconocen.

¿Serviría en España?

Para Gemma Pinyol, directora de políticas migratorias en el think-tank Instrategies y experta del Consejo de Europa en el proyecto Intercultural Cities, un sistema de puntos basado únicamente en el fichaje de inmigrantes altamente cualificados no tendría grandes resultados en España, sino se acompaña de otras medidas. “El sistema de puntos tiene sentido en determinados países, pero no en todos. Acostumbra a funcionar bien en países como Canadá o Australia, que no tienen fronteras geoestratégicamente complejas”, sostiene la especialista.

Reino Unido aplicó un sistema basado en puntos tras el Brexit. “Se aplicó en 2020 y aún no está claro que funcione, pues ha generado un debate porque aún no hay suficiente mano de obra”. Dinamarca canceló un modelo similar recientemente. “En España, debido a su situación fronteriza, al número de llegadas irregulares que recibe, seguramente tampoco funcionaría esta fórmula como sistema único”, añade. 

Una de las razones en las que se basa Pinyol se encuentra en las concesiones actuales de visados a trabajadores con un perfil cualificado, a través de las vías que ya existen para ello, como la directiva comunitaria destinada a este fin, la tarjeta azul. “No acabo de entender muy bien por qué el PP propone un sistema de puntos con este enfoque, cuando ya existe una directiva europea con este fin. Me pregunto quién querría venir a España a través de este sistema de puntos. España no es un destino muy atractivo para este perfil. En la competición internacional por el talento, España no tiene mucho juego”, dice la experta. Si se limita al enfoque de atracción del “talento”, no cree que la medida obtuviese unos resultados destacables. Sin embargo, la especialista valora como positivo la introducción de la propuesta del sistema de puntos en el programa del PP “si sirve para generar un debate riguroso sobre cómo potenciar la inmigración laboral en España, aunque desde un prisma más amplio”. 

En una línea similar se encuentra el investigador de PorCausa, Gonzalo Fanjul, que defiende la necesidad de abrir un debate en España sobre el modelo migratorio económico, con el objetivo de flexibilizar la entrada regular a ciudadanos por razones laborales. Para el experto, una medida encaminada a ese fin, sin necesidad de contar de antemano con una oferta de trabajo puede ser, en general, positiva. 

“La exigencia actual de necesitar una oferta de trabajo se traduce en una rigidez enorme en el sistema. Se necesita un contrato previo, que no siempre es fácil, porque las empresas necesitan valorar al candidato de manera directa, no en la distancia. El sistema con puntos, u otras fórmulas, tiene potencial para conceder permisos de residencia y trabajo desde la distancia, para que determinados perfiles de trabajadores puedan migrar a España y buscar empleo”, dice Fanjul, quien considera reduccionista apuntar únicamente a los perfiles muy cualificados. 

“Aunque va en la buena dirección, se queda corta. No aborda de manera estructural el sistema, sino que se basa en una visión utilitarista y extractiva: solo la gente que necesito y como yo la necesito y el tiempo que yo quiero. Pero deberían de ganar las dos partes, el país de destino, el origen y el inmigrante. Para no generar fuga de talentos en determinados países, es importante que las agencias de desarrollo participen también en estos planes”, afirma el miembro de PorCausa, defensor del potencial de las migraciones para promover el desarrollo de países empobrecidos y potenciar la economía de los Estados de destino. 

El experto considera que el sistema de puntos tiene potencial para abrir vías de entrada a España a trabajadores de sectores con necesidad de mano de obra en España, aunque no sean profesiones muy cualificadas. “El sistema de puntos se podría adaptar. Deberían apostar por criterios menos utilitaristas y extractivista ni perfiles tan cualificadas, sino medias y bajas pero útiles para el mercado de trabajo. Se podría también fomentar con un enfoque de desarrollo”. 

Un representante del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones -competente en regular los permisos de residencia- cuestiona la propuesta del Partido Popular. “Olvidan tanto la Ley 14/2013 que aprobaron durante la crisis económica para promover, según la denominaron, la movilidad internacional, y olvidan también el marco europeo y sus modificaciones de este año, que nuestro Gobierno ha respetado e integrado modificando la normativa de extranjería, para dar nueva y mejor cobertura a la migración cualificada”, dice una fuente ministerial a elDiario.es.

“La mejor forma de abordar la cuestión migratoria es dando orden, certidumbre, hacer políticas alineadas con nuestros socios europeos, y adecuadas a las necesidades de la sociedad y economía española, como estamos haciendo”, defiende el departamento dirigido por José Luis Escrivá, que considera limitada y discriminatoria la medida planteada por el PP. “Llama la atención que únicamente se quiere aplicar a la que denominan inmigración cualificada; es decir, no se quiere aplicar a las migraciones de media o baja cualificación. El sistema de puntos, en los términos en los que se plantea, es discriminatorio”, dice la misma fuente. “No compartimos la afirmación de que esa inmigración cualificada es la que mejor se integra”.

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