Hungría toma como “un ejemplo a seguir” las vallas de Ceuta y Melilla

El país europeo con una política fronteriza más férrea contra los refugiados, el que ha creado leyes específicas para impedir su entrada y condenar a aquellos que sortean sus nuevas alambradas, aquel que ha empleado material antidisturbios contra ellos, toma a España como modelo a seguir. Durante su visita a Ceuta de este viernes, la embajadora húngara en este país, Eniko Gyori, ha destacado que la política fronteriza en Ceuta “es un ejemplo”. Según afirma, “Europa debe aprender sobre lo que Ceuta lleva años trabajando”.

La embajadora de Hungría en España viajó este viernes a Ceuta con el objetivo de reunirse con el delegado del Gobierno en la ciudad autónoma, Nicolás Fernández Cucurull, para “conocer la realidad migratoria”. En su visita, Gyori observó de cerca la valla que separa la ciudad de Marruecos y se interesó por las “políticas de control fronterizo” ceutíes.

La visita no fue improvisada. La embajadora húngara aseguró que estaba “planificada desde hace meses”. Para argumentar su interés en trasladarse a la ciudad autónoma, Eniko Gyori explicó que “Hungría está en una situación muy difícil” por lo que su país “exige un eficiente control de la frontera exterior”. Como las políticas fronterizas españolas de las que, según subraya la representante del Gobierno que está siendo duramente criticado por los estados miembros por su trato a los refugiados, debe aprender Europa.

No es la primera vez que Hungría elogia a España por sus políticas de control de fronteras en las ciudades fronterizas de Ceuta y Melilla. “El hecho de que nadie, aparte de Hungría y España, quiera defender las fronteras de Europa es bastante deprimente”, apuntó el líder europeo en un artículo publicado en el Frankfurter alemán.

Pero ¿cómo son las vallas españolas que Hungría toma como ejemplo?

La estructura de la valla de Ceuta, aunque de menores dimensiones, es similar a la nueva alambrada húngara que estas semanas ha dejado imágenes desoladoras de refugiados agolpados frente a ella. La ciudad autónoma está separada de Marruecos a través de una doble valla metálica de seis metros de altura y 8,2 kilómetros de largo.

La alambrada está cubierta de alambre de cuchillas en diferentes niveles del lado marroquí, un material que provoca profundos cortes en aquellas personas que tratan de saltarla. La empresa española ESF -perteneciente al grupo Mora Salazar- encargada de fabricar y colocar las llamadas concertinas en las fronteras españolas, ha sido también la responsable de su suministro a Hungría, cuya valla cuenta con grandes cantidades de este elemento cortante.

En determinados “puntos estratégicos”, la alambrada está reforzada con un material denominado 'malla anti – trepa', un tipo de malla electrosoldada formada por una cuadrícula de 13 x 13 milimetros y con un diámetro de alambre de 1,4 milímetros. De esta forma, ellos huecos son “lo suficientemente pequeño para evitar la introducción de dedos y pies, para impedir que se supere el vallado mediante la escalada”, aseguran desde Mora Salazar, también encargada de la fabricación de este material fronterizo.

Por su parte, la alambrada de Melilla es mucho más elaborada. Está formada por una estructura fronteriza de 12 kilómetros de largo formada por tres partes: dos vallas de seis metros de altura y, entre ambas, una “sirga tridimensional”, un obstáculo enredar a las personas que tratan de saltarla.

Está formado por un entramado de cables de acero anclados con estacas de diferentes alturas –que van desde uno hasta tres metros– que impide el paso tensándose al apoyar peso en él, imposibilitando el uso de escaleras y la colocación de mantas para acceder a la segunda y última alambrada.

La política fronteriza en Ceuta ha sido cuestionada por organismos defensores de derechos humanos en distintas ocasiones. El 6 de febrero de 2014 15 personas murieron en las aguas fronterizas ceutíes en un intento de entrada repelido por la Guardia Civil con el lanzamiento de pelotas de goma y botes de humo muy cerca de donde se encontraban los inmigrantes. En 2009, una persona murió desangrada debido a los cortes provocados por el mismo alambre de cuchillas, de fabricación española, que el Gobierno húngaro ha instalado en la nueva valla que le separa de Serbia.