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Starmer dice que quiere aprender de la gestión de la migración de Meloni porque es “pragmático”

El primer ministro Keir Starmer y la primera ministra Giorgia Meloni durante la rueda de prensa este lunes en Roma.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —

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El primer ministro británico, Keir Starmer, visitó este lunes en Roma a una de las pocas aliadas que le quedaban a su predecesor conservador, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. El laborista presentó el viaje como un intento “pragmático” de entender qué hacer frente a la inmigración irregular. 

Meloni, antiguo referente de Rishi Sunak, está a punto de poner en marcha un acuerdo firmado en 2023 con Albania para procesar las solicitudes de asilo de decenas de miles de personas rescatadas en el mar en ese país al otro lado del Adriático. Starmer dijo estar “interesado” en este plan cuestionado por la ONU y organizaciones de derechos humanos, y qué está haciendo Italia para prevenir las llegadas de personas que no han tramitado antes los papeles. 

“En cierto sentido, hoy es el regreso del pragmatismo británico. Somos pragmáticos por encima de todo. Cuando vemos un reto, comentamos con nuestros amigos y aliados los distintos enfoques que están probando, mirando cómo funcionan, y eso es lo que estamos haciendo hoy”, dijo Starmer en rueda de prensa junto a Meloni.

La primera ministra italiana subrayó la importancia de la cooperación internacional, si bien la principal negociación en este aspecto es entre miembros de la Unión Europea o con terceros países que son parte de las rutas, como Libia, Turquía y Túnez. “Ningún país va a poder solo con estas redes de traficantes”, dijo Meloni.

El primer ministro británico se comprometió a aportar más de cuatro millones de euros para un fondo impulsado por Meloni y otros líderes europeos para invertir en los países de origen de los migrantes y así, supuestamente, atajar las causas de la marcha de su población.

El acuerdo con Albania

Human Rights Watch, entre otras organizaciones de derechos humanos, ha acusado a Italia en particular de jugar con los derechos humanos de los migrantes y ha cuestionado el acuerdo con Albania porque puede dar lugar a abusos como los denunciados en la relación de la UE con Libia. No llevar a los refugiados al puerto italiano más cercano “viola los derechos humanos del rescate en el mar y dinamita los derechos de asilo y libertad frente a la detención arbitraria”, se quejó la organización. La Comisión Europea dijo que “vigilaría” el acuerdo y la agencia de refugiados de la ONU vaticinó que causaría “más sufrimiento” como otros arreglos de este tipo. 

Antes del viaje de Starmer a Roma, Amnistía Internacional y el Consejo de Refugiados británico criticaron a Starmer por acercarse a Meloni. Un diputado laborista, Kim Johnson, de Liverpool, dijo al Guardian que no entendía por qué un Gobierno laborista estaba “intentando aprender lecciones de un Gobierno. neofascista”. “¿No hemos aprendido nada de los fracasos de los tories? Más seguridad y medidas crueles de deportación no disuaden a las personas desesperadas por buscar asilo, y suponen un riesgo de violaciones significativas de derechos humanos”, dijo Johnson.

Fin del acuerdo con Ruanda

Starmer, laborista y abogado especializado en derecho humanitario europeo, canceló nada más ser elegido en julio la política del anterior Gobierno conservador para intentar enviar a Ruanda a cualquier persona que cruzara indocumentada el canal de la Mancha. 

A diferencia de su predecesor, Starmer ha insistido en que respetará la legislación internacional y nunca sacaría al Reino Unido de la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que la hace cumplir, como sugerían los conservadores. Pero Starmer también se ha comprometido a rebajar las llegadas de pateras que cruzan el canal de la Mancha y la “migración neta”, es decir, la diferencia entre las personas que se van del Reino Unido y las que llegan.

El rechazo a la migración y a los extranjeros en general, uno de los motores del Brexit, ha centrado en la última década el debate político en el Reino Unido, aunque las cifras de llegadas de migrantes indocumentados son inferiores a los de otros países grandes, como España e Italia. 

Entre junio de 2023 y junio de este año, el Reino Unido detectó la llegada irregular de casi 39.000 personas, la mayoría de ellas en embarcaciones pequeñas en el canal, según los datos publicados por el Ministerio del Interior. Esto supone, en realidad, una caída del 26% respecto al año anterior. Las llegadas en pateras son las más visibles y fáciles de identificar, según explicaba el Gobierno en junio, entonces en manos de Sunak. 

Por comparación, en 2023, casi 59.000 personas en situación irregular llegaron a España, que tiene 20 millones menos de población que el Reino Unido. En Italia, fueron unas 158.000 personas en estas circunstancias, según el Ministerio de Interior.

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