La UE prorroga la operación militar marítima de control del Mediterráneo... pero sin barcos
Una operación marítima sin medios marítimos. Es en lo que ha quedado la bautizada oficialmente como Operación EUNAVFOR Med Sofía, la misión militar de la UE para el control del Mediterráneo y de los migrantes que huyen del hambre y las guerras, después de que la Italia de Matteo Salvini haya bloqueado hasta el último minuto la prórroga de su mandato, que expira el 31 de marzo y solo podía ser renovado por unanimidad.
Cuando la operación fue lanzada en junio de 2015, su misión era combatir las redes de tráfico de personas, pero en junio de 2016 y julio de 2017, fue ampliada, Ahora incluye también tareas como la aplicación del embargo de armas de la ONU en aguas libias y la recopilación de información del tráfico ilegal de petróleo desde Trípoli. En puridad, la búsqueda y rescate no es parte del mandato de la operación Sofía, pero es una obligación legal de los marineros de acuerdo con las convenciones marítimas de la ONU, recuerda Politico.
Los efectivos actuales, según informa EUNAVFOR Med Sofía, consisten en dos barcos (una fragata italiana y un barco de acción marítima español–; dos helicópteros (uno italiano y uno español) y seis aviones (dos de Luxemburgo, uno español, polaco, francés e italiano).
Así, los 28 han llegado a un acuerdo en el Comité de Seguridad y Política del Consejo Europeo que vacía de contenido la operación, con base en Roma: prorrogarla durante seis meses, pero sin recursos navales, lo que le deja con los cinco helicópteros –uno de ellos, español– y con la formación de los guardacostas libios, señalados reiteradamente por vulnerar los derechos humanos. De hecho, para la UE Libia no es un puerto seguro de desembarque y ha sido denunciada la facilidad con la que los traficantes de personas operan indisimuladamente.
De alguna manera, lo que hace la UE aferrándose a una operación que ya no tiene medios para existir –pero sí su carácter militar–, es posponer una decisión seis meses, a que pasen las elecciones europeas del 26 de mayo y el verano, la estación en la que se suelen repuntar las llegadas migratorias. Será entonces el momento, también, de retomar una agenda nunca concluida en Bruselas, la del reparto de solicitantes de asilo.
“Los Estados miembros, con la operación Sofía, buscan devolver a estas personas a un país del que huyen. En Libia los torturan, las violan, los ajustician de forma sumaria”, decía Paula Farias, de Médicos Sin Fronteras, en eldiario.es. “A lo mejor a quienes hay que concienciar es a los Estados miembros por estas políticas inhumanas”.
Además de rechazar la entrada a los migrantes socorridos por las ONG, Salvini ha dicho repetidas veces que “no quiere que su país sirva de puerto” de desembarco de las personas rescatadas por las patrullas de la Operación Sofía, y ha pedido la implicación de otros países, que no se ha producido de manera sistemática. Fuentes diplomáticas citadas por Reuters afirman que España, Francia y Alemania han señalado que no quieren acoger más migrantes rescatados, la mayoría escapando de las guerras y la pobreza en África y Oriente Próximo.
Fuentes de la Comisión Europea lamentan la decisión. Recuerdan que la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, se ha mostrado siempre favorable a prorrogar el mandato completo de la Operación Sofía y temen que vuelvan a producirse muertes en el Mediterráneo.
La portavoz de la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Maja Kocijancic, ha reconocido en la rueda de prensa diaria del Ejecutivo comunitario que una operación “marítima” sin barcos “no podrá ejercer eficazmente su mandato”, pero ha insistido en que se trata de “una decisión política de los Estados miembros para mantener la operación”. “Tomaremos medidas para reducir los efectos de la suspensión que conllevará [la retirada de los barcos] pero está claro que el mandato no se podrá ejercer plenamente”, ha subrayado Kocijancic.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el pasado año fallecieron 2.300 personas en el Mediterráneo intentando llegar a las costas europeas. Del más de un millón de refugiados y migrantes que cruzaron a la UE en 2015, se ha pasado a 141.500 en 2018, según Naciones Unidas.
No obstante, las tácticas usadas por la misión naval de la Unión Europea para impedir el tráfico de seres humanos en el Mediterráneo han provocado un aumento de las muertes de refugiados y migrantes en el mar, según una investigación realizada en 2017 por la Cámara de los Lores británica. El informe afirma que una consecuencia no prevista en la Operación Sofía, destinada a destruir los barcos de los traficantes, es que estos se han adaptado y han enviado a refugiados y migrantes en embarcaciones más precarias, lo que ha provocado más muertes.
El número de vidas perdidas en la ruta del Mediterráneo central –entre Libia e Italia– creció un 42% hasta más de 4.500 personas ahogadas en 2016, comparadas con 3.175 en 2015.
El informe del subcomité de Exteriores de la Cámara afirma que la operación naval ha fracasado en su intento de interrumpir el negocio de los traficantes en el Mediterráneo. Sin embargo, los lores afirman que se debería continuar con los trabajos de rescate y salvamento, que han permitido salvar la vida a 33.830 personas desde su inicio.
La presidenta del comité, Lady Verma, dijo que “la Operación Sofía no ha cumplido el objetivo de su mandato, impedir el modelo de negocio de los traficantes de seres humanos. No debería ser renovada. Por otro lado, ha sido un éxito humanitario, y es fundamental que el trabajo de rescate y salvamento de la UE continúe, pero con barcos no militares y más apropiados”. “La actuación futura de la UE y Reino Unido debería centrarse en atacar el tráfico de personas en origen y en los países de tránsito, y en apoyar el desarrollo económico sostenible y el buen gobierno en esos países. Italia se ha encontrado en primera línea de un movimiento masivo de personas en dirección a Europa y merece elogios por su respuesta”, explica.
La operación ha motivado un cambio en el “modelo de negocio” de los traficantes, que ya no envían barcos grandes con 500 o 600 personas capaces de llegar al centro del Mediterráneo. Ahora usan embarcaciones tipo zodiac, que son interceptadas a 12 millas de la costa libia. Según los lores, este cambio, que significa que el 70% de las embarcaciones que parten de la costa libia son muy rudimentarias, ha convertido el trayecto en cada vez más peligroso para los migrantes y ha causado un aumento de las muertes en el mar.
El informe añade que un Gobierno unificado en Libia es la condición previa para cualquier acción decisiva contra las redes de traficantes, pero que es improbable que mejoren las condiciones políticas y de seguridad en Libia para permitir operaciones de la UE en la costa de ese país.
“Siempre hemos mostrado nuestra oposición a la operación Sofía”, explica la eurodiputada de IU Marina Albiol, “porque suponía la militarización del Mediterráneo con fragatas de la OTAN que no están ahí para salvar personas, sino para impedir que lleguen a Europa. Su extensión por seis meses, así como la nueva negativa a que la operación realice tareas de búsqueda y rescate, demuestran que la UE no está interesada en que las personas migrantes y refugiadas dejen de morir en el mar”.
“La operación Sophia ya era del todo insuficiente”, afirma el portavoz de Podemos en la Eurocámara, Miguel Urbán, “como muestran las miles de muertes que anualmente han convertido el Mediterráneo en la mayor fosa común migratoria del mundo, e indicador de la brecha entre la supuesta función de búsqueda y rescate que asumió Frontex tras su reciente reforma y las prácticas reales en ese sentido. Ahora bien, resulta obsceno que la Comisión ahora se lamente por esta decisión y culpe a Estados Miembro como Italia, usando a Salvini como espantajo para escurrir la responsabilidad comunitaria en la dejación de funciones de rescate en el Mediterráneo, cuando la UE y su Europa Fortaleza ha asumido en la práctica gran parte de la agenda xenófoba de la extrema derecha y, sobre todo, cuando en los planes de la Comisión estaba reforzar la externalización de fronteras en curso con más fondos para la Guarda Costera libia, un no Estado tomado por señores de la guerra y donde no se respetan los derechos humanos”.
“No habrá fragatas de la OTAN”, prosigue Albiol, “pero la externalización de fronteras va a seguir su curso, ya que se mantiene el entrenamiento a los denominados guardacostas libios, que no son más que milicias responsables de la vulneración sistemática de derechos humanos. Formación en la que por cierto el Estado español participa. Nuestra posición no ha cambiado en nada. Queremos misiones de rescate en el mar, vías legales y seguras para entrar a Europa y desmantelar la externalización de fronteras”.
España ha participado hasta la fecha con 259 efectivos en una operación en la que la UE ha destinado 62,8 millones de euros desde su nacimiento, según ha apuntado el Gobierno español en el Congreso.