La decisión de la RAI– Radiotelevisione Italiana, la compañía de radio y televisión pública de Italia, de producir el “reality show” The Mission, con la colaboración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR Italia) eINTERSOS, una prestigiosa ONG italiana que desde décadas opera en África y en otros países del mundo, está desatando en Italia en estas semanas una ola generalizada de indignación en las redes sociales y entre los activistas y periodistas que se ocupan de derechos humanos, así como de miles y miles de simples ciudadanos.
El programa, que se transmitirá en diciembre, prevé la participación de ocho personajes televisivos y del mundo de la farándula italiana, que junto a operadores humanitarios de la ACNUR y de INTERSOS vivirán y “trabajarán” por algunas semanas en los campos de refugiados en la Republica Democrática del Congo, en Sudan del Sur y en Mali. Algo muy parecido a la Isla de los Famosos, en donde los “famosos” entrevistarán y serán los testimonials de historias de guerras, de violaciones de derechos humanos, de violencias sexuales, de hambre y de dolor.
La RAI justifica el proyecto, “social experiment” así lo definen, explicando que será una grande ocasión para dar a conocer a un enorme franja de público, la dura realidad de los refugiados y el trabajo de los operadores humanitarios. Los productores garantizan además que el programa no será focalizado en el dolor y la desesperación de las personas sino sobre el trabajo y el compromiso con ellos de los hombres y mujeres que trabajan para las ONG’s.
Es difícil entender como, ya que las dos cosas están estrechamente vinculadas: el trabajo de los operadores humanitarios en cualquier parte del mundo no existiría sin las historias de dolor y desesperación, sin los ojos de los niños pidiendo comida, sin sus barrigas hinchadas, sin las enfermedades y la muerte.
El miedo, en este caso es, sin sombra de dudas, que The Mission será solo una espectacularización televisiva del dolor. Ya hemos pasado por las postales que todos conocemos, las manitas tendidas, las moscas en los ojos, la basura en los hogares, las colas de niños buscando una gota de agua en llaves secas. Pero las imágenes tienen que ser aun más reales, el dolor necesita transformarse en espectáculo y por ende en dinero.
Laura Lucci, responsable ACNUR Italia explica que se trata solamente de un programa de información en el que la Agencia de las Naciones Unidas garantizará que, en el respeto de la privacidad de los refugiados, serán entrevistados y transmitidas solamente las historias de los que aceptan de forma voluntaria de presentarse frente a las videocámaras.
En el intento de ACNUR Italia está la ambición de hacer que la opinión pública de ese país sea más sensible y abierta sobre temas como la inmigración no regular a través del Mediterráneo y las condiciones de vida de los refugiados en los campos de África.
Sin embargo estas justificaciones nobles no han convencido demasiado el heterogéneo mundo de la cooperación internacional, empezando desde los simples militantes, activistas y periodistas que, como quien escribe, se ocupan de derechos humanos desde sus modestas trincheras, hasta las ONG’s más grandes que nutren profundas dudas respecto a los reales objetivos de toda la operación.
«Pornografía humanitaria» ha sido definida por Guido Barbera, presidente de Solidarietà e Cooperazione CIPSI, asociación fundada en 1985 que involucra más de 37 ONG’s activas en el sector de la cooperación internacional. «No se puede seguir instrumentalizando la pobreza para buscar fondos utilizando un reality show y la participación de vip» ha declarado indignado, mientras la prestigiosa pagina info-cooperazione que ha sido la primera en denunciar públicamente el proyecto y que involucra decenas de actores del sector de la cooperación internacional, esta monitoreando constantemente el desarrollo del debate que está asumiendo tonos pesados y corre el riesgo de transformarse en político.
La presidente de la Cámara de Diputados del Parlamento italiano, Laura Boldrini, diputada del partido de la coalición de centroizquierda, Izquierda, Ecología y Libertad (SEL por sus siglas en italiano), quien antes de cubrir este cargo era portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Italia, en una carta publicada en el diario La Repubblica, se ha distanciado de la idea del programa de la RAI aunque, siendo portavoz de ACNUR, había participado el año pasado a los primeros contactos entre la Agencia ONU y la televisión pública para la realización del programa.
Sin embargo la Boldrini ha aclarado que nunca en las conversaciones se había planteado la participación de personajes públicos, que el estándar era mas de tipo informativo que de reality y que la idea era de acercar el grande público italiano a temas sensibles como el de la inmigración desde África vía Mediterráneo.
Al episodio piloto, registrado el verano del año pasado en Sud Sudan, participaron Michele Cucuzza y Barbara De Rossi, respectivamente presentador de televisión y actriz, quienes a su regreso a Italia habían declarado de haber sufrido mucho miedo por una epidemia del virus Ebola desatada en la zona donde estaban grabando el programa y que tuvieron que regresar pronto a Italia. La noticia de la epidemia luego se demostró ser falsa. Otro episodio ha sido grabado este julio con la participación de la presentadora y actriz Paola Barale y Emanuele Filiberto Di Savoia, presentador de televisión y nieto del último soberano de Italia, Humberto II de Savoia. Otro de los participantes es el cantante Albano Carrisi quien se acompañará de su hija. Carrisi ha admitido que su compenso será alrededor de 500mil euros.
La pagina web African Voices que se ocupa de periodismo y de derechos humanos en África es muy crítica con la operación. Una investigación recientemente publicada por ellos a firma del periodista Carlos Cattaneo ha evidenciado una serie de graves irregularidades cometidas por parte de la ONG en la adquisición de las autorizaciones necesarias en Congo para la realización del programa.
Aunque Intersos con un comunicado ha tratado de aclarar la situación, el programa televisivo ya se configura como una bomba de tiempo sobre el ya bastante cuestionado mundo de la cooperación internacional. Por otro lado ha sido el mismo Marco Rotelli –secretario general de Intersos– quien ha declarado que «la causa nos pareció más importante de los riesgos de la operación».
Tambien la Cruz Roja Italiana ha tomado palabra en el asunto pidiendo «un enfoque que lleve a un cambio cultural cuando se abordan temas como estos […] de otra forma se habla de la síndrome de espiar a través del agujero de la llave, que nada tiene que ver con la ayuda a los invisibles, a los últimos, a los más vulnerables» y hasta una petición lanzada por el joven Andrea Casale, pidiendo a la RAI, ACNUR e INTERSOS el cierre del proyecto, ha recogido en tan solo pocos días ya 85mil firmas.
En un momento de profunda crisis económica, cuando sobretodo en Europa, el mundo de la cooperación internacional y de la cooperación al desarrollo ha sido, económicamente parlando, fuertemente penalizado, es la verdadera “causa” de la operación la que preocupa.
Igual discurso vale por la RAI, el servicio de televisión y de radio público italiano. Perenemente en crisis, (a finales del 2012 ha perdido 200 millones de euros solo en contratos de publicidad), politicizada en sus órganos directivo y expresión de la casta política bipartidista italiana (de la derecha del partido de Silvio Berlusconi y de la símil-izquierda del Partido Democrático), afectada por un degrado cultural que se manifiesta evidentemente en la programación ofrecida al público. ¿En este caso, cuál sería la noble “causa” perseguida?
¿Se puede creer que en un símil contexto la prioridad será dada al trabajo humanitario de los cooperantes y no a una necesaria –para los fines de audiencia– espectacularización y banalización de las tragedias de los refugiados?
¿Podemos creer que no se violará el derecho a la privacidad de niños y mujeres?
Los que trabajamos en temas de violaciones de derechos humanos sabemos muy bien la dificultad que tienen las victimas al mostrarse, el pudor en la externación del dolor, el respeto que es necesario siempre, el mismo que te impone tal vez de bajar la cámara o de apagar la grabadora.
Sabemos muy bien el miedo que tienen las victimas de ser reconocidos por sus verdugos, la necesidad que tienen los niños de gozar de momentos de serenidad y los gestos cotidianos repetidos para que su tragedia parezca lo más posible a una vida normal. Ellos no necesitan ser asustados, ni atemorizados. Ni violados. No lo necesitan más de lo que ya lo son a diario.
Porque usar el dolor de una víctima, por fines de lucro representa una violación grave de su derecho a la recuperación. Una violación en la violación. Una tragedia en la tragedia. Es atormentar una herida con sal, es una forma sutil de tortura cometida en nombre del espectáculo.
El público no necesita eso. Necesita ser informado pero con responsabilidad.