Pasaban las nueve de la mañana del 13 de junio cuando el teléfono de Nawal Soufi empezó a sonar. Al otro lado, voces desesperadas pedían auxilio desde alta mar. Y, desde Catania, la activista siciliana de origen marroquí escuchaba sus ruegos y trataba de recopilar información concreta para alertar a los equipos de rescate. Acostumbrada a las peticiones de auxilio de migrantes en peligro, pronto entendió la gravedad de la llamada: en el barco, repetían, viajaban 750 personas.
Más de 15 horas después, el abarrotado pesquero desapareció en las profundidades del Jónico, convirtiéndose en la mayor tragedia migratoria del año y una de las más graves de la historia. Las autoridades helenas han recuperado 78 cuerpos sin vida, pero se teme que cientos de personas se hayan quedado en el mar. Nawal Soufi, activista dedicada a responder llamadas de auxilio de migrantes en peligro en el Mediterráneo, fue una de las primeras personas en hablar con los ocupantes de la embarcación y en avisar a la Guardia Costera griega.
Desde la mañana hasta la noche del 13 de junio, la activista se mantuvo pegada al teléfono, intentando tranquilizar a sus interlocutores. A ella le siguieron miembros del colectivo Alarm Phone. Durante toda la jornada, publicaron en redes sociales las novedades recibidas desde el pesquero en peligro, cuando aún apenas nadie sabía de su existencia, hasta convertirse en noticia mundial tras su naufragio.
9:35 horas. “Estoy gestionando el SOS de un barco con 750 personas a bordo, que salió de Libia y se encuentra en dificultades en este momento”, escribió Soufi en su perfil de Facebook. “Las personas a bordo corren el riesgo de beber agua de mar, el agua se acabó después del cuarto día de navegación”, decía más de 15 horas antes del siniestro.
10:13 horas. La activista siciliana publica por primera vez en Facebook la posición de la embarcación, enviada por los migrantes desde el barco a las 9:43 horas: “Dramática situación a bordo. Necesitan ayuda inmediata”, advierte por redes sociales. Soufi alerta por primera vez a las autoridades responsables en salvamento de Grecia, Italia y Malta: “Los migrantes no sabían exactamente dónde estaban, pero gracias a la ubicación instantánea del teléfono [satélite] Thuraya, pude obtener su ubicación exacta y alerté a las autoridades relevantes”.
14:17 horas. Los náufragos, desesperados, llaman a otros números de emergencias a su alcance. La red de activistas Alarm Phone recibe la primera llamada desde el pesquero en peligro, según un comunicado publicado por el colectivo. “Es difícil comunicarse con ellos. Dicen que no podrán sobrevivir a esa noche, que están muy angustiados”, explican desde la organización, que intenta recibir sus coordenadas GPS para poder alertar también a las autoridades pero “la llamada se corta”.
14:22 horas. Nawal Soufi, desde Sicilia, recibe una nueva posición GPS de las personas a bordo del pesquero, que siguen en contacto con ella para pedir ayuda. La activista envía las nuevas coordenadas a las autoridades italianas, maltesas y griegas. La situación se torna cada vez más dramática. La falta de agua y comida tras cinco días de travesía empieza a tener las primeras consecuencias: “Siete personas se han desmayado a bordo”. Los migrantes le cuentan que dos embarcaciones desconocidas se han aproximado a ellos: “Actualmente, hay dos barcos junto al pesquero, pero los migrantes no pueden leer los nombres de estos”.
16:13 horas. La ONG Alarm Phone también recibe la posición de los migrantes en riesgo [N 36 15, E 21 02]. Intentan recopilar más información pero no pueden conectar con ellos, según la cronología de los hechos publicada por el colectivo. A las 16:53 horas, la organización alerta a “las autoridades griegas por correo electrónico, así como a otros actores, incluidos Frontex y ACNUR Grecia”.
17:55 horas. El grupo de migrantes en contacto con Nawal Soufi llaman angustiados. La situación cada vez es más crítica y los náufragos empiezan a lamentar las primeras muertes a bordo: “Me dicen que seis personas están muertas y otras dos se encuentran en estado crítico. Espero desde el fondo de mi corazón que alguien demuestre que estoy equivocada”, escribe la activista. “Grecia ha anunciado que traerá agua y comida a bordo del barco en peligro”, añade. Unos minutos después, las personas en peligro aseguran haber visto un avión sobrevolando sobre sus cabezas. Al día siguiente, la Guardia Costera griega publicó una serie de imágenes aéreas del buque atestado de personas. Desde la cubierta, algunos hombres parecen levantar sus brazos para llamar la atención.
18:00 horas. Los activistas de Alarm Phone llaman a la compañía del buque mercante “Lucky Sailor”, informándoles de la situación del barco en peligro, localizado cerca de su ubicación. “Responden que solo actúan bajo la autoridad de los guardacostas griegos”. Dos horas después, a las 20 horas, los náufragos informan a Alarm Phone de que recibieron agua del buque mercante Lucky Sailor y que han estado en contacto con la “policía”. La ONG también detecta que un segundo barco mercante, el ‘Faithful Warrior’, está cerca del buque en peligro.
22:00 horas. Tras días sin apenas poder beber, viéndose forzados a ingerir agua de mar, los migrantes también cuentan a Soufi que una nave se aproximó al pesquero y lanzaron botellas de agua [presumiblemente el ‘Lucky Sailor’, atendiendo a la información de Alarm Phone]. “Un mercante que está cerca del barco arrojó botellas a un solo lado del barco. Cada vez que se tiraba una botella, los migrantes iban todos hacia un lado para poder recogerla. Esto causó un grave desequilibrio, con riesgo de hundir el barco”, alerta la activista en sus redes sociales. Más tarde, trataron de atar el barco con cuerdas, pero durante esta operación aumentó el pánico entre los náufragos, según detalló la activista posteriormente.
“Los migrantes se sintieron en extremo peligro porque temían que las cuerdas pudieran volcar el barco boca abajo y que las peleas a bordo por el agua pudieran causar un naufragio. Por esta razón, el pesquero se alejó ligeramente de la nave para evitar un accidente seguro”, cuenta Soufi en un comunicado en el que desarrolla el relato de los hechos completo. “De la noche a la mañana, la situación a bordo del barco se volvió aún más dramática: los migrantes estaban confundidos y no entendían si se trataba de una operación de rescate o una forma de poner sus vidas aún más en peligro”.
Última llamada. Soufi cuenta haber estado toda la tarde en contacto con ellos. “Intentaba tranquilizarlos y ayudarles a encontrar una solución. Todo el tiempo me preguntaron qué debían hacer y yo seguí diciéndoles que llegarían los equipos de rescate griegos”, cuenta la siciliana. Alrededor de las 23 horas (hora griega), un hombre le dijo: “Siento que esta va a ser nuestra última noche con vida”. Esa fue la última comunicación con el buque.
Tras el naufragio
El miércoles 14 de junio, la guardia costera confirmó el hundimiento de un gran barco pesquero en el Mar Jónico, en una posición cercana a las costas griegas. Los equipos de rescate habían recogido los primeros cuerpos sin vida hasta alcanzar los 78 muertos confirmados. Nawal Soufi supo que se trataba de ellos: “¡No! ¡Dios mío!”, publicó en su Facebook. “Llevo toda mi vida llevando a cabo esta misión y no he aprendido aún las palabras correctas para decirle a una madre que ha perdido un hijo. Son 750. Sus voces están impresas en mi mente... Docenas y docenas de llamadas, llantos, gritos...”. La activista se preguntaba si alguna de las personas con las que contactó, alguna de esas voces angustiadas, a las que aseguró que los equipos de rescate irían en su ayuda, formarían parte de la lista de fallecidos: “¿Entre los muertos estará la mujer que me llamó primero? ¿Será el hombre? Parecía sediento. Ya no podía pronunciar las palabras. Me estaba rogando, diciéndome que informara a cualquier país europeo que venga a buscarlos”.
Mientras Soufi y los activistas de Alarma Phone aseguran haber pasado una jornada completa en contacto con migrantes que, desde el pesquero naufragado, rogaban ser rescatados, la versión difundida por las autoridades griegas contrasta con su relato. Según la Guardia Costera helena, el buque en peligro rechazó varias ofertas de asistencia tanto de la guardia costera como de los barcos mercantes que se aproximaron a la zona. Según la institución griega, el capitán “quería continuar a Italia”.
La activista siciliana asegura que decenas de migrantes pedían auxilio y no querían ir a Italia. “Cuando los migrantes se alejaron ligeramente del mercante [que les prestó ayuda] no tenían intención de continuar el viaje a Italia, porque no sabrían navegar para llegar a aguas italianas, ya que el verdadero conductor del barco estaba desaparecido y seguían preguntando qué hacer. Necesitaban ayuda en las aguas donde se encontraban. Si me hubieran expresado la voluntad de querer continuar el viaje a Italia, habría enviado una actualización a Malta, Grecia e Italia, pero los inmigrantes nunca dijeron nada así”, explica Soufi.
El enviado especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para el Mediterráneo occidental y central, Vincent Cochetel, ha cuestionado la explicación con la que la Guardia Costera griega ha justificado no haber rescatado la embarcación en riesgo: “Este barco no estaba en condiciones de navegar y no importa lo que hayan dicho algunas personas a bordo, la noción de angustia no se puede discutir”.
“¿Es posible que las autoridades griegas hayan interpretado la reacción del buque de los migrantes a la situación de peligro generada [por el pánico despertado] como una huida del propio rescate? Es una pregunta que no puedo responder, pero puedo testificar que estas personas siempre han pedido ser salvadas por el país que fuese”, lamenta la activista, pendiente aún de las llamadas de los familiares que buscan cualquier respuesta sobre el paradero de sus seres queridos.