Varios marroquíes agreden a inmigrantes subsaharianos y a una activista española en Tánger

“Estoy bastante dolorida, con marcas de golpes en el pecho, la espalda, los brazos... Pero si no llega a ser por la ayuda de los compañeros subsaharianos, ahora mismo podría estar muerta”. Helena Maleno, miembro del Colectivo Caminando Fronteras, cuenta en conversación telefónica con eldiario.es las agresiones y vejaciones a las que fue sometida esta madrugada por los vecinos marroquíes del barrio Boukhakef en Tánger, una zona en la que residen inmigrantes subsharianos que esperan intentar entrar a la península y donde sufren con frecuencia hostilidades.

El viernes, esas hostilidades terminaron con cinco personas trasladadas al hospital por heridas de arma blanca después de que un grupo de origen marroquí armado con palos y machetes la emprendiera a golpes contra varias personas subsaharianas ante la presencia, según Maleno, de la gerdarmería marroquí.

Los incidentes se iniciaron, como cuenta la investigadora experta en migraciones, sobre las seis de la tarde del viernes, cuando un grupo de mujeres subsaharianas, acompañadas por sus hijos, regresaban en autobús de un festival africano. “A su entrada al barrio, encontraron hordas de marroquíes con piedras que las hicieron bajar del vehículo para intimidarlas y agredirlas”. Maleno, que en ese momento no se encontraba en la zona avisó a la policía y al Consejo Regional de Derechos Humanos de Tánger. Tras su llegada, lograron ir dejando a cada una de las mujeres en sus respectivas casas. Algunas de las viviendas de la zona habían sido quemadas.

Sobre las 23.00, Maleno recibió el aviso de que varios inmigrantes subsaharianos se arremolinaban en torno a la mezquita para protegerse de las amenazas de un grupo de medio centenar de marroquíes. La gerdarmería acudió al lugar del incidente y, cuando la activista se acercó a hablar con el comisario, varios hombres de origen marroquí comenzaron a insultarla: “Puta española, vete a Tindouf”.

Maleno relata que fue agarrada de los pechos y recibió golpes en varias partes del cuerpo. Esa misma tarde, dos mujeres subsaharianas habían sido agredidas sexualmente. “Si esto me ocurrió a mí, no me quiero imaginar el calvario que viven día a día las mujeres aquí”, dice al otro lado del teléfono. Su voz suena cansada, aunque su testimonio es aún agitado por la violencia de lo ocurrido.

“Los compañeros subsaharianos acudieron en mi ayuda y, formando un cordón de fuerza, y me sacaron de allí. Tenía identificado a mi agresor, pero la policía marroquí se limitó a decirme que estaba provocando”, cuenta. Unos minutos después, el grupo de marroquíes sacaron piedras y machetes. “Uno de ellos quería cortarme, si no fuera porque un chico subsahariano frenó el machetazo interponiéndose entre nosotros podría estar muerta”, afirma.

Todo el barrio, asegura la activista, “estaba tomado”. “Era una batalla campal con el testigo mudo de la gerdarmería”, describe. Según su testimonio, el grupo armado instaba a gritos a los inmigrantes subsaharianos a cruzar el Estrecho: “Marchad al agua, partid a España”.

En esta situación, Maleno fue recogida por un taxista que paró en marcha al ver que era perseguida. Poco después, la policía marroquí abandonó el barrio. “Se marcharon, les abandonaron mientras quemaban sus casas y les robaban”, denuncia.

“Se están vulnerando sistemáticamente los derechos de los inmigrantes. Las vejaciones a las que me sometieron ayer ocurren en el día a día”, advierte. “Y denunciar, agrega, sirve de poco aquí. Yo me lo he planteado, pero si lo haces entras en un sistema que no te ofrece ninguna garantía”.

La investigadora experta en migraciones ha sido una de las personas que más activamente ha denunciado que los gerdarmes marroquíes no vigilaron las costas del país vecino el lunes y el martes pasado, cuando llegaron al Estrecho centenares de personas a bordo de barcas de juguete.