El secretismo emborrona los detalles de la remodelación de las vallas de Ceuta y Melilla. “Por razones de seguridad”. La promesa del Gobierno de retirar las concertinas de la alambrada llevará consigo una profunda reforma del entramado fronterizo actual, de lo que se sabe algo pero no mucho: habrá elevación del vallado en ciertos puntos “sensibles”, se eliminará la sirga tridimensional, se colocará una “corona” en sustitución de las cuchillas o concertinas pero se crearán “nuevas barreras físicas” que “impidan trepar” a los inmigrantes.
Aunque las obras han comenzado y los operarios de la empresa de Transformación Agraria S. A. (TRAGSA) se encuentran inmersos en la retirada de las concertinas desde hace casi tres meses, Interior se resiste a especificar los nuevos elementos “no lesivos” que incorporará a las alambradas en sustitución del criticado elemento cortante. “No podemos dar más detalles por razones de seguridad”, reiteran desde su departamento.
Las obras, según Interior, siguen el último calendario establecido a finales de noviembre del año pasado, después de haber pospuesto su inicio en varias ocasiones desde 2018. La reforma, que se prevé finiquitar en octubre de este año, cuenta con un presupuesto de casi 18 millones de euros (8.366.333 euros destinados a Ceuta y 9.533.549 euros a Melilla).
Adiós a la sirga tridimensional
Durante el último año, Interior sí ha confirmado los puntos que desaparecerán de los actuales entramados fronterizos. Más allá de la prometida eliminación de las cuchillas, debido a las lesiones que provocan, el Gobierno ha empezado a desmontar la denominada “sirga tridimensional” de la valla de Melilla. Se trata de la “tercera valla” creada en 2006 durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero en la zona intermedia de la triple alambrada melillense.
En la actualidad, esta zona está compuesta por un sistema de trenzado de cables de acero sin estructura lógica, atados con postes de distintas alturas. El Ejecutivo aseguró entonces que la medida permitiría retrasar el salto de los migrantes una media de 15 minutos pues, decía, evitaría el uso de escaleras y la colocación de mantas para acceder a la última verja, la más próxima a España. En la práctica, su ineficacia derivó en la cancelación de la instalación de la misma sirga tridimensional en la valla de Ceuta.
13 años después, Grande-Marlaska ha empezado a retirarla de la alambrada melillense. “Había demostrado no ser un elemento útil para la seguridad de los perímetros fronterizos”, explican desde Interior a eldiario.es.
El sistema de gas pimienta se retirará
Nunca ha llegado a utilizarse, pero desde 2006 existe un sistema de aspersores de gas pimienta en el interior del entramado fronterizo. El objetivo de su colocación era “dificultar la visión” de quien intentase sortear la alambrada. A pesar de permanecer instalado desde entonces, no se activó debido al riesgo de causar graves lesiones entre los migrantes, al rociar gas lacrimógeno contra gente exhausta y con posibles enfermedades respiratorias.
Interior confirma a este medio haber decidido retirarlo porque “no funcionaba ni cumplía el cometido para el que fue instalado”.
Tramos de hasta 10 metros en las “zonas sensibles”
En aquellas zonas del vallado por las que se han producido más entradas, se incrementará la altura hasta un 30%, alcanzando los 10 metros en algunos puntos de ambas fronteras. En la actualidad ambas verjas se sitúan en torno a los seis metros. En esos mismos puntos considerados “vulnerables” por las fuerzas de seguridad, se añadirán “nuevas barreras físicas que impidan trepar, reduciendo el riesgo de caídas y otro tipo de heridas”.
En 2014, el Gobierno de Mariano Rajoy colocó en determinadas áreas del perímetro fronterizo un refuerzo de las ya existentes “mallas anti-trepa”, formada por una alambrada cuyos metales entrelazados dejan unos agujeros más estrechos de lo habitual que dificultan la introducción de los dedos a la hora de intentar escalar por ella. Muchos migrantes, sin embargo, continuaron trepándola.
Interior rechaza dar información sobre los futuros obstáculos que pretenden evitar la escalada. De nuevo, “por razones de seguridad”.
Retiran cuchillas en España, aparecen en Marruecos
La retirada de las concertinas fue la primera promesa de Grande-Marlaska al frente de Interior. En 2018, el ministro aseguró que las cuchillas serían sustituidas por otros tipos de elementos “no lesivos” que aún no ha concretado. Mientras en Melilla este alambre cortante fue retirado de la zona superior en 2006 -pero permanecieron en otros puntos-, la verja de Ceuta aún sigue coronada sus púas.
En este sentido, el Gobierno ha asegurado que colocará una “nueva corona del vallado” que “garantizará la seguridad de manera no cruenta”. Otra de las incógnitas continúa siendo qué material conformará la zona más alta del perímetro fronterizo. En declaraciones recogidas por El Pueblo de Ceuta, la delegada del Gobierno en la ciudad autónoma aseguró que el nuevo obstáculo consistiría en la incorporación de “un cilindro liso” que buscaría impedir que una persona salte la valla.
Esta posibilidad coincide con la propuesta de remodelación enviada por la Guardia Civil al Ministerio, adelantada el año pasado por El Español. Desde Interior, niegan a eldiario.es que una barra cilíndrica vaya a ocupar la zona superior de las vallas.
Desde principios de diciembre, los operarios trabajan cada día en las ciudades autónomas para liberar a las barreras españolas del alambre de cuchillas. Al mismo tiempo, Marruecos ha construido en los últimos meses una nueva verja coronada por concertinas en lado marroquí de la frontera con Ceuta.
En febrero, Fernando Grande-Marlaska insistió en que “era mentira” la información sobre la creación de un nuevo obstáculo en Marruecos pero ya es una realidad. El camino que recorre la valla está trazado a lo largo de toda la frontera de Ceuta, pero en territorio marroquí. Alrededor de la verja se han creado garitas de control y pequeños cuartelillos para los agentes de vigilancia de la Gendarmería Real.
Aunque la construcción del vallado comenzó cuando España anunció la retirada de las concertinas, las autoridades marroquíes mantienen que este proyecto de refuerzo en la frontera es anterior a la llegada del PSOE al gobierno y a los acuerdos económicos con la Unión Europea (UE) del pasado verano, por los que se prometió al país magrebí la dotación de 140 millones de euros para controlar la migración y evitar que lleguen personas a España.